En su crítica de Rogue One para El Español, Javier Zurro comienza diciendo que hay ciertos productos culturales como Star Wars ante los que un crítico debe dejar claro al público su posicionamiento antes de comenzar a hablar de él.
Amor portátil
Él lo hace; al inicio de su texto se declara fan acérrimo de la saga de George Lucas para, acto seguido, ponerse a darle palos al último spin-off de la serie. Yo haré algo similar. Siempre he querido tener una WiiU, pero por cosas de pobre no he podido hacerme con una. Jamás pude jugar a Splatoon, ni a Mario Kart 8, ni a Bayoneta 2. Quizás esos son los juegos que más me llaman de la consola de Nintendo, pero si hay uno al que siempre he tenido ganas de echarle incontables horas ese ha sido Yoshi’s Woolly World.
Las pocas veces que he podido probarlo en eventos han terminado por confirmarme que necesitaba entrar en ese mundo blandito lleno de colorines y sitios por los que ver a Yoshi corretear y saltar. Quería perderme en él, pero no podía. Así que cuando me enteré que en Nintendo estaban trabajando en una versión para 3DS de ese videojuego bajo el nombre Poochy & Yoshi’s Woolly World fui yo el que empezó a corretear y saltar celebrando que por fin iba a poder visitar el planeta de lana.
No es lana todo lo que reluce
Mis cartas ya están sobre la mesa: con el hype por las nubes, esperaba grandes cosas de esta versión portátil, pero al mismo tiempo no había jugado casi nada al juego original, así que tampoco sabía muy bien qué podía esperarme. No tenía una guía con la que comparar este port. Lamentablemente casi no me hizo falta. Al empezar a jugar confirmé que uno de mis mayores miedos se había hecho realidad: Nintendo 3DS no tiene ni potencia ni resolución suficientes para recrear Woolly World como se merece. Mi gozo en un pozo. Por desgracia la lana había perdido tanta definición que casi podría haber sido sustituida por cualquier otro material y habría colado.
De pronto recordé otro videojuego con el que tuve una sensación similar. Corría el año 2009 cuando Sony anunció que Little Big Planet iba a llegar a PSP, una consola portátil ya casi olvidada por aquella época. Tampoco pude jugar al original ya que durante esa generación me pasé al bando de Microsoft y me perdí buena parte de los exclusivos de PS3, así que recibí este port como agua de mayo. Evidentemente tampoco era lo que esperaba; estaba tan limitado que ni siquiera pudo salvarse llevando el nombre de la saga. No era un Little Big Planet porque las capacidades técnicas de la portátil de Sony no dejaban que lo fuera. Era como comer sopa con palillos: podías notar el sabor, pero si querías disfrutarla como se merecía necesitabas una buena cuchara.
Una nueva oportunidad
Sin embargo esta sopa sabía diferente. En una entrevista concedida a GameInformer, Emi Watanabe, diseñador del juego original, explicaba por qué era importante que el mundo de Yoshi’s Woolly World estuviera hecho de lana: “Personalmente creo que el atractivo de la lana es que todo el mundo ha interactuado con ella y la ha tocado alguna vez. Puede imaginarse cómo es desenredar algo y tiene esa especie de sensación táctil que podemos imaginar mientras jugamos”. Y en parte es cierto, porque cuando juegas a Poochy & Yoshi’s Woolly World no puedes disfrutar de la lana visualmente debido a las limitaciones de la consola, pero gracias a sus animaciones y al genial tratamiento del gamefeel notas que todo el mundo está creado en ese material. Digamos que no puedes ver la lana, pero puedes sentirla.
Un plataformas para relajarse
Llegados a este punto es fácil descubrir de qué palo va Poochy & Yoshi’s Woolly World: el juego quiere que te relajes jugando, convierte un plataformas clásico en un paseo por un mundo de lana que a pesar de no ser todo lo preciosista que podría -como demuestra su versión de WiiU- guía al jugador con una jugabilidad fluida pero relajada. Nada de frenetismo. Su brillante diseño de niveles está más orientado a la búsqueda de secretos (en ocasiones demasiado evidentes, pero en la mayoría de los casos con una tutorización ambiental muy bien llevada) más que a la dificultad plataformera. De hecho casi parece que el propio juego se siente mal al proponerte retos.
No diría que es un videojuego fácil, más bien que su tempo es lento y quizás eso choca con su propio género. Habrá gente a la que eso no le guste, pero a mí me parece brillante. No es una carrera contrarreloj -aunque la sutil historia proponga lo contrario-, sino más bien una suerte de exploración pausada. Claro que quizás hay ciertas características opcionales que facilitan demasiado la experiencia, como el Modo Relajado -cuya sola presencia es toda una declaración de intenciones– o las insignias que impiden, entre otras cosas, que mueras al caer al vacío. En cualquier caso, como digo, son opcionales. Aunque es verdad que parece que el juego está pensado para jugar haciendo uso de ellas, es fácil alejarte de todas esas pequeñas ayudas.
Tu propio Yoshi de ganchillo
Tampoco es que todo en Poochy & Yoshi’s Woolly World tenga únicamente esa vertiente plataformera de la que vengo hablando durante todo el texto. Uno de sus grandes alicientes es la cantidad de añadidos que trae consigo este videojuego: cortos animados en stop-motion, minijuegos… No voy a enumerarlos todos, pero es cierto que le dan un matiz diferente que le alejan en cierto modo del simple port. Lo que sí me gustaría destacar es la opción de personalización de Yoshi, una característica que a pesar de su simpleza consigue que conectes directamente con el juego dándote la posibilidad de colorear a Yoshi a tu antojo.
En definitiva, lo máximo que le puedo achacar a Poochy & Yoshi’s Woolly World es que no sea tan bonito como su hermano mayor, pero eso es algo a lo que ya sabía que me iba a enfrentar. No puedo pedirle que se vea tan bien en Nintendo 3DS como en Wii U, evidentemente, y mi queja nace exclusivamente de la impotencia que siento de no haberlo podido disfrutar en su versión óptima. ¿Es una buena alternativa? Por supuesto, es totalmente disfrutable, pero quizás no deja de ser eso, una alternativa. Puestos a jugar a este título -cosa que recomiendo encarecidamente- lo mejor sería jugarlo en Wii U, pero si no puede ser, esta versión le hace justicia utilizando lo mejor que puede las características de 3DS. [75]