Con la llegada de la presente generación de consola que ahora da sus últimos coletazos, Konami dejaba el desarrollo de una de sus sagas más queridas y respetadas en manos extranjeras, y al externalizarse algo se perdió por el camino.
Tras un primer acercamiento a las nuevas máquinas con Silent Hill: Homecoming que no gustó demasiado quizás por su excesivo enfoque de acción, nada que ver con un resident evil por supuesto, la franquicia de la colina silenciosa recaló en tierras checas y perdio su último bastión, el bizarro compositor Akira Yamaoka. Asi las cosas, la octava incursión en la saga no pintaba demasiado bien, sin embargo Vatra Games, no sin algunos claroscuros, nos devolvió a las calles de Silent Hill.
Esta vez nos meteremos en la piel de Murphy Pendleton, un preso que, durante su traslado sufre un aparatoso accidente cuando el autobús de la carcel en el que viaja se sale de la carretera. Pendleton sobrevive, al igual que la agente al cargo de los presos, iniciandose una persecución que como no podía ser de otra forma los lleva hasta Silent Hill. Llegados a éste punto ya nos encontramos con una de las novedades introducidas en éste capítulo, la toma de decisiones.
Murphy se presenta como un protagonista diferente, está en la cárcel y nos regala una escena en las duchas de la prisión que lo aleja de la norma en la saga, sin embargo como buen personaje de un Silent Hill guarda muchos más secretos que iremos desengranando a lo largo del juego. Ese aura de tipo duro y gris se viene abajo por la mayor lacra del juego, el diseño de enemigos y en menor medida de personajes.
Argumentalmente fiel a la saga mantiene una historia interesante y adulta que se va descubriendo poco a poco, salpicada de los clásicos secundarios que ayudan a dar ese clima de extrañeza a Silent Hill, quizás no a la altura de los mejores de la saga, pero bien resueltos como el cartero de aparece de cuando en cuando.
Es en la narrativa otro apartado en el que se innova, a lo largo de nuestro periplo podremos realizar misiones secundarias que nos llevaran a descubrir hechos truculentos como asesinatos en el pueblo, pero que no acaban de ser interesantes, y desvían la atención de la historia sin estar conectados con la misma ni aportar nada remarcable. Es un buen aporte pero quizás se pueda reaprovechar en futuras entregas enlazando con la rica mitología e historia que se ha ido creando en anteriores entregas para darle más unidad al conjunto.
Silent hill Downpour – que significa «Aguacero» – respeta la esencia jugable de la marca, pocos enemigos, armas cotidianas como cuchillos, tuberías, etc.. (que no podremos acumular y que se estropean con el uso), puzzles, ambiente de tensión y soledad.. Pero aportando un toque más abierto, más de exploración, que nos permite disfrutar de el auténtico protagonista, el pueblo.
Vantra Games ha conseguido plasmar un silent hill reseñable,escenarios variados y bien diseñados, una atmósfera y sensaciones mas cercanas a los dos primeros títulos, añadiendo un nuevo elemento, la lluvia que da nombre a ésta entrega. Presente desde el inicio será un factor más para crear tensión, ya que cuando comienza los enemigos se vuelven más numerosos y peligrosos, lo que unido a que el combate no está especialmente conseguido nos hará correr a buscar refugio hasta que pase.
Y es aquí, en el diseño de enemigos donde el juego encuentra su principal problema: tópicos, sin sentido (¿Qué pinta una actriz kabuki diabólica en todo ésto?), repetitivos y mal diseñados. Parece que el juego se hubiese hecho por un lado y los enemigos por otro sin ningún consenso, mención especial para el jefe final…
Dejando esto de lado el sabor que deja Downpour en los visuales se podría resumir como artisticamente gratificante, pero técnicamente mejorable. Y es que da la sensación de que aquí falta pasta y recursos de por medio, de que Silent Hill ha pasado a ser un producto de segunda fila para Konami.
Vuelven los puzzles desafiantes, los ruidos inquietantes, la sensación de peligro sin ver nada, las revelaciones argumentales,los multiples finales, el aroma a Silent Hill clásico pero actualizado y por eso el estudio checo puede estar muy orgulloso del trabajo realizado.
La Otra Dimensión está presente como en el resto de la saga, pero con un enfoque diferente también, más dinámico que antaño. Muchas veces se nos presentará por medio de una luz roja que empieza a absorber todo allá por donde pasa y que nos hará huir a sabiendas de que si nos alcanza será el fin, aderezado por enemigos, trampas o cuchillas que elevarán la adrenalina en esos momentos. Diferente pero bien llevado.
En el apartado sonoro como comentaba ya no está el genio de Akira Yamahoka, pero el nuevo encargado ha salido airoso de la difícil tarea. No son las bizarras e inquietantes composiciones de antaño pero están a gran nivel y cumplen perfectamente. Además el sonido de las diferentes armas que usamos, los materiales que golpemos o los terrenos por los que transitamos están perfectamente plasmados, ningún reproche.
En definitiva Silent Hil Downpour es un juego disfrutable, hecho con cariño por la marca, que innova acertadamente mientras mantiene y potencia las señas clásicas que definen un Silent Hill, que tiene ese noseque que te hace seguir jugando pese a los evidentes problemas técnicos, en el combate, y de diseño de enemigos, y que sube el listón respecto a sus predecesores e ilusiona con una revitalización, que si Konami acompaña con recursos y mayor interés puede devolvernos una gran saga sin prostituirla. [80]