¡Quién lo hubiera imaginado! Tras las mediocres críticas y jugabilidad de la primera entrega, unas ventas más que mejorables y pocas excusas para dar continuidad a Kane & Lynch, los dos tipos más duros que ha dado el sector desde Marcus Fenix, Eidos se ha atrevido a realizar la segunda parte en la que la ciudad de Shangai es tan protagonista como los barbitúricos de Lynch. Violencia, degeneración, ciertos toques gores y un intento de recrear la acción como si un capítulo de “Mi cámara y yo” se tratara son sus señas de identidad.
Un par de asesinos natos
Que la “personalidad” de los protagonistas es uno de los puntos que se ha intentado exponenciar en esta segunda entrega no deja lugar a dudas. La neurosis de uno y la psicopatía del otro se han intentado encajar en una parca historia que se puede resumir como “íbamos a hacer negocios pero algo salió mal”. El tratamiento de los personajes en la historia resulta insuficiente y con la excepción de cierta secuencia no apta para ojos sensibles en la que la desnuda, y torturada a lo “La pasión de Cristo”, pareja debe huir por las calles de Shangai hechos unos ecce homos, no hay puntos reseñables a nivel argumental.
Para la presentación se ha optado por darle un toque realista con un seguimiento de la acción con la cámara al hombro, como si de un documental de tele realidad o un film al estilo “El proyecto de la bruja de Blair” se tratara. El resultado puede parecer interesante los primeros minutos, pero poco a poco el mareo se llega a apoderar de tu cerebro y o desactivas la opción de movimiento de cámara o corres el riesgo de que te gire la cabeza como a Regan.
Acción y más acción
En cuanto a materia jugable, Kane & Lynch 2 es una sucesión continua de secuencias de disparos, que podemos jugar o bien solos o bien en cooperativo a pantalla partida u online, en las que van a morir más orientales que en toda la filmografía de Jet Li. Siguiendo la moda Gears of War disponemos de múltiples coberturas (en este caso destructibles, el único punto positivo reseñable) desde las que tendremos que abatir a los sicarios que nos atacan sin piedad. El sistema para cubrirse (pulsación del botón A) presenta los típicos fallos de sensibilidad y es común atacarse con una pared o no girar hacia el punto al que quieres ir, amén de que a la cámara le cuesta más de lo debido el responder y ponerse en un ángulo óptimo.
El sistema de impactos resulta también algo peculiar y los enemigos pueden tragarse medio cargador de la ametralladora y levantarse para ponerse a cubierto unos segundos después. A su favor diremos que la inteligencia artificial juega con cierta ventaja y no es raro que un sicario escondido acabe con tu vida cuando crees que tienes vía libre. Recordad: no has acabado con todos si no se graba automáticamente la partida.
Desgraciadamente el juego es tremendamente lineal y, salvo una espectacular secuencia sobre raíles que tiene lugar a bordo de un helicóptero en el tramo final del juego, la variedad es nula. No hay que buscar objetos para desbloquear extras, ni exploración, ni el mínimo atisbo de libertad. Solo disparar, disparar y disparar. La duración del modo historia es muy breve (en algo menos de cuatro horas lo puedes dar por finiquitado) por lo que tendríamos que encontrar su atractivo en el modo arcade y en el multijugador. En ambos casos encontramos algunas ideas interesantes pero una ejecución mejorable.
Bala perdida
Es el caso de la modalidad Alianza frágil, en la que hasta ocho jugadores tienen que robar un objetivo y fugarse con el mayor botín posible. La gracia reside en que para conseguir más que los demás debemos traicionar a un miembro de nuestro equipo y robarle su parte del pastel, por lo que nos etiquetarán de traidor y el resto de compañeros podrá aniquilarnos sin consecuencias. Los otros dos modos de juego, Policía encubierto (en el que debemos evitar que se cometa el robo) y Policías y ladrones, que no necesita mucha explicación, completan la terna multijugador que está plagada de problemas de lag, desconexiones y los implícitos derivados del diseño del juego, como la dureza del sistema de cobertura y de impactos.
El resultado es que Kane & Lynch 2: Dog Days resulta tan impreciso e insustancial como la primera entrega y a pesar de cierta corrección en la acción y algunas ideas buenas no consigue alcanzar las dosis de calidad y cantidad exigibles en un AAA.