Nintendo DS recibe su primer GTA con los brazos abiertos. No es para menos, Rockstar ha creado un juego que desafía todo establecimiento tecnológico o creencia trekkie de que sólo un pepino potentísimo es posible cobijar un videojuego revolucionario. Y este GTA es revolucionario.
Revolucionario porque demuestra que en un espacio mínimo quizá no quepan las texturas más fastuosas vistas hasta el momento, pero también que las especificaciones técnicas no constituyen una barrera infranqueable para implementar una visión que no se sustenta en el fotorrealismo, sino en una jugabilidad sin límites.
Así es GTA Chinatown Wars, quizá el GTA más sorprendente que he jugado nunca tras el salto a las 3D de la serie. Un título inmersivo, embaucador, robasueños, robatrayectos, que te atrapa con sus minijuegos que son capaces de convertir la inocente stylus en un elemento de perversión mágica que transforma actos tan abominables como hacer puentes en los coches o comerciar con heroína en una obsesión diaria.
Gráficamente es impactante, con su entorno 3D en perspectiva aérea. Su apartado de audio es capaz de engañarte y hacerte creer que nada ha cambiado con respecto a las versiones de consolas de sobremesa. Y la jugabilidad de la serie sigue estando ahí, incluso con extras marca de la casa DS.
Rockstar lo ha vuelto a hacer. Si eres un enamorado de los GTA, este Chinatown Wars es un juego que justifica, por si mismo, la compra de Nintendo DS. Ni más, ni menos.