Es curioso que mientras realizo el análisis del último título de Criterion, tenga el original Most Wanted de 2005 a mi lado. Pocos puntos en común tienen los dos juegos, pero los conocidos creadores de la saga Burnout han vuelto a dar en el clavo de los arcade de conducción.
El Most Wanted original, desarrollado por la ahora defenestrada Black Box, venía de la tendencia iniciada a raíz de los «Underground» donde la cultura tuning era la principal seña de la franquicia en aquellos momentos. Aquel resultó un juego bastante divertido al que aun le tengo algo de cariño por las buenas horas que le eché encima. Sin embargo, y como hizo con el anterior Hot Pursuit, Criterion no se ha limitado a hacer un remake del juego anterior y le ha insuflado su propio estilo de realizar juegos, con el marcado acento de Burnout Paradise presente en muchos de sus aspectos.
La toma de contacto
El juego comienza con la clásica introducción, en esta ocasión con el «Butterflies & Hurricanes» de Muse. ¡Me han comprado!… ¡Tomad todo mi dinero!. Al cabo de minuto y pico, la voz sensual de una señorita comienza a darnos la bienvenida en castellano al juego, aunque en medio de la parrafada en lugar de decir «el más buscado» suelta «el most güonted» y se queda tan ancha. Noto que la voz suena muy bajita entre la música y no le doy importancia hasta que la intro se funde en el propio juego sin carga aparente y nos deja a mandos de un precioso Aston Martin (de nuevo, estos de Criterion quieren que les de todo mi dinero).
Ahí es cuando noto que realmente la música está exageradamente alta, porque coño, ¡se escucha más que el propio motor del coche!. De momento aguanto y comienzo la partida que básicamente es llegar a un punto en concreto, pero como es costumbre, comienzo a hacer el cabra por Fairheaven, la nueva ciudad del juego y que recuerda en ocasiones a Paradise City, aunque con una mayor variedad de «talleres de reparación».
Acabo encontrando a las primeras de cambio un precioso Porsche 911 Carrera. Primer logro para la saca al pasar el coche por el primer taller y cambiar la pintura… y a por saltar por la rampa que hay al lado para volver a destrozarlo. Una vez en el Porsche, la señorita nos invita a participar en la primera carrera, en la que conseguiremos diferentes mejoras para el coche, dependiendo de la posición en la que quedemos (primero o segundo, porque es un duelo). Acabo segundo y me llevo una tracción 4×4 en lugar de la introducción del nitro. ¡Vaya! … El Porsche es algo nervioso al control, está lloviendo y anocheciendo. En ese momento está lloviendo y anocheciendo en mi casa… ¿Casualidad?
En ese momento, el menú Easydrive de pantalla comienza a aumentar sus opciones (al principio solo salen los ajustes), tanto de mejora del coche, como de pruebas, recomendaciones de carreras. Decido que ya es hora de bajar el volumen de la -buena- música y dejar el juego como debe estar. Resulta que el manual del juego está también en las opciones… bueno, a falta de papel… aunque la letra de los menús y los mensajes es algo pequeña. También veo que solo hay dos cámaras (debajo del parachoques y externa de toda la vida de los arcades de conducción)
Jugando solo
Es hora de darle un buen tiento al juego en modalidad offline. Lo primero es que el juego aparece exactamente en el mismo lugar donde dejé el coche la última vez… lo cual es bueno. Quizás le haga falta un «cuartel general», pero todo esto ha sido sacrificado en post de la agilidad. Tanto la inmediatez de la ciudad, como del menú Easydrive, los choques o las opciones online están dedicadas a que no pierdas ni un segundo en temas accesorios.
La ciudad está muy bien recreada. La verdad es que es una delicia pasar un rato de las pruebas y dar vueltas paseando como si fueras un conductor normal… como si estuvieras en un sandbox -que no deja de serlo en cierta manera también, porque siempre vas a tener algo que hacer. La ciudad respira vida a pesar de no tener ni un solo peatón. El ciclo día/noche y el tráfico están bien implementados, este último aumentando en las autopistas y disminuyendo en las montañas, las cuales tienen unos paisajes preciosos y algunos lugares curiosos para pruebas, como cierto hangar abandonado con trozos de aviones que servirá para hacer una divertida competición de 4×4 con saltos sobre carteles y carreras entre las cabinas destrozadas de los aparatos.
El trabajo gráfico es muy bueno. El juego se mueve muy bien, pero no por eso he dejado de notar cierto popping, muy de vez en cuando y que no molesta realmente porque en cuanto muevas un ojo de la carretera, sea para mirar el paisaje o el mapa, lo normal es que te tragues un coche de frente o te estampes contra algún edificio. También he notado alguna ralentización cuando se han juntado muchos elementos en pantalla (5 o 6 coches cruzándose con choques en menos de un segundo, con humo, niebla o lluvia a la vez. Creo que cuando monte de una vez el juego en el disco duro esto se solucionará. En PC he tenido la oportunidad de darle un tiento y nada de esto ocurre, además de la considerable mejora gráfica del título en esta plataforma. Si ya brilla en consolas gráficamente, en PC es un escándalo.
Los coches son bastante fáciles de encontrar. Se ha hablado mucho del tema de que todos los coches estuvieran disponibles desde el principio, pero esto a la hora de la verdad, importa un carajo. Rompe con la «mecánica RPG» de los simuladores de conducción, que no tenía mucho sentido en los arcades y Criterion lo ha demostrado con esta decisión. Como es evidente, tardarás un buen rato en encontrarlos, pero en 3 horas de juego encontré no menos de 20 coches diferentes (hay más de 40) y esto es un vicio, porque cuando estás intentando mejorar alguno con pruebas, de pronto encuentras un Porsche 911 Turbo del 82 y ¡Oh, tienes que cogerlo!… y al rato encuentras un «Lambo» y otra vez y después un Corvette y no puedes parar. Aunque en algún momento tienes que hacerlo, ya que si no mejoras las características de los coches, no podrás competir en pruebas de mayor dificultad y para eso, tienes que hacer las carreras que cada coche tiene asignadas, ya que desbloquear por ejemplo, los neumáticos anti-pinchazos o el Nitro en un Ford Focus, no te valdrá para utilizarlo en otro modelo.
Los coches están bien modelados. No llegan al grado enfermizo de lo que podría ser un Forza o un GT5 y no habrá mejoras visuales como en los antiguos Most Wanted y quizás sea una oportunidad perdida de recuperar aquellas modificaciones estrafalarias, pero da gusto verlos… ¡y escucharlos!. Algunos sonidos son de auténtico manual y llevar el ronco Ford Focus para montarte a continuación en el auténtico bramido de un Lamborguini Murcielago y pasar por un túnel como si de cualquier futbolista de élite se tratase, pisando el acelerador a fondo para dejar sordo al personal -y a ti mismo- es una delicia. Además se manejan de manera bastante diferente y con una precisión perfecta, lo cual es de agradecer, sobre todo para ser un arcade sin delirios de grandeza de simulación. No será lo mismo llevar un Audi A1 que un Porsche Carrera, una furgoneta Ford en una carrera campo a través o un Agera R a toda leche a través del tráfico. Cada coche tendrá su objetivo y a pesar de que las mejoras son iguales para todos, no tendrán el mismo efecto en los coches.
Hablando de mejoras, tendrás desde la inclusión de nitro, pasando por diferentes tipos de neumáticos (4×4, slicks), mejoras en la estabilidad y resistencia del vehículo, diferentes sistemas de cambio de marchas, etc. Se irán consiguiendo según lo que seas capaz de avanzar en cada una de las pruebas y si quieres todas, pues evidentemente, tendrás que ser el primero en todas y cada una de ellas. Tendrás carreras a toda velocidad por la autopista con deportivos de alta gama de punto a punto, hasta retorcidos recorridos que mezclan la conducción por asfalto y barro con desniveles durante varias vueltas, en los que contará más la estabilidad y fortaleza del coche que la velocidad, pasando por emboscadas, pruebas de velocidad media y como no, por las persecuciones policiales -habituales en los NFS pero no en los Burnout-, todas con diferentes niveles de dificultad (fácil, medio, difícil). Todas ellas comenzarán con una preciosa introducción, mostrando diferentes efectos y filtros gráficos. Quizás el único momento de respiro en este juego mientras carga la prueba. Quizás sean un poco repetitivas y se eche en falta los encadenamientos de Takedowns de Burnout, pero no se hacen pesadas en ningún momento.
Todas estas pruebas te irán haciendo ganar puntos de experiencia (SP) que te servirán para conseguir desafiar a los 10 coches más buscados. El único punto de nostalgia respecto al titulo original que se permite este juego. Esas 10 carreras son el objetivo final del juego offline, mientras no caigamos en manos de la policía, siempre presente en estos largos y espectaculares duelos.
Las persecuciones no están mal… van subiendo el grado según lo «malote» que seas y contra peor fama tenga, irán a por ti más a saco. En algunos niveles de persecución son bastante pesaditos y aunque no llegan al nivel de Hot Pursuit y por otro lado, destrozar tantas veces como quieras mientras no pinches las ruedas, cuenta que te atrapen. Es decir, las persecuciones pueden llegar a ser larguísimas e intensas. Bien implementadas.
Como bien implementado está el menú del juego. Easydrive te informará mediante una barra en la esquina superior izquierda, de las carreras disponibles para tu coche, sus mejoras, cambios de vehículo (directamente o realizando el trayecto hacia donde los encontramos en su momento), búsqueda de Most Wanted, retos y piques online, etc. Esta barrita se despliega con la cruceta en cualquier momento y no molesta para nada. Es la mejora perfecta para no parar, la mejora perfecta para el Autolog y para cualquier arcade de conducción el tenerlo todo a mano en cualquier momento. Un acierto como la copa de un pino.
Sin embargo, las letras de los mensajes son algo pequeñas – no de los menús, solo de los mensajes -, y aunque cuesta un poco acostumbrarse, no te librarás de algunos hostiazos por mirarlos y los que jueguen en televisores y monitores de un tamaño normal, tendrán un problema con esto.
Los choques han perdido gracia. Aquellos grandes accidentes pre-renderizados marca de la casa han desaparecido por completo. Como hemos dicho antes, en post de la agilidad en el juego… pero sinceramente, tampoco perdías tanto tiempo y ganabas muchísimo en personalidad y espectacularidad dentro del juego. Esto, unido a que los coches realmente no los destrozas -sobre todo si tienes las ruedas anti-pinchazos- son quizás los dos puntos que le restan algo al juego.
Por supuesto, siempre puedes pasar de las pruebas y dedicarte a la conducción libre, donde nos dedicaremos a hacer el cabra por la ciudad. No solo para encontrar más pruebas o coches, sino para conseguir más SP y encontrar todas las vallas, puertas y radares que nos esperan… que no son pocos (más de 300 en total). Y ahí es donde el juego comienza a fusionarse con el modo online del juego y el sistema Autolog, ya que en cada valla, cartel o radar, te estará esperando el tiempo de tus amigos para que lo destroces, actualizando los marcadores en tiempo real y ofreciéndote volver a correr la última prueba o iniciar nuevos retos… Ahí es donde Most Wanted se convierte en tu perdición.
Conectado a la red. El juego sin fin
El título como os he comentado, no es corto. Pero en el momento en que te conectas online – y pasas por agregar tu cuenta de Origin/EA – se abre todo el «sistema de pique» que Criterion ha ido perpetrando desde Burnout, pasando por Hot Pursuit, copiado por el resto de títulos de EA y que aquí alcanza el tope -de momento- de una manera que puede convertirte en un ejemplo práctico de ser asocial.
Os pondré un ejemplo de lo que fue mi primera experiencia. Iba de paseo por la ciudad y de pronto me encuentro una valla. Una cosa normal en Fairheaven… hasta que me fijé que esa valla tenía la foto del avatar de Ray. Una hora después seguía intentando superar el record de metros de esa valla, no por superar a Ray -que no tardé mucho :p , sino por superar a todos mis amigos agregados y además, dejar el record lo más difícil posible. Eso con una prueba… imaginad el resto. Es un juego en el que es IMPRESCINDIBLE (así, con mayúsculas) estar conectado para disfrutar del título por completo.
Aparte de los piques que tu mismo te puedas generar, tendrás las partidas multijugador disponibles para crear de manera privada, o acceder a las que se hayan creado de manera pública con hasta 8 jugadores en cada una de ellas. Quizás sea un número escaso de contrincantes en principio, pero cuando estás en carrera, nunca te parecen pocos. Puedes crear incluso tu propio listado de pruebas (Speedlist) a partir de un punto de encuentro, con límite de cinco carreras a realizar en las que al final de las mismas, se determinará el ganador final de la ronda.
Un ejemplo de la mecánica sería el que me encontré en la primera partida. Me encuentro en un Ford Focus de color «verde chillón» y alrededor mío comienzan a salir jugadores. Nos juntamos en un punto de encuentro que hay delante y comienza una prueba de drifting. ¡Vaya!, ¿podría haber sido otra, no? En fin… comienzo a «hacer donuts» como un tonto y puntos extra que dan si nos cargamos los coches de los contrarios entre medias o conseguimos el salto más largo a través de una valla. Tras acabar comienza una carrera punto a punto de toda la vida con sus takedowns y demás, mucho más divertida, en grupos de 4 vs 4. Gana el mejor equipo, que no es el mío. Después habrá 3 pruebas más de diversa índole mientras puteas a los contrincantes en el camino al siguiente punto de encuentro, pudiendo cambiar en cualquier momento entre los coches a nuestra disposición. Al final de las mismas -unos 45 minutos después aproximadamente- nos pasa la clasificación final de la serie con los puntos y la posición que hemos conseguido en esta mini-liguilla. Nos indican los puntos conseguidos y nos ofrece la posibilidad de gastarlos en nuevos coches mientras subimos el nivel.
Conclusión
Seamos sinceros a la hora final. Es cierto que Criterion se ha arriesgado lo mínimo en esta propuesta. No hay nada que no hayamos visto en otros juegos o en los suyos propios. La inspiración en Paradise es clara, aunque le falta algo importante: ese toque gamberro. Por lo que sea, por el mapa de la ciudad, por la filosofía del juego, por la ausencia de choques pre-renderizados y porque ahora son coches reales, le falta algo para ser perfecto. Pero esto no es óbice para hacerse con el título, porque todo lo que pudiera ser negativo, no puede siquiera hacerle sombra a tanta cantidad de cosas positivas.
Dice la publicidad de su rival directo -al menos en 360 este año- que es el paraíso de los coches. Si eso fuera cierto, Most Wanted entonces es el infierno en el que nos gustaría estar todos: con alcohol, lujos y furcias. Most Wanted te espera con un reto en cada esquina. Podrás obviarlos durante unos minutos, quizás durante un día, pero acabarás cayendo en sus redes. Es el sandbox de los coches. Siempre hay algo que hacer. Siempre hay alguien con quien picarte. Es jugabilidad en estado puro. Es el juego de coches del año. [90]