Análisis de Star Fox Zero, un gran juego con aroma retro

Wii U lleva en el ojo del huracán desde que salió al mercado. Que si se quedaba corta de potencia, que si no acertaron explicando el novedoso GamePad, errores en la planificación de lanzamientos… No quiero enumerar la serie de contratiempos que ha sufrido una máquina que, si me lo permiten, no los merecía. No lo hago porque los conocemos todos y porque este texto alaba indirectamente uno de sus puntos fuertes: el catálogo, el cual se ha visto ahora engrosado con un fantástico Star Fox Zero que, con sus peros, es pura diversión.

Star Fox Zero

Star Fox Zero: Análisis de la nueva entrega de la saga para Wii U

Si bien es cierto que la ausencia de third parties en la última máquina de Nintendo es demasiado notoria, lo cierto es que en el terreno de los exclusivos, nacidos del seno de la compañía nipona o bajo su paraguas, ahí Wii U sí puede sacar pecho. Juegos como Pikmin 3, Super Mario 3D World, Mario Kart 8, Mario Maker, Donkey Kong Country Tropical Freeze, Splatoon y un largo etcétera, son títulos de los que cualquier usuario estaría orgulloso de poseer. En todos ellos se nota el especial mimo con el que Nintendo trata a sus creaciones, un no sé qué que rezuman sus obras y que las convierte, salvo contadas ocasiones, en juegos especiales.

Esto mismo ha ocurrido con Star Fox Zero, un juego que bebe directamente de aquel Lylat Wars, de 1997 (llamado así en Europa por cuestiones legales, pues su título original fue Star Fox 64). Es curioso, porque precisamente Lylat Wars fue una especie de remake del primer Star Fox (SNES, 1993). Así que sí, podemos decir que estamos ante un reboot de un remake. Y tras este trabalenguas, veamos por qué.

Star Fox Zero

Se trata de una de las franquicias más importantes para Nintendo y Fox y el resto de su escuadrón, personajes queridos por todos los aficionados. El hecho de que Miyamoto haya sido el director del proyecto es buena prueba de ello. Sin embargo, la clave de Star Fox Zero es la colaboración entre la compañía afincada en Kyoto y Platinium Games, responsables de juegos como Bayonetta o The Wonderful 101. Dicho tándem es, posiblemente, el mayor acierto que pudo tener Nintendo cuando planteó en su día el desarrollo de este reboot, pues la saga le ha sentado como anillo al dedo a Platinium Games.

En esta ocasión, por tanto, volvemos a ponernos a los mandos de los arwing junto a Fox McCloud, Peppy Hare, Slippy Toad y Falco Lombardi para parar los pies al malvado Andross y salvar el sistema Lylat. Para ello, Star Fox Zero nos propone recorrer la galaxia a través de diferentes planetas y localizaciones superando un buen surtido de misiones. Estas van desde llegar a un punto concreto para defender una posición o destruir un poderoso artilugio de Andross hasta eliminar en un entorno abierto, en pleno espacio exterior, a las continuas amenazas. Lo cierto es que la variedad de situaciones que propone el juego, lejos de lo que pudiera parecer, se nota desde el principio. Mención especial se merecen los Jefes Finales, algunos verdaderamente espectaculares y cuyos enfrentamientos son de lo más disfrutables. Lo que sí es sorprendente es el desequilibrio, en cuanto a duración, de las misiones, con algunas que se quedan demasiado cortas.

Star Fox Zero

El juego funciona como un auténtico arcade, con una división lineal en fases que nos invitan a repetirlas una y otra vez en busca de la mayor puntuación. Una rejugabilidad que se ve acentuada por los continuos secretos o rutas alternativas que contiene. El aroma a recreativa que desprende el juego hará las delicias de los más nostálgicos, y es en este aspecto en el que más se ha dejado ver la huella de Platinium Games, aportando una jugabilidad muy frenética y dinámica que se siente un homenaje al clásico y un soplo de aire fresco al mismo tiempo.

Otra de las grandes novedades es el uso que se ha dado a los distintos vehículos que se pueden manejar. Cada uno tiene sus propias características y serán los principales protagonistas en según qué episodios. El Girowing, por ejemplo, sirve para las misiones en las que se requiere una mayor precisión o de infiltración, y permite utilizar un robot externo para piratear ciertos dispositivos y abrir nuevas rutas. El Landmaster (tanque), por su parte, nos servirá para las fases terrestres. Su fuerza bruta permite derrotar a una gran cantidad de enemigos.

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Quizás el punto más polémico del juego ha sido el del control. En Star Fox Zero utilizaremos la pantalla de la televisión para ver nuestra nave y tener un mayor ángulo del entorno. A través de la pantalla del Wii U GamePad, por su parte, nos situamos dentro de la cabina y sirve principalmente para tener mayor precisión en los disparos. Además, el sensor giroscópico nos permite apuntar con el propio mando. Lo cierto es que no es un control sencillo y fácil de manejar. Es cierto que en las primeras misiones cuesta cogerle el tranquillo. No obstante, tampoco supone una experiencia tosca y torpe que han descrito algunos. De hecho, una vez dominado puede llegar a brindar al jugador grandes momentos de satisfacción, con maniobras imposibles para superar las continuas dificultades, como el clásico barrel roll.

Eso sí, se echa en falta un multijugador algo menos forzado que el que incluye (en el que un jugador maneja la nave y el otro, desde el mando, dispara). De hecho, una suerte de online competitivo con batallas especiales entre los jugadores hubiese sido la guinda del pastel. Sin embargo, el añadido que acompaña al juego, Star Fox Guard (un juego independiente que incluye la edición limitada y disponible por separado por 15€) es una especie de tower defense que se agradece, y presenta el grado de complejidad suficiente para hacer de su propuesta una buena forma de pasar el rato y descansar de tanta batalla espacial.

En definitiva, Star Fox Zero es un gran acierto. Un título que, una vez más, demuestra el cuidado que pone Nintendo en según qué franquicias y que no debe ser juzgado por su aspecto gráfico ni por el hecho de que no dure 100 horas, como parecen que están obligados los títulos de ahora. Su rejugabilidad, el pique de las puntuaciones y el dinamismo y espectacularidad que ha aportado Platinium Games hacen del juego un nuevo imprescindible para los poseedores de Wii U. Porque en definitiva, y de eso se trata, ofrece diversión en estado puro. [80]

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