Hace sólo unos días dejé por aquí mis primeras impresiones con The Banner Saga 2 para PC, tras haber completado la primera mitad del juego. Hoy, habiéndolo terminado ya, puedo contar un poco más, siempre intentando no desvelar demasiado de su argumento.
Los que estén familiarizados con la primera entrega pueden hacerse una idea bastante clara de lo que van a encontrarse aquí, sigue usando las mismas mecánicas con pequeños añadidos. Continúa la historia justo donde terminó la del anterior y nos permite cargar la partida para seguir con nuestro progreso.
En el primer juego, en función de nuestras decisiones, se unían algunos personajes y otros no y de la misma forma, otros personajes secundarios podían marcharse o incluso morir. Teníamos que llevar una caravana en un largo y duro viaje, manteniendo con vida al máximo número de campesinos y soldados posible, consiguiendo renombre (la que se puede considerar la moneda del juego) y comprando objetos y suministros en las tiendas que encontráramos en nuestro periplo. Todo, absolutamente todo nuestro progreso se conserva al cargar nuestra partida en la segunda parte, como si continuáramos jugando al mismo juego y eso se agradece mucho.
Los que hayan perdido su partida guardada tienen la opción de elegir entre dos escenarios preestablecidos, aunque lo mejor es seguir nuestra propia aventura. Si el motivo para no tener la partida es que no se ha jugado al primero, no recomiendo empezar por esta segunda entrega. Hay otros juegos en los que no hay problema por saltarse algún juego de la saga. Éste no es el caso. Aunque se incluye un pequeño vídeo-resumen de los hechos anteriores, no es suficiente para entender la pieza central del juego, su historia.
Para el que no conozca esta serie, ¿en qué consiste exactamente The Banner Saga 2? Se podría decir que tiene dos núcleos principales. Por un lado está el viaje. En un mundo en el que los dioses han muerto, el sol ha dejado de ponerse, siempre es de día. Humanos y Varl se han unido en una larga travesía para escapar de la amenaza de los Dredge. En esta segunda parte toca seguir buscando un lugar seguro.
La gracia de esta parte es que, junto con el cuidado estilo artístico, todos los acontecimientos están narrados, bien mediante diálogos entre los personajes o bien en prosa, con descripciones de los hechos que ocurren y, en ambos casos, tendremos que elegir entre varias opciones para que, en función de ellas, vayan cambiando pequeños pero importantes detalles de la historia que estamos viviendo. El consenso general es que esta parte es similar al juego Oregon Trail (1971). Yo no puedo hacer esta comparación, puesto que no lo he jugado. A lo que sí me recuerda es a los libros Elige tu propia aventura que leía de pequeño y a las aventuras conversacionales, aunque en este caso no toca escribir, sino elegir una de las opciones disponibles. ¿Opciones buena, neutra o mala como en otros juegos? Ni mucho menos. Habrá decisiones muy duras que deberemos tomar si queremos que todo vaya bien y otras aparentemente triviales que pueden resultar importantes más adelante en la aventura. Lo que no sabremos nunca de antemano es cuál será el resultado.
La otra parte del juego son los combates de estrategia por turnos. Mi primera toma de contacto con este tipo de juegos fue Laser Squad, en mi viejo Amstrad CPC 464. Después llegaron otros, como Vandal Hearts, Final Fantasy Tactics o los XCom (los nuevos… y los clásicos). No es un género que haya tocado demasiado, pero guardo un especial recuerdo de ellos, sobre todo de ese primer juego y de Shining Force 2, que mezclaba el RPG tradicional con este tipo de combates.
Las luchas en The Banner Saga 2 me recuerdan a estos juegos. Como en aquellos, colocamos a nuestros personajes (a elegir seis como máximo de entre todos los disponibles) en una zona del escenario, dividido en celdas por las que movernos y una vez empezamos, nos movemos por turnos. Y aquí es donde cambia con respecto a los otros. Cada juego de este tipo tiene sus propias reglas. En este caso, dan lugar a combates quizá más cortos, lo cual agradezco bastante, pero no exentos de estrategia. Ofrecen unas condiciones muy interesantes para potenciar debilitar a los enemigos en lugar de lo más clásico, que es centrarse en uno hasta matarlo, gracias a su sistema de defensa y vida/fuerza y sus turnos alternos.
Pero todo esto se podría decir exactamente igual para el primer The Banner Saga y probablemente también valdrá para el tercero cuando salga. Y es que se trata de una trilogía. Lo que sí se incluyen son algunas mejoras para mejorar la experiencia manteniendo los juegos lo más cohesionados posible.
Ya en el tutorial del combate se ve una de las principales novedades, los obstáculos destructibles, que impiden el movimiento tanto de aliados como de enemigos hasta que alguien los rompe. Aunque más interesante es la mayor diversidad de combates. En lugar de enfrentarnos casi exclusivamente a los Dredge, hay una variedad mucho mayor de tipos de enemigos y situaciones, no siempre habrá que derrotar a todos los rivales para ganar o perder.
También se han integrado mejor con la historia. Antes era bastante previsible saber cuándo tocaba leer y cuándo luchar, estaban más separados. En esta segunda entrega, en cualquier momento puede entrar en juego una batalla o no hacerlo cuando pensábamos que así ocurriría. O quizá sólo sean imaginaciones mías, pero el caso es que a mi se me ha hecho más interesante la entrada de los combates. Que ahora haya pequeñas conversaciones entre los personajes dentro de estas luchas también ayuda a esto.
Se ha doblado el nivel máximo que pueden alcanzar nuestros héroes. Antes había poco margen de maniobra a la hora de ir mejorándolos, sus características estaban muy predefinidas. Ahora nos darán a elegir entre varias habilidades especiales distintas excluyentes entre sí y al llegar al límite de una de las estadísticas del personaje podrá seguir mejorándose eligiendo una de entre dos opciones que nos dará diferentes bonificaciones.
Uno de los elementos desaprovechados era la zona de entrenamiento de los campamentos. Tras probarlo, rara era la vez que se volvía para practicar. La solución en The Banner Saga 2 ha sido poner retos en estos entrenamientos. Con unos personajes prefijados (de entre nuestros disponibles, que cambiarán en función de nuestras decisiones) debemos cumplir una serie de requisitos para que la batalla se de por ganada. No es necesario derrotar a todos los enemigos para ganar, sólo cumplir los requisitos. Y de la mismo forma, derrotarlos a todos no nos da la victoria. Al principio resulta sencillo y poco a poco se van volviendo mucho más complicados. Además del reto que suponen, sirven para enseñarlos cómo usar de forma más efectiva las habilidades secundarias y, sobre todo, para conseguir más renombre, la moneda del juego con la que comprar objetos, suministros y mejorar a nuestros personajes.
Con una duración similar a la del anterior, en mi opinión (y si un análisis es siempre subjetivo, en este punto aún más), la historia se mantiene a gran altura, tan interesante como la de la primera parte. Y esto es lo más importante. Las mecánicas de juego funcionaban bien antes y lo siguen haciendo ahora, pero el objetivo principal de este título es contar una historia y vivirla como propia y si esto no funciona, el juego se cae. Por suerte, esto no es así, sino todo lo contrario, te tiene enganchado de principio a fin y cuando acaba, te deja con muchas ganas de más.
Creo que de nuevo les ha salido un producto redondo y muy rejugable. Sólo las elecciones que tomemos ya modificarán nuestro progreso, pero es que en función de nuestras partidas guardadas (o de la elección de inicio en caso de faltarnos éstas), la historia tiene un punto de vista distinto. Sólo me ha dado tiempo a completar el juego una vez, pero he podido volver a jugar unas tres horas una segunda partida y sólo en esa parte ya he podido ver esos cambios. El primer The Banner Saga lo completé tres veces de principio a fin. No me extrañaría que en este duplique esas cifras.
Mención especial merece la banda sonora, de nuevo compuesta por Austin Wintory e interpretada por la Sinfónica de Colorado. Repiten la mayoría de voces e instrumentos y se incluye la participación de Árstíðir, que no conocía y me ha gustado mucho. Si el aspecto gráfico ayuda mucho a meternos en la historia, la música, en mi opinión, lo hace aún más. Probablemente es su culpa que no haya podido quitarme esta saga de la cabeza desde hace dos años, cuando la jugué por primera vez.
Como ya comenté en mis primeras impresiones (lo se, he repetido muchas cosas), el juego de momento está en inglés y sólo está confirmado francés y alemán cuando terminen su traducción. De otros idiomas aún no hay decisión de qué se hará. El que entienda el idioma y le interese el juego se perdería un gran título si decide descartarlo por este detalle.
Mi recomendación es jugarlo en normal o difícil, pero nunca en fácil en la primera partida. Probablemente es porque ya tenía mucha experiencia, pero jugándolo en normal, lo he encontrado bastante sencillo. Me he arrepentido de muchas decisiones, pero esa es la gracia del viaje y ya las cambiaré en mi segunda partida para vivir una experiencia distinta. Con los combates es con lo que no he tenido problemas. Un puntito más de dificultad en algunos de ellos (no en todos) no le habría venido mal. En difícil seguro que me costará bastante más.
Solo han pasado unos meses desde que empezó 2016, pero creo que ya voy teniendo juego favorito para este año. Es un juego pequeñito que probablemente no será el elegido por la mayoría, pero los chicos de Stoic Studio se han vuelto a ganar mi corazón con este juego. [90]