No deja de sorprenderme que, teniendo una de las mayores franquicias del mundo, Electronic Arts se haya limitado a lanzar un par de shooters en los últimos años. A muchos nos fastidió que se cancelara aquel proyecto que inicialmente desarrollaba Visceral, como otros tantos de STAR WARS que acaban cayendo en saco roto.
Pero en el E3 2018 Vincent Zampella, CEO de Respawn Enterteinment, dijo un nombre: “STAR WARS Jedi: Fallen Order”. Sí, igual podrían haber enseñado algún teaser, pero no dejaba de tener ciertas expectativas. No estaba Amy Henning al mando, pero Respawn es un estudio en el que considero que se puede confiar después de obras como Titanfall 2. Hace ya casi un año pudimos ver el primer tráiler, Fallen Order prometía ¿Ha cumplido? Lo intentaré responder en los próximos párrafos.
Jugando STAR WARS Jedi: Fallen Order es inevitable recordar obras como Uncharted o Sekiro, sus influencias son evidentes. Un combate derivado del soulsborn y un plataformeo de moverse por cornisas y salientes, propio de Uncharted. Los escenarios se estructuran como en un metroidvania, de modo que conforme vayamos progresando y aprendiendo nuevas habilidades, podremos acceder a nuevas rutas. Aunque pueda llegar a desorientar en según qué zonas, siempre tenemos un holomapa a nuestra disposición para no perdernos. El diseño de niveles ha sido uno de los grandes aciertos de Respawn, es una pena que los elementos relativos a la exploración y las plataformas no le permitan relucir todo lo que debería.
El principal problema de la exploración en Fallen Order es la crisis de identidad que deja entrever. Sus aspiraciones cinematográficas son evidentes, pero por otra parte parece querer ser muy videojuego. No es extraño encontrarnos con superficies resbaladizas por las que deslizarnos (extremadamente mal calibrados), plantas que nos hagan rebotar o paredes por las que hacer wall running. No hay ningún problema en querer ser muy videojuego, el reciente Doom Eternal lo hace y parece que rigurosamente. Pero en Fallen Order estos elementos chocan con algunas secuencias scriptadas que consiguen hacernos sentir dentro de una escena, como ese flashback de la huida de Cal cuando los soldados se rebelan. Uncharted funciona muy bien como videojuego cinematográfico porque sabe ocultar sus costuras, pero a lo nuevo de Respawn se le ven tanto que parece de la generación pasada o quizá más antiguo. De hecho, aunque en los primeros minutos, por ese plataformeo de escalar y moverse por cornisas y salientes, pueda recordar más fácilmente a la saga de Naughty Dog, diría que se parece más a Tomb Raider. Ya no solo se trata del desplazamiento, en Fallen Order nos encontramos con frecuencia en ruinas de antiguas civilizaciones, resolviendo puzles de mover bolas y accionar mecanismos haciendo uso de la fuerza. En algunos momentos parece más una aventura canónica de arqueología en el espacio que de STAR WARS.
Sin embargo, sí que hay momentos en los que te sientes un auténtico jedi y son muy disfrutables. Esto es posible gracias a un sistema de combate relativamente solvente, similar al de Sekiro y un progreso de nuestras habilidades muy bien medido, de forma que no nos sentimos extremadamente poderosos nada más al comenzar. Probablemente, lo más satisfactorio del combate sea devolver disparos de blásters enemigos haciendo parry. Pero, en general, cualquier enfrentamiento que no sea contra sapos, cabras u otras criaturas sin gracia consigue hacernos sentir lo que busca. Además, la sensación de progreso funciona muy bien y encaja con la historia que nos quiere contar Fallen Order, la de un joven jedi poco experimentado al que las circunstancias le obligan a aprender rápido para salvar a la orden del Imperio. No es una guion con mucho más que destacar, los personajes no es que sean especialmente carismáticos más allá de la villana principal o BD-1.
Se cuestionaba Roc Massaguer en un vídeo que publicó hace unos meses por qué funciona lo último de Respawn y le atribuía el mérito a esas mecánicas que toma de otros títulos. Después de jugarlo puedo decir que funciona, es más, es divertido. Pero —parafraseando lo que él mismo me respondió por Twitter― que funcione (o que sea divertido en este caso) es lo mínimo que le pedimos a un videojuego. Por eso Fallen Order está tan lejos de la excelencia, porque prácticamente se limita a funcionar. La responsabilidad que suponía hacer un nuevo videojuego de la franquicia y la presión por hacer un producto que agradase a todo el mundo, han superado a Respawn y el resultado ha sido una obra sin alma, con muy pocas ideas y que hace un flaco favor al medio ¿Ha cumplido? Sí, pero no está a la altura de STAR WARS. [60]