Aunque las críticas se acrecentan tras cada capítulo descargable, y más si estos son exclusivos de una plataforma, para todos los amantes de la saga Grand Theft Auto es un placer volver a Liberty City. Y no nos importan las excusas. Si la anterior vez comandamos a una suerte de ángel del infierno venido a menos de nombre Johnny Klebitz, en esta ocasión nos tocará encarnar a un inmigrante dominicano, Luis Fernando López, que tras estar dos años en la trena por eso de las amistades, ha pasado de ser un flacucho maleante a un fornido guardaespaldas que parte el bacalao en la noche de la gran manzana. Un mozo atlético y deportista que no pasa desapercibido entre las gachíses de LC, a las que engatusa a pares, ni entre los mozos que frecuentan los bares de ambiente.
Luis Fernando López, 25 centímetros de chorizo dominicano
Aunque la sexualidad de Lu está bien definida y no es un “muerde almohadas”, su portentoso físico le facilitó que uno de los nuevos ricos de la ciudad y gerente de un par de clubes de ambiente, homosexual y heterosexual “porque en mis clubes puedes ligar con quién quieras”, contratara sus servicios como guardaespaldas. Sin embargo el pasado, que puñetero que es, va a traer de cabeza a nuestro Luis. Su mamita (el “quieres un cafecito, mijo” será frase mítica dentro de la mitología GTA) se ha metido en líos al pedirle prestado dinero a un matón que nos abrirá las puertas a los clubes de lucha. Sus amigos de colegio, Enrique y Armando, cuyo cociente intelectual conjunto no supera el 67 (y eso que uno aumenta la media con su 66), andan como siempre trapicheando por las esquinas y metidos en peleas entre barrios. Además a su jefe, Tony el Gay, se le va la cabeza a partes iguales por la farlopa, por las braguetas y por el dinero. No, amigos, la vida no será nada fácil para Luis.
Antes de proseguir quiero advertiros de que no vais a encontrar nada en The Ballad of Gay Tony que no hayáis visto en GTA IV o en The Lost & Damned. Se mantiene la ciudad, la estructura de las misiones, la forma de continuar la historia. Hay un par de novedades en cuanto al tipo de misiones y los mini-juegos, pero no suponen un cambio masivo en el esquema de la jugabilidad. Por tanto si juego completo y primer capítulo descargable te parecieron olvidables, La Balada del Gay Tony no te hará cambiar de opinión. Pero si disfrutaste de ambos… bienvenido al club.
Éste es el sitio si queréis un poco de esto (empinar el codo) o de esto (nos tocamos la nariz)
El sistema de juego, obviamente, es el mismo. Somos testigos de una secuencia de corte marca de la casa, con humor negro, ironía y/o chistes de contenido sexual o con connotaciones racistas y comenzamos una misión. Vamos de un sitio a otro, realizamos el clásico encargo de acabar con la gente, recoger un paquete, huimos o no dependiendo de las circunstancias y somos testigos de más secuencias de corte. TBOGT no inventa nada, pero lo que hace lo hace a la perfección. A diferencia de GTA IV, y más cercano en este aspecto a San Andreas, las misiones de disparos predominan sobre las demás. Un armamento más poderoso que incluye lanzagranadas, rifles de francotirador más poderosos, una destructora a la par que manejable 45 mm. o un rifle de asalto de los que marcan época. Los problemas del motor gráfico a la hora de buscar cobijo tras estructuras y disparar a cubierto, más la ingente necesidad de liarse a tiros en misión sí, misión también, nos pondrá las cosas chungas y posiblemente TBOGT sea más difícil que GTA IV. Tanto por sus méritos como por los deméritos mencionados.
Otra de las novedades reside en los saltos en paracaídas y desde gran altura, que nos permiten disfrutar de otra forma de comenzar las misiones pero que realmente no ofrecen mucho más allá tras pasar la novedad. Otra idea incluida, y que nos preguntamos como diantres no había aparecido hasta ahora, es el llamado Club de la Lucha en el que nos partiremos, literalmente, la cara para ser el mejor luchador de Liberty City, a cambio del respeto de nuestra madre y 15 maravillosos puntos en logros. El sistema de combate, lamentablemente, se mantiene y os aseguro que vais a sudar para conseguirlos… sobre todo cuando vosotros vais a puño descubierto y en la tercera ronda te atacan con bates…
El resto de novedades vienen de parte de la historia, que es lo que realmente diferencia GTA de otros sandbox. Siempre tiene algo que contar y los hermanos Houser lo hacen de forma sobresaliente. Los cameos de los protagonistas de GTA IV y The Lost and Damned son más constantes y tienen más presencia que en el primer capítulo descargable. Podemos ver a Brucie y Roman intentando arrimar cebolleta a unas gachíses en uno de los clubes de Tony, toparnos con unos famosos hermanos irlandeses atracando un banco, con Billy Grey mandando a tomar por culo a un chinorri o, momentazo en la saga, con Kibbutz Number One, el hermano mayor en edad de Brucie que a pesar de tener el tamaño de un llavero lleva la voz cantante en la casa. (Nota subjetiva del analista: sólo por la secuencia en que conocemos a Kibbutz #1 vale la pena probar el juego). Sumadle a todo esto una estupenda banda sonora que se suma a la que ya contenía el juego, las constantes escenas de sexo, la violencia llevada a su extremo y tendremos un GTA en toda regla, que por su duración bien podría costar lo que un juego completo.
¿Es todo oro en la villa del señor? Por supuesto que no. El motor gráfico es más inconstante y no son raros los parones de lectura de disco en medio de alguna misión; el control de Luis y de los vehículos parece más duro que en GTA IV y TLAD; no nos terminamos de acostumbrar al “realismo” de la iluminación y el motor gráfico que en su momento a algunos nos pareció brillante… bueno, ya no nos lo parece tanto. Todos fallos que los fans de la saga somos capaces de perdonar como buenos cristianos que somos… pero que para el resto del mundo no pasarán desapercibidos y servirán como perfecta excusa para atacar a la yugular.
En mi opinión, The Ballad of Gay Tony pone el listón muy alto en cuanto al manejo de la historia y caracterización de los personajes y para mi gusto está un punto por encima del anterior capítulo exclusivo de 360. Pero los defectos no esconden que Rockstar debería abrir paso a una nueva entrega con la que dar un poquito de cera a las aristas que le están saliendo al apartado técnico. ¿Será posible en esta generación? No os puedo responder. Pero mientras tanto, disfrutadlo, que no es poco.