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Análisis de Supercar challenge (PS3)

En este final de año, para sacar un juego de conducción con la competencia durísima que se ha mantenido… hay que tener arrestos. Sin embargo System3, creadores de otro juego de carreras para PS3 de nombre Ferrari Challenge Trofeo Pirelli, vuelven con la secuela espiritual en la que los Ferraris se han ampliado con supercoches de marcas como McLaren, Corvette, Bugatti, Maserati, Mercedes o Aston Martin. Nada de Renault 5 ni tonterías, coches de lo que no ves aparcados por la calle.

Desgraciadamente, no sólo el nivel de la competencia es altísimo, sino que Supercar Challenge muestra unos defectos impropios de estos tiempos y que consiguen tapar sus virtudes de control, su evidentísima dificultad apta para los más expertos y la notable implementación de la física de los vehículos. Su pobre nivel gráfico, el escaso número de circuitos y coches, lo complejo que resulta progresar en su modo “carrera” o la escasa sensación de rivalidad que ofrece la inteligencia artificial son un obstáculo enorme en su valoración final.

Ante todo, aclarar que Supercar Challenge es un simulador. Incluso en su nivel de dificultad más bajo, el modo carrera, sigue siendo un simulador complejo en el que el principal rival no es la máquina, que controla con precisión de scalectrix al resto de vehículos. El principal reto aquí es competir contra nuestra habilidad para mantenernos en las curvas y ganar tiempo vuelta tras vuelta. Contribuye a nuestra mejora el tutorial, en el que una voz en off nos irá narrando en inglés (con subtítulos) qué debemos hacer y cómo para mejorar la frenada, el cómo comportarnos al llegar al vértice de la curva, por dónde debemos circular. Pero la única forma de progresar es memorizar los circuitos depurar al máximo nuestro estilo hasta no cometer ni un sólo fallo. Porque aquí lo importante no parece ser ganar al resto de coches, sino a nosotros mismos.

Puestos en materia, disponemos de 24 circuitos sobradamente conocidos (Mugello, Nurburgring, Silverstone…) que podremos recorrer con 35 Ferraris de todas las épocas y con otros 9 vehículos de las mencionadas marcas. Demasiadas reminiscencias con el título del pasado año. Disponemos de cinco modos de juego (Competición, Quickrace, Contra el Cronómetro, Torneo de Supercar y Competición Arcade). El sistema de progresión está basado en algo similar a los archiconocidos (y posiblemente odiados) kudos. No tenemos un modo carrera que nos permita recorrernos todos los circuitos aunque quedemos siempre los últimos, sino que necesitamos conseguir cierta cantidad de puntos en cada nivel para progresar hacia el siguiente grupo de carreras. La más que exigente dificultad añadida a una máquina que ejerce de tal controlando a los otros pilotos exigirá el máximo de nosotros para progresar. Así que la repetición de carreras en el mismo circuito puede funcionar como una excelente manera de memorizar trazados, pero ofrece a cambio una experiencia de juego bastante mejorable y poco apta para los que no tengan un doctorado en embragues.

Cada vehículo es único y las diferencias entre conducir unos y otros es notable. Se puede ajustar un buen número de parámetros y optar por competir o no con las ayudas de conducción activadas. Existe además un pobre motor de daños, que no afecta notablemente a la conducción del vehículo ni a su apariencia externa.

A nivel gráfico queda bastante lejos de sus rivales, llámense Dirt 2, Need for Speed Shift o Forza 3, a pesar de la más que correcta representación de los vehículos, la sensación de velocidad y la fidelidad de los trazados. Pero la vista interior palidece en comparación con los grandes del género, los efectos meteorológicos afectan a la conducción, pero visualmente son muy mejorables y la ambientación de los circuitos es muy pobre. A nivel de audio sólo podréis escuchar la canción que da inicio a Documentos TV (la BSO de La Profecía, I know) pero nos permite disfrutar de unos efectos de sonido espectaculares. Y en cuanto al juego online, hasta 16 jugadores simultáneos que nos lo pondrán, a buen seguro, más fácil que la máquina.

En conclusión, un buen simulador de carreras (que no abundan en consolas), que goza de un nivel de dificultad apto únicamente para los especialistas del género y que a nivel técnico está un par de pasos por detrás de sus rivales. Muy mejorable pero más que válido para los que gozan de la conducción y se emocionan cuando consiguen mejorar sus tiempos.

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