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Análisis de I-L2 Sturmovik para Xbox 360

No sabía qué esperar de I-L2 Sturmovik: Birds of Prey. La información con la que contaba es que la franquicia ha sido una referencia en cuanto a simuladores para PC. En cuanto a esta versión para consola la referencia que tenía es que Wayfarer había jugado durante la GamesCom y que le había gustado bastante. Tras haberle echado unas cuantas horas al modo campaña debo decir que a mi también me ha gustado, pero no como esperaba: Aunque recuerda a la serie Ace Combat, reconozco que tiene su propia personalidad, con muchos toques de simulador.

Una personalidad que empieza por el hecho de que I-L2 Sturmovik: Birds of Prey está basado en la Segunda Guerra Mundial. En los shooters es un argumento socorrido, en los juegos de aviones no tanto. Aquí, encarnando a diferentes pilotos que realmente existieron en misiones que realmente se llevaron a cabo, deberemos enfrentarnos, cómo no, a Alemania y a su superior fuerza aérea, la Luftwaffe.

El punto diferenciador de I-L2 Sturmovik: Birds of Prey es que no ha renunciado al espíritu de simulador que hacía gala en las versiones para PC, dentro de las limitaciones propias del controlador de una consola, nada que ver con las posibilidades que ofrece un teclado o un joystiq de vuelo avanzado. Pero hay cosas que se han apañado muy bien, como por ejemplo el control de velocidad utilizando el stick derecho, o la apertura del tren de aterrizaje presionando el botón select.


Hay que destacar el trabajado doblaje al castellano del juego, que incluye algo tan difícil como un doblaje localizado con acentos característicos. Así escucharemos hablar a los personajes en castellano pero con el acento de su lugar de procedencia, al más puro estilo Michael Robinson. Otra muestra del cuidado con el que se ha realizado el juego es su voluntad de ser una minienciclopedia multimedia de las batallas aéreas de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo modelados de los aviones que intervinieron, biografía de los protagonistas, información de las misiones y demás material que se irá desbloqueando a medida que superemos los niveles del juego.

Visualmente I-L2 Sturmovik: Birds of Prey no está mal aunque no es demasiado espectacular. Lo mejor con diferencia, como toca, es el enorme detalle con el que se ha representado cada avión. También es reseñable el motor de colisiones, que nos permitirá cortar con nuestras ráfagas las alas de las máquinas enemigas. Donde flaquea es en el detalle de los gigantescos mapas donde transcurren los niveles – aunque encontramos edificios emblemáticos, como la Catedral de Notre-Dame de París – y en algún que otro defecto gráfico, como puntuales ralentizaciones.

I-L2 Sturmovik: Birds of Prey es quizá el mejor juego de aviones disponible para cualquier consola de sobremesa. Al menos es el más profundo y quizá también el que ha sido desarrollado con unas pretensiones más elevadas por conseguir algo nuevo. Quizá sea este juego la experiencia más cercana a un simulador de vuelo que haya en consola, pero su mayor mérito es que, aún así, es divertido.

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