Con un poco de retraso por mi parte con respecto a su lanzamiento debido a que Sonic Frontiers no mete prisa en su desarrollo al invitar a que el jugador se entretenga y experimente con todo lo que ofrecen sus cinco escenarios, por fin estoy a disposición de relataros qué me ha parecido esta nueva entrega de la icónica mascota de Sega.
Un título que en un principio significa el inicio de una nueva era como lo fue en su momento la irrupción de Sonic Adventure. Y lo cierto es que las cartas mostradas por el Sonic Team han puesto de manifiesto que estamos ante una nueva propuesta valiente, ambiciosa y sorprendentemente funcional aún teniendo esa comprensible sensación de que estamos ante la primera piedra de una posible serie de títulos que mejoren la base de esta nueva entrega.
¿Y por qué digo esto? Porque aunque el mundo abierto le sienta genial a Sonic y que muchos aspectos que en un principio pintaban mal debido a esa extraña campaña de marketing de sus inicios, resulta que hay un amplio abanico de mecánicas que realmente funcionan y están bien implementadas. Aunque no es menos cierto que hay aspectos a pulir. Pero vaya, en mi caso debo decir que la base que se encuentra en Sonic Frontiers me parece más que suficiente para considerarlo como una de las mejores entregas de la mítica franquicia de Sega. Sí, no me importa afirmarlo con rotundidad.
Una estructura jugable muy clara
Pasando a hablar del juego en sí, lo cierto es que la premisa narrativa nos resultará familiar. Básicamente veremos a Sonic, Amy y Tails en ruta hacia la búsqueda de las esmeraldas del caos a bordo de su avión. El problema surge cuando se estrellan en una isla desconocida y Sonic, después de recuperar la consciencia, ve que sus compañeros han desaparecido. Así que a partir de aquí tocará saber qué ha sido de ellos y, de paso, saber en qué extraño lugar lleno de ruinas y extraños enemigos hemos terminado.
Como más o menos se dejaba entrever en previews, la estructura de Sonic Frontiers para conseguir cumplir los objetivos que nos proponen es bastante metódica y fácil de seguir. Básicamente en cada una de las cinco islas que acabaremos recorriendo deberemos conseguir siete esmeraldas que se encuentran desperdigadas de una manera u otra. Para obtener la mayoría de estas, tendremos que recolectar un número de llaves que conseguiremos a través de los llamados niveles del ciberespacio, que no dejan de ser las típicas fases frenéticas de la mayoría de las entregas de Sonic a partir de la época de las 128 bits.
Sí, no faltan los frenéticos niveles tradicionales
Lo cierto es que en este apartado he visto mucha disparidad de opiniones, sobretodo en el manejo de Sonic. Personalmente no he tenido problema alguno en este sentido, pero sí debo decir que estos niveles tienen la pega de contar solamente con cuatro ambientaciones, con lo cual la variedad se resiente. En todos ellos tendremos cuatro objetivos en cada uno (de los cuales tres son opcionales) para conseguir esas llaves que nos permitirán hacernos con las citadas esmeraldas y que básicamente son superar el nivel en menos de un tiempo determinado o con cierta cantidad de anillos, conseguir las cinco monedas rojas y la obligatoria, que es llegar a la meta.
Es importante decir que, aunque en un principio estas fases sean extremadamente cortas (no así mientras vamos avanzando en la aventura), los mencionados objetivos nos instan a rejugar en más de una ocasión estos niveles. Como lo cierto es que no es obligatorio superar todos, una vez acabada la historia podemos superar los faltantes y volver a experimentar los ya jugados en un modo arcade que se desbloqueará en el menú principal.
Pero ojo, que para acceder a estos niveles del ciberespacio tendremos que conseguir antes unos engranajes que sueltan los, diríamos, enemigos “importantes” llamados Guardianes que vemos en los escenarios, algunos de ellos muy divertidos de desafiar por como se «transiciona» al modo batalla y cambian las mecánicas en algunos de estos enfrentamientos. Lo malo de todo esto es que llegará un momento en el que no veamos muchos motivos de luchar, ya que nos daremos cuenta que este tipo de objetos que nos permiten avanzar en la historia los podemos conseguir de una manera más fácil (aunque difícil de acceder, por lo menos en mi caso) que deberéis descubrir por vosotros mismos
El «modo exploración» es su punto fuerte
En definitiva, hay una rutina muy marcada para superar la historia principal, por lo que podríamos pensar que poco más hay que hacer en Sonic Frontiers y que la monotonía es ommipresente ¿No? Pues no, ya que se nos da carta libre para movernos como queramos por unos escenarios llenos de elementos con los que interactuar, lo que hace muy apetecible y ameno recorrer cualquier parte de los extensos mapeados.
De hecho el diseño del mundo, ese que pintaba «regulín» por ver raíles al azar por el cielo, es lo que más me ha sorprendido de este título, ya que en cualquier punto del mapa se te insta a explorar cada uno de los recovecos del lugar en el que te encuentras, así como tener la posibilidad de ver a dónde nos pueden llevar los citados raíles, rebotar en los bumpers para llegar a plataformas difíciles de acceder y muchos más elementos del escenario que nos permiten llegar a cualquier punto de todas las islas. Curiosamente en muchos de esos tramos la jugabilidad cambiará para pasar a ser un plataformas 2D.
Además en prácticamente cualquier sección del mapa nos cruzamos con uno de los numerosos puzles (más variados de los que pensaba) que nos permitirán acceder a la información del mapa del lugar o se desbloqueará un nuevo tramo de un raíl entre otras muchas cosas. En serio, es una exploración que deja una sensación muy gratificante y que siempre tiene recompensa.
Sonic también pega guantazos
También nos encontramos con enemigos al que nos enfrentaremos de manera ventajosa debido al sistema de combate que ha implementado el Sonic Team y que, hasta cierto punto, tiene más chicha de lo que parece. Menciono esto último ya que, hasta que desbloqueé una habilidad en concreto de las que podemos conseguir al gastar puntos de experiencia, lo cierto es que había que seguir religiosamente ciertas rutinas de ataque según el enemigo.
Aparte no nos podemos olvidar de los jefes principales de cada mundo en los que deberemos derrotar de diferentes maneras mientras estamos convertidos en Super Sonic siendo estos enfrentamientos totalmente espectaculares y que al final dejan con ganas de más debido a que estos combates los podemos contar con los dedos de una mano.
Las referencias me han dejado muy descolocado…para bien
Y es que por la mayoría de lo que he descrito, resulta que al final me he encontrado con un juego que sorprendentemente bebe más de la saga NieR, (no, no es coña) y en parte de Mario Odyssey (principalmente por la manera en cómo se gestiona nuestros avances mediante la recolección de objetos, así como todo el tema desafíos), que de los otros títulos que, a priori parecía referenciar de manera más clara como podría ser The Legend of Zelda: Breath of the Wild o Shadow of the Colossus.
Y no solo en cómo combina en el modo aventura tramos con jugabilidad 2D y 3D, transiciones bastante orgánicas de cambio de género (aunque esto en Sonic Adventure ya pasaba por ejemplo) o en la evidente decadencia de los lugares que estaremos explorando y la utilización de la música, sino también vemos claras influencias en cuanto a una historia que cuenta con elementos narrativos con bastante similitudes a las entregas de NieR que ni de coña esperaba encontrarme en un Sonic.
Un apartado gráfico con claro margen de mejora
Gráficamente, aunque personalmente me ha dejado algunas estampas muy bellas, lo cierto es que no estamos ante un título que resalte especialmente en ese aspecto y sí que es evidente que hay un problema de carga de elementos del escenario al hacerlo de manera abrupta, sobretodo los que tienen que ver con los objetos rompibles y las plataformas y raíles que vemos a nuestro alrededor.
Pero también hay que tener en cuenta que nos movemos por los escenarios de un mundo abierto con una velocidad en los que este tipo de títulos no es que sea algo común. Yo lo he jugado en una PS4 Slim, versión que va a 30fps, y no he tenido ningún problema en cuanto a este apartado en materia jugable. Si optáis por otra versión de dispositivos con mejores especificaciones, podréis disfrutar de Sonic Frontiers a 60 fps, aunque tengo entendido que seguiréis viendo ese comprensible popping.
La música, eso sí, es para enmarcar
En cuanto al apartado sonoro, la BSO es top, en serio. No falta el típico rock edgy que es marca de la casa desde Sonic Adventure en los combates, en concreto contra los jefes principales. Pero la mayoría del tiempo estaremos disfrutando de una música minimalista que vira entre lo melancólico y el new age con toques desoladores que se ajusta a la narrativa.
Por otra parte contaremos con música electrónica en los niveles del ciberespacio (que personalmente en ese apartado sonoro me han recordado mucho a Sonic Forces, pero también a la época Dreamcast en general), referencias a clásicos de Sega y hasta lofi en el adictivo y generoso minijuego de pesca en el que nos reencontraremos con Big the Cat. Ah, por supuesto nos encontramos con un muy buen doblaje al castellano, además de contar con otros idiomas como el inglés o el japonés entre otros.
La narrativa…
Aunque veáis que Sonic Frontiers me ha dejado muy satisfecho, lo cierto es que la narrativa me ha parecido algo «del montón» (no tanto la trama en sí, que conste) a pesar del cacareado anuncio de que Ian Flynn, el guionista de los cómics de Sonic de la mítica editorial Archie, ha sido uno de los guionistas de esta entrega. Y es que al final me he encontrado con varios aspectos que no me han terminado mucho de agradar.
Por ejemplo las secuencias de los diálogos no dejan de ser demasiado sencillas y estáticas. En esas también me han llamado la atención algunos momentos que chirrían bastante, como encontrarme con algunos gestos y frases de Sonic que no vienen al caso y una personalidad del erizo azul que me ha dejado descolocado en más de una ocasión. Sin embargo también tengo que decir que hay momentos bastante bonitos y emotivos que no esperaba encontrarme.
Otra cosa en la narrativa que al principio queda muy bien son las referencias a otros juegos de Sonic, ya sea mientras recorremos los escenarios o en diálogos de la historia al que los mismos personajes aluden. Pero enseguida uno se da cuenta de que la mayoría de lo que no dejan de ser menciones, están metidas un poco con calzador. Aún con todo, yo en un Sonic lo cierto es que no busco que me cuente una historia que me entusiasme, pero sé de mucha gente que este apartado es muy importante por lo que ha habido disparidad de opiniones en cuanto a los hechos que se cuentan y cómo lo relatan.
Conclusiones
En fin, la verdad es que aún con sus «fallitos» he terminado muy sorprendido ante lo que me ha ofrecido Sonic Frontiers. Es largo, posiblemente el título más largo del erizo azul (unas 22 horas me ha durado el modo historia, a lo que hay que sumar unas cuantas más para sacar el 100% de cada isla). Lo mejor es que en todo momento es divertido, ya que siempre hay algo que hacer. Y lo que es muy importante, todo lo hace de manera muy amena.
Hay margen de mejora, claro. No hubiese estado de más una historia mejor contada y con mayores medios, que haya más protagonismo de Amy, Tails y Knuckles o que sean jugables (a lo Sonic Adventure, por pedir…), un modo boss rush no hubiese estado de más, además de que los niveles del ciberespacio podrían ser más variados. Y por supuesto, que la generación de objetos del escenario no sea tan acusada y que haya un paso adelante en general en el apartado gráfico. Ah, y os recomiendo encarecidamente que optéis por el modo difícil de dificultad ya que el verdadero final boss os lo encontraréis de esta manera…inexplicablemente.
Pero por lo demás me he encontrado con uno de los juegos más divertidos, ambiciosos (teniendo en cuenta que estamos ante una IP veterana con decenas de juegos), gratificantes y sorprendentes a los que me he enfrentado en los últimos años. Es que quizá le suene raro a más de una persona, pero directamente reconozco que me he encontrado con el juego de Sonic que más he disfrutado desde que jugué por primera vez a Sonic Adventure cuando prácticamente todavía un crío. Y eso, en mi caso, es estar a la par con uno de los juegos más importantes de mi vida. [90]
Lo mío con los juegos de Sonic es curioso, el primero me encantó y me flipó su trepidante final… en aquellos tiempos; pero luego no volví a tocar ninguno de MegaDrive. Sorprendente. Después me pasé el Adventures en Dreamcast y me gustó. Me compré el Megacollection + para Game Cube porque lo vi de super saldo en Continente (de hecho me compré 4, uno para mí, otro para un colega, y dos para vender en GameStop, jaja), pero no lo toqué. Luego el The Hedgeog y el Unleashed de 360 me parecieron un par de castañas pilongas. Los de Wii tuve intención de comprarlos para Wii U pero al final la vendí antes de tenerlos. Tuve el Sonic Mania para Xbos One y apenas lo probé descubrí que esa propuesta a estas alturas no me decía nada, nostalgia 0. Y el resto de títulos y/o apariciones del personaje no me han interesado nada… hasta que vi en movimiento Sonic Frontiers, que si bien me llamó la atención, tampoco despertó un interés desmesurado por mi historial con la saga.
Pero la otra noche estaba viendo un streaming del colega (JD YERMENSE, apoyadlo, que es la caña, se bebe los souls, y YouTube lo está puteando por no ser chupiguay) de madrugada, me quedé dormido ya de tarde, y cuando desperté en pantalla estaba el L0k0h Gaming (otro gran youtuber que se juega todo) dándole caña a Sonic Frontiers. Muerto de sueño me quedé apenas dos minutos mirando medio hipnotizado (y sopa, jaja) con ese mundo abierto, que siempre me han tirado mucho, y esta vez sí que me pareción interesante. Asi que tengo pendiente revisar gameplay y análisis a fondo por si de nuevo el erizo azul consiguiera ganarme; no lo he hecho ya porque llevo 3 dias «eslomao» tras hacer el furro embalando una caja grande, y a pesar de eso me apetecía contar la historia cebolletera.
😀
PD. Tochoman return.
Ya he visto más del Sonic Frontiers y me parece interesante, pero para pillar de saldo. Me he vuelto muy exigente con los juegos y sigo afinado mis colecciones; este año he pasado de tener 800 juegos a poco más de 200, embolsádome más de 5000 euros… y porque vendo a mi tienda por no liarme a vender a privados.