Análisis en perspectiva: Donkey Kong Country, placer adulto

Corría el año 1994 cuando uno de los mejores juegos de la historia aparecía en las tiendas en exclusiva para el cerebro de la bestia de la Gran N. El simio con corbata comenzaba su particular andadura en lo que terminaría convirtiéndose en una trilogía que a día de hoy es una auténtica delicia. Ahora lo hemos podido comprobar en New 3DS.

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Decía la gente de Playtonic Games en una entrevista hace justo un año, con motivo de la promoción de Yooka-Laylee, que tenían 6 claves para crear un plataformas sencillamente perfecto. Lo decían con más de dos millones de dólares ya recaudados en su bolsillo y en un momento de exaltación brutal. Pero es que llevaban razón. El noventa porciento de ellos trabajó en la Rare que hizo posible el juego que hoy tenemos sorbe la mesa, y eso seguro que se termina notando a posteriori en la obra que verá la luz en octubre de este año.

Es cierto que los plataformas bidimensionales nunca han dejado de estar de moda, que muchos estudios han cultivado el género de mejor o peor manera, pero es curioso cómo en la época de los 16 bits se llegó a alcanzar la excelencia de maneras que ya pocas veces hemos visto en… ¿veinte años? Es posible, porque no hay casi nadie que se le acerque a Donkey Kong Country, Yoshi’s Island, los primeros Sonic o Super Mario World. También incluiría Ristar e Earthworm Jim, pero parece que de estos último pocos nos acordamos ya.

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El caso es que New Nintendo 3DS tiene el catálogo de SNES en exclusiva en la eShop; caprichillos de Nintendo para vender su nueva portátil. Como Donkey Kong Country es un juego que me he pasado ya más de cinco veces, esta vez quise hacerlo completándolo todo aprovechando que podía jugarlo en una portátil que me permite dejar la partida en modo sleep; es decir, que si tengo que dejar de jugar en medio de una pantalla no tengo que hacer más que bajar la tapa y seguir cuando pueda.

Me lo he tomado con mucha calma, intentando situarme en el contexto en que salió pero también tratando de imaginarme que se trataba del nuevo título de la saga. ¿Qué tal hubiera sido ver el primer Donkey Kong Country hoy? ¿Se la hubiese pegado o fue suficiente con aquello? Voy a ser sincero con vosotros, creo que el trabajo fue encomiable. Hay ciertos problemas mínimos con el control, pero entre el Advanced Computer Modelling, lo bien diferenciados que estaban Donkey y Diddy o el fantástico diseño de niveles, poco o nada podrían hacer los otros referentes del género para ensombrecer una obra que solo es superada por sus sucesoras de la trilogía. El primer Donkey Kong Country es el que menos me gusta, pero es el que más me impacta cada vez que vuelvo a tocar este magnífico tridente.


Rock & Roll

El salto es uno de los puntos donde más se roza la excelencia, porque parece que tenemos un control total en durante ese proceso. Es milimétrico en todo; lo siento ágil, rápido, difícil e inteligente. Esa serpiente aparece justo donde vas a caer tras desplazarte por las lianas en un gran porcentaje de los casos, haciendo que muramos una y otra vez, que no escarmentemos. Las fases acuáticas están por debajo de lo esperado, quizá éstas sí que han sufrido más el paso de los años, pero por lo demás el golpe sobre la mesa que dio la gente de Rare es tal que no quiero ni imaginarme lo que pudisteis sentir los que tuvisteis la oportunidad de vivirlo en directo en su momento.

Técnicamente es impecable no solo por los fondos, perfectamente dibujados, sino por la cantidad de información que aparece en pantalla, el modelado de los personajes, la tremenda paleta de colores y lo variado de los mundos. Los jefes finales son mejorables, de hecho se pulen mucho en posteriores entregas, pero es que cuando te pones a escuchar Donkey Kong Country simplemente juntas lo labios y levantas los párpados asintiendo con la cabeza. Marcó un precedente que todavía no se ha superado. Hay quienes lo han hecho mejor ciertos aspectos, pero siempre de manera diferente, lo cual es bueno; pero intentar emular a Donkey Kong Country no tiene sentido. Era irrepetible en 1994 y lo sigue siendo en 2016. Se adapta a todo, tanto en una SNES como en una New Nintendo 3DS. Es como ese amigo de toda la vida que se hace querer. Un disfrute con traje y corbata.

Lectura imprescindible: Month Of Kong: The Making Of Donkey Kong Country

  1. Yo lo jugué en su momento y era toda una maravilla, todo era casi perfecto, pero en lo visual no había nada igual, sobre todo en lo suave que se movía Donkey y Diddy ….

  2. Lo jugué al momento que salió y lo encontaba adelantado a su tiempo, todo era excelente… Los niveles, controles, música, los personajes. Hasta ahora los sigo jugando, junto con SMW son los juegos que nunca me han aburrido, ni creo que lo harán. 🙂

  3. Al primero apenas lo jugamos pero el 3 nos cogió en la época que siempre ibamos a casa de un amigo con el cartucho a hacer el «vida o pantalla» y madre mía qué de tardes… la época de oro de los plataformas

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