En 2008 nacía un estudio formado por antiguos profesionales de EA, Ubisoft y Criterion, Dontnod Entertaiment. Su primer juego, Remember Me, llamó la atención de todos y a pesar de tener grandes ideas y ser visualmente cautivador terminó considerándose un fracaso poco después de su lanzamiento, ahora toca redimirse con Life is Strange.
Cuando a principio de años Square Enix nos hizo saber que Dontnod Entertaiment lanzaría una nueva aventura en formato episódico hubo sorpresa y agradecimiento a partes iguales, primero por tratarse Life is Strange de una de las muy necesarias nuevas IPs lanzadas este año y segundo porque este joven estudio todavía tenía que demostrar que había potencial y saber hacer en sus filas, y vaya si lo han hecho.
En Life is Strange nos adentramos en los dramas de la adolescencia como estudiante de una de las facultades de arte más prestigiosas del mundo en el ficticio Arcadia Bay, un lugar inspirado por los pueblos de Oregón, Estados Unidos. A través de los ojos de Max Cauldfield, una estudiante con un brillante futuro como fotógrafa viviremos una aventura que ondula entre el trhiller, el drama y la ciencia ficción con momentos de comedia y con toneladas de referencias a la literatura, el cine, los videojuegos, la música y en resumen la cultura pop de las últimas décadas.
Un día tan normal como cualquier otro en la academia Blackwell, Max recibe la capacidad de manipular el tiempo pudiendo así hacerlo retroceder a placer para tareas tan cotidianas como evitar que caiga refresco en un libro, cambiar la respuesta que damos en una conversación para hacernos amigos de todos o simplemente salvar el mundo de la destrucción inminente.
A la capacidad de rebobinar el tiempo se le suma la toma de decisiones constantes en casi cada paso; habrá decisiones que tendrán consecuencias irrelevantes para el devenir de la historia pero cuidadas al detalle para respetar la consistencia del mundo que nos rodea y otras cambiarán drásticamente el futuro de nuestra partida incluso mostrándose dicha consecuencia en cualquiera de los 5 capítulos de los que se compone la aventura. La importancia de ciertas decisiones es tal que puede resultar en la muerte de algún personaje importante de la historia.
Pero si la parte de ciencia ficción la pone el control del espacio-tiempo el realismo viene dado por unos personajes sólidos y con personalidad aunque ciertamente (e intencionadamente esperamos) estereotipados que referencian a cualquier teen movie americana que os venga a la mente. Llegaremos a empatizar con los personajes que pueblan el mundo de Max, a quererlos u odiarlos, a salvarlos o hacerles la vida imposible.
Life is Strange ha resultado ser una suerte de oda a la cultura pop en forma de serie para adolescentes jugable que consigue conquistar por tener una de las historias memorables de cuantas hemos vivido en el género de la aventura gráfica moderna (entiéndase como tal el estilo de los múltiples juegos actuales de Telltale Games) este año.
A las historias que guarda cada escenario de Life is Strange se le suma un estilo visual característico y rozando lo cartoon que consigue hacernos olvidar que estamos ante el juego un millón desarrollado con el más que explotado Unreal Engine, con unas escenas ejecutadas con majestuosidad que harán imposible que no queramos capturar cada plano de sus muchas cinemáticas. El toque musical lo pone una banda sonora compuesta por temas de música independiente; en su mayoría un pop pausado de la mano de grupos como Syd Matters, quienes abren la parte musical del juego con la fantástica To All of You, tema que llevo escuchando desde que lo escuché por primera vez en el primer capítulo de Life is Strange.
También hay sombras entre las muchas luces de Life is Strange, como ciertos momentos en los que la necesidad de crear tensión, drama y espectacularidad sacrifica el guión y lo deja con algunos fallos colgando que deslucen especialmente al lado de los momentos bien trabajados del mismo. También habrá quien eché en falta algo más de interacción real, de juego por llamarlo de algún modo, pero creo que este tipo de aventuras están aquí para quedarse y que debemos aceptar que en algunas historias no necesitamos ser parte activa cada segundo.
En definitiva Life is Strange ha sido la primera prueba real de que en Dontnod Entertaiment hay talento y de que tienen por delante un futuro brillante. No os voy a mentir, ojalá Life is Strange 2 nunca existiera, porque a pesar de que hay historias que no queremos dejar ir ni cuando han terminado sería mejor hacerlo y vivir para siempre con el dulce recuerdo del viaje, aún así parece que una segunda temporada está en desarrollo y suponemos querrá dar respuestas a unas preguntas que no deberían responderse. [90]