En los últimos años los británicos de Roll7 han conseguido hacerse un nombre entre la escena indie y ser una de las niñas bonitas de la popular distribuidora independiente Devolver Digital, todo esto conseguido con la franquicia OlliOlli que cuenta con dos entregas de una factura brillante. Sin alejarse de su zona de confort lanzaron un poco después Not A Hero.
Y si digo que Roll7 no se aleja de la comodidad que parecía proporcionarles sus anteriores trabajos sobre el skate es porque cada partida de Not A Hero se parece más a los propios OlliOlli que a cualquier otra cosa. Estamos ante un shooter en 2D con un sistema de coberturas que comprende y aplica las claves de los grandes juegos arcade de los últimos tiempos como son Hotline Miami, Nuclear Throne o los ya mencionado OlliOlli.
En Not A Hero encarnamos a un elenco variado de personajes estereotipados y bastante locos que aniquilan a cualquiera que se interponga entre la alcaldía y su jefe, el Bunnylord, un conejo tan morado como antropomórfico que se abre paso en la política a golpe de plomo y un humor tan negro y básico como la receta del juego que habita.
Hay humor, hay violencia, hay espadas y armas de fuego como para ruborizar a un capo del narcotráfico mexicano y todo está en las manos de un estudio que ya ha demostrado saber hacer las cosas muy bien. Por todo esto cuesta tanto comprender qué es lo que falla en Not A Hero para que no sea una experiencia tan satisfactoria como debería. Nuestro paso por los niveles a despejar debe ser casi siempre tan rápido y milimétricamente estudiado como cabría esperar después de comprobar la perfección con la que era necesario ejecutar trucos en sus hermanos. Y que sea tan necesaria la perfección diluye e invalida algunas decisiones de diseño como la de introducir un buen número de personajes jugables cada uno con habilidades y formas de moverse distintas, el motivo por el cual esto falla es que es imposible completar los 3 objetivos secundarios que acompañan cada nivel con un personaje de nuestra elección, de hecho el mejor personaje de lejos es Mike, un adicto al crack realmente rápido que ejecuta a los enemigos que tumbamos con el más que obligatorio movimiento de dash y cuyo feeling al mando es superior al resto por mucho.
Si en Broforce fallaba el diseño de personajes porque el azar determinaba si conseguíamos el personaje necesario en el momento justo el caso de Not A Hero es casi peor porque nos quedamos con un plantel de personajes a los que recurrir como mera curiosidad o por razones puramente estéticas pero nunca para ser lo más eficientes en cada situación y haber desaprovechado la oportunidad de diseñar grupos de niveles acordes a cada personaje y obligarnos a relacionar dificultades y soluciones es algo que pesa mucho en el acabado final del título.
En el desastre de los personajes no acaban los problemas de Not A Hero, pues a lo largo de los distintos niveles, todos ellos de diseño no cambiante y cuya única muestra de azar es la aparición de consumibles en forma de explosivos de distintos tipos y diferentes clases de munición, nos encontraremos con una falta de perfección que ya estaba presente en OlliOlli 2 y que nos venderá en muchas situaciones por enemigos que no se pueden abatir hasta que acaban de hacer su animación de entrada aunque estén delante de nuestro punto de mira durante un segundo valiosísimo, enemigos que no responden siempre igual a movimientos y jugadas idénticas y algún que otro bug que nos puede reventar la partida en la que por fin vamos a pasar el nivel que llevamos repitiendo 100 veces, porque sí, el nivel de adicción marca Roll7 nos puede hacer repetir un nivel hasta que nuestra memoria muscular trabaje de forma automática, algo que hacemos con gusto en Hotline Miami y que aquí no funciona por unos errores de diseño en los niveles incomprensibles.
Pero no nos pongamos catastróficos, completar Not A Hero al 100% está lejos de ser una tarea difícil a pesar de que por momentos se vuelva más frustante de lo que nos gustaría por motivos ajenos a nosotros, no estamos ante la mejor Roll7 pero si ante una que sigue dando a luz pura adicción en forma de videojuego, ya era una compra recomendada en PC y en PS4 personalmente lo he notado más cómodo de jugar dado que cuando el juego se porta y todo funciona como debe se dan auténticas partidas de pura coreografía cinematográfica. Lo que podría haber sido una compra obligada y otra muestra de la brillantez de un estudio nobel se queda en un juego que recomendar a todos los amantes de la acción arcade y de la exigencia de habilidad milimétrica, que no es poco. [70]