Tras la marcha de Tomonobu Itagaki de Tecmo, muchos veían a este Ninja Blade, creación de From Software (Otogi), como su relevo natural. Pero, en la práctica, el primer God of War de la Current Gen. Tan similar es al juego de Sony, en su concepción, que casi cuesta cambiar el chip y asumir que ya no estamos luchando en la Grecia Antigua.
Y es que en esta ocasión controlamos a Ken Ogawa, un habilidoso y fashion ninja – atención a su máscara a lo Antonio Banderas, deberemos repeler una infección que está diezmando la ciudad de Tokyo. Eso sí, sinceramente espero que el próximo God of War alcance una cota de calidad superior a este, por otra parte, correctísimo beat’em’up.
Como en el juego de David «JB» Jaffe, no tardaréis en descubrir la enorme cantidad de QTE (Quick Time Events) que se han incluido en el juego desarrollado por From Software (Otogi). No se puede bajar la guardia, porque en cualquier momento puede aparecer un QTE que, en caso de no superar, os impida continuar la aventura. Eso sí, se ha implementado un sistema de recuperación de QTE fallidos a lo último PoP, o sea que los fracasos serán bastante lights.
Gráficamente cumple el trámite pero, a excepción de algunos puntos especialmente reseñables – tamaño y diseño de los enemigos final de fase, iluminación, fluidez del motor -, no es uno de los grandes de Xbox 360. Como principal punto negro, comentar que el gigantesco tamaño e impresionante diseño de los enemigos final de fase viene acompañado – eso sí, tan sólo en ocasiones – de unas molestas ralentizaciones.
Lo mejor de la jugabilidad es sin duda la variedad de misiones, o al menos de planteamiento, que se reparten el total de horas de juego. Así, los combates dejarán sitio a los ya mencionados QTE y éstos harán lo propio con misiones más propias de shooter, otras de caída libre desde edificios, etc. Esta variedad consigue otorgar a Ninja Blade cierta personalidad, aunque la repetición cíclica de los diferentes modos consigue generar cierta sensación de monotonía.
Una de las complicaciones a la hora de superar Ninja Blade es el hecho de que no es posible salvar la partida durante las misiones. Por fortuna cada nivel está repleto de check points que nos facilitarán la vida a la hora de superarlos, pues al morir continuaremos desde el último punto de control activado. La otra gran dificultad – a la postre la más importante -, la desquiciante dureza de los enemigos finales, que conseguirá desesperar hasta al más pintado incluso en el nivel más bajo de dificultad.
Comentar que es posible modificar el aspecto de Ken, gracias a un sencillo editor de colores del traje del ninja. Además, desperdigados por los niveles se encuentran diferentes vestimentas completas que podréis usar para cambiar totalmente la apariencia del protagonista. Ésto se une al sistema de mejora de armas por puntos, uno de los principales alicientes a la hora de plantearse el rejugar a un título que, del tirón, os durará unas diez horas y pico, aproximadamente. Aunque ya os aviso que buena parte de esas horas os las pasaréis reintentando acabar con los jefes final de fase, una y otra vez…
Ninja Blade es un buen juego de acción, de lo mejorcito del género en Xbox 360, pero no consigue alcanzar ese nivel de excelencia que tienen las grandes franquicias con las que comparte estilo (God of War, Ninja Gaiden). Además, aunque su nivel de dificultad es inferior al de la franquicia que encumbró Itagaki, lo complicado de los End Boss pondrá a prueba vuestra persistencia.