Que a la nueva generación de consolas le suenan las tripas es algo que todos sabemos. Ha pasado casi un año desde que Xbox One llegase al mercado, uniéndose así a una fiesta donde cada cual busca su lugar. Mi turno ha llegado; es el momento de dar el salto. ¿Xbox One o PS4? El catálogo manda. No me miréis a mí, la culpa es de Sunset Overdrive.
He de reconocerlo, cuando se mostró por primera vez en el E3 de 2013 quité mis manos de la barbilla y comencé a fruncir el ceño. ¿Qué es esto? Entre tanta oscuridad, tanto rifle y una buen dosis de DRM se escondía un halo de color, dinamismo, identidad y olor a nuevos sabores dentro de la enternecedora conferencia de los de Redmond.
Detrás de esta obra se encuentran los creadores de Ratchet and Clank, Resistance, Fuse o Spyro the Dragon. A pesar de que en mi opinión la situación era similar a la de Camelot Software y su quiero y no puedo con la excelencia en algún momento alcanzada en el pasado, es el momento de redimirse consigo mismos, y qué mejor manera que con un título que define por sí mismo la actitud de este estudio de California, capaces de haberme hecho adquirir por primera ver una consola de Microsoft. Hace doce años estrené PS2 con Ratchet & Clank y Dark Cloud. Hoy estreno Xbox One con Sunset Overdrive, y vaya si ha merecido la pena.
Comencemos por el argumento, que no tiene ninguna importancia dentro de la experiencia que se nos presenta, convirtiéndose en el mero pistoletazo de salida de una carrera llena de giros, saltos y mucho flow. Eres un (o una) sujeto encargado de recoger la basura de las calles de Sunset City mientras todo el mundo sale a pasárselo bien mientras se toman una bebida energética a la vez que presencian un evento de grandes magnitudes donde las cosas no suelen terminar bien. Saludemos a Overcharge Delirium XT, protagonista indiscutible de esta pericia.
Dicho líquido presenta un defecto de fábrica capital en el devenir de los acontecimientos, y es que todo aquel que haya probado suerte se convertirá en mutante, motivo que desencadenará el caos en la ciudad, la cual al cabo de las horas no será sino un compendio de charcos, tiros y muchas acrobacias. Además, la organización Fizzco estará detrás de todo este embrollo, así que hay que terminar con ellos. Nosotros seremos supervivientes, claro está, y será nuestra tarea la de sobrevivir, pero tendremos que tener en cuenta que nuestro personaje es un tipo fanfarrón y en búsqueda de encontrarse consigo mismo y disfrutar de la libertad sacando toda la rebeldía y alma gamberra que lleva dentro.
El humor es un elemento intrínseco en Sunset Overdrive, algo que da la mano en todo momento pero que no siempre casa. Personalmente me lo he pasado genial, con un doblaje estupendo, lleno de gags y momentos que sobrepasan la cuarta pared. Estamos ante un juego con mucho carisma, mas es quizás ese humor tan irreverente lo que hace del mismo un producto con un alto componente idiosincrásico; es diferente. Me encanta cuando nuestro alter-ego nos recuerda que es consciente de que está en un videojuego, cuando bromea y vacila a la voz en off o la gran cantidad de guiños no solamente al folklore cultural que rodea a la época sino a otros títulos de Insomniac Games, algo que me ha ganado y que he identificado alegremente.
Tenemos ante nosotros un mundo abierto, grande (pero no inmenso) y repleto de cosas por hacer, recados que cumplir y lugares por los que deambular sin un objetivo claro. Desde un primer momento tendremos que ir completando misiones que harán las veces de principales para avanzar en una historia que, insisto, no aporta nada nuevo ni sorprenderá, solamente es una excusa para presentarnos todo lo que podemos hacer en Sunset Overdrive. Es muy meritorio cuando un videojuego te va mostrando distintas mecánicas de su jugabilidad progresivamente, que lleves diez horas de juego y descubras que ahora puedes impulsarte hacia adelante al saltar, todo ello sin que hayas sentido en el trayecto que el apartado jugable carecía de variedad o que pedía a gritos más posibilidades. El ritmo de aprendizaje está perfectamente conseguido, pues hay que dejar algo claro, la esencia de esta obra es grindear, saltar, emular a un pájaro pero sin volar mientras disparamos a todo ser que aparezca ante nosotros.
Al cabo de las horas sentiremos que vamos mejorando, consigue que por algunos momentos te sientas experto, que seas el dueño y señor de Sunset City por el dominio que has ido adoptando en los saltos. Antes no eras capaz de ir hasta ese otro edificio sin tocar el suelo, ahora puedes recorrer el mapa rozando el cielo con los dedos. No os voy a engañar, dentro de las 13 horas que me ha durado la historia principal –hablaremos más adelante de la durabilidad- posiblemente dos hayan sido por ver qué había más allá de este lugar rebosante de color.
Mucho se ha hablado sobre las mecánicas de Sunset Overdrive, que si podría pecar de repetitivo con el paso de las horas, que si no era más que una mera conglomeración de géneros sin un denominador común… Sinceramente, es el mejor trabajo de Insomniac que recuerde, recogiendo lo mejor de aquel, con la esencia propia de las plataformas y el grindeo de Ratchet, la originalidad y diferenciación de las armas que vimos tanto en éste como en Resistance… Si a ello añadimos lo que podría ser un sucesor espiritual en muchos aspectos del maravilloso Jet Set Radio de Dreamcast, con su humor, parkour y grindeo, todo da como resultado un producto final que te obliga a no parar de jugar y disfrutar de ese gamberrismo que todos llevamos dentro.
Podremos personalizar al personaje a nuestro gusto, tanto su pelo como ropajes. Al cabo de las horas podremos invertir el dinero que vayamos consiguiendo no solamente en armas sino en ropa, cada cual más desigual y aderezada de color que la anterior. Tendremos hasta un total de ocho armas que equipar simultáneamente, siendo estas las que mejoran su nivel y potencial a la par que nosotros aprendemos a cómo nadar por los cielos abiertos de Sunset City.
Cabe destacar la gran cantidad de misiones tanto principales como secundarias que podremos evidenciar en el mapa del lugar, así como los coleccionables (¿Rollos de papel higiénico? ¡Sí!), eventos y desafíos tanto locales como en línea que se van sucediendo uno tras otro. Por tanto, no queda otra que aprender a desplazarse por las paredes, rebotar en toldos, sombrillas, y coches o grindar por las barandillas, farolas, vías de tren y todo elemento que apunte a ello. Plataformeo en estado puro. De verdad, sentirás la velocidad y que te vas haciendo bueno gracias a las virguerías que se abren a tu disposición. Muy gratificante.
La estructura de la ciudad, muy vertical, nos invita a no parar de experimentar qué hay más allá del horizonte. Tal y como comentaba al comienzo, la historia principal puede durarnos un mínimo de 12 horas, pero a ello hay que sumarle decenas por los ya mencionados desafíos, coleccionables y misiones secundarias. Todos los elementos se condensan para que el mapa, algo pequeño en comparación con lo que se podría esperar de un sandbox, no se antoja para nada menudo. A decir verdad, hubiese deseado un mayor número de elementos vivos a nuestro alrededor, alejarnos totalmente de una cierta sensación de vacío que se puede sentir en ocasiones. Es un lujo cuando nos topamos con palomas que huyen de nosotros, así como el movimiento que se produce en casi cualquier elemento con el que chocamos. Gráficamente no es el techo gráfico de Xbox One pero tampoco lo pretende ni lo necesita.
El apartado audiovisual es sobresaliente, sin embargo. Todo luce de maravilla, la variedad cromática está perfectamente conseguida, a lo cual hay que añadir una interfaz y efectos tanto visuales como sonoros tremendamente animados y fuera de lo común. Es un espíritu que se termina transmitiendo casi desde el minuto uno; terminas sintiendo que eres parte del juego y eso es algo que personalmente valoro mucho.
Por decir, se ha aprovechado incluso el agua, ya que podremos grindar sobre ella para avanzar. La cuestión es no parar de movernos y disparar, con un equilibro perfecto que no llega al caos que podemos sentir en títulos como Dead Rising pero sí lo suficientemente repleto de enemigos como para estar siempre alerta, constantemente en peligro. La música punk y rock, tan juvenil y dinámica le viene como anillo al dedo. Como en cualquier otra obra por el estilo, terminé jugando con los auriculares, y a decir verdad la sensación de inmersión fue mucho mayor porque siempre escuchabas algo que se correspondía con la situación en que te encontrases envuelto.
Es quizás arriesgado ocultar tanto, tanto contenido disponible en Sunset Overdrive para la versión final, pues hay aspectos que iremos descubriendo y que son una auténtica sorpresa. Hay momentos y situaciones jugables que no te esperas, por lo que si para ti una demostración de quince minutos en una feria es suficiente como para labrar una opinión fundada sobre este proyecto, es posible que estés muy equivocado.
Mención aparte para los ‘amplis’, unas mejoras que podremos equipar tanto a nuestro personaje como a las armas que vayamos adquiriendo. Estos ‘amplis’ no son más que potenciadores, con la intención de hacer de la seleccionada la más alocada y anomalística que imaginemos. El estilo es otro componente primordial, ya que el juego nos premia si ejecutamos saltos y grindeos de manera fluida y continuada. Cuando tengamos el estilo en un nivel considerable, podremos ejecutar golpes más fuertes y seremos algo más poderosos. De este modo, se consigue de forma natural que tratemos de dominar una jugabilidad que brilla con luz propia.
La cámara es quizás algo desconcertante a primera instancia, pero con el paso de las horas te darás cuenta de que es notable. Hubiese agradecido un botón que me permitiese fijar dicha cámara inmediatamente, pero el control que tenemos de la misma es muy bueno y cómodo, gracias en parte al hecho de estar ante una obra en tercera persona, con la cobertura visual que ello conlleva. No obstante, hay algo que no ha terminado de convencerme en Sunset Overdrive como son los turbos, una suerte de beneficios que iremos consiguiendo poco a poco y que podremos equipar. El problema aparece cuando debido a una precipitada explicación no sabremos exactamente cómo sacarles partido, por lo que no le hice mucho caso y tampoco me hizo falta para disfrutar de esta película donde nosotros somos los directores y actores protagonistas.
Eso sí, la personalización de armas es tan sencilla como satisfactoria, ya que tan solo tendremos que invertir nuestro dinero (OverCharge) para poder equipar aquella locura de la que hayamos decidido hacernos dueños. Las armas son una pasada, en resumen. Cada cual tendrá su lugar y acaparará todos los focos dependiendo del enemigo que se atreva a mirarnos por encima del hombro. El problema de la munición es algo que aplaudo y festejo con sinceridad, puesto que habrá momentos en que no tendremos ni una sola bala (o aquello que lanzemos. ¿Discos de vinilo? Perfecto) y será el momento de jugar al béisbol. Con respecto al combate cuerpo a cuerpo, se podría haber añadido algún tipo de combo para bravuconear un poco más si cabe y sentirnos los reyes también de la superficie terrestre.
Es así como nos acercamos al final de la historia principal de Sunset Overdrive, con un puñado de momentazos, sobre todo en la segunda mitad de la aventura, que nos dejarán con ganas de más, de que Insomniac no ha demostrado todo entre tanta locura, indiferencia y rebeldía. Los diálogos y doblaje tanto al inglés como al castellano me han encantado, con momentos tan descarados como “¡Te hago daño porque te quiero!”. Eso es un enemigo que no se merece ser derrotado, es mejor irse con él a beber OverCharge, cuyo eslogan principal es que te hace ser mejor de lo que te mereces. Lo dicho, que todo el componente verbal es soberbio aunque no sea algo que tenga que ser necesariamente la opinión popular; puede que no te haga gracia y es normal.
Para aquellos que os lo estéis preguntando, la tasa de refresco es de unos constantes 30 frames por segundo, más 900p. Gracias a una gran distancia de dibujado, cantidad de elementos bien representados y animación en todo modelado presente, la sensación y definición puede ser la que ellos quieran, que se va a ver igualmente espectacular.
Conclusión
Acción desenfrenada, saltos, grindeo, carisma, libertad… No hay límites en Sunset City. Considero capital la existencia de este título, que abre un género por sí mismo y da un buen golpe sobre la mesa. Rebosa personalidad y estilo, ofrece algo a lo que los usuarios más añejos de los sistemas de Microsoft no estaban acostumbrados. Posiblemente el primer gran exclusivo de Xbox One junto con Forza Horizon 2, que merece ser jugado a fondo para conocerlo de verdad, como si de un buen libro se tratase.
Sunset Overdrive es el motivo por el que me he comprado la consola, las ganas y el interés por él me han hecho dar el salto y por ahora no podría estar más satisfecho. El mando es una auténtica gozada y tengo muchas esperanzas puestas en la que para mí tiene un mejor y sólido catálogo que su contraparte japonesa. Un frenesí de golpes, saltos y disparos desenfrenados. Carisma y sensualidad en lo artístico, identidad y solidez en lo jugable. Enhorabuena Insomniac Games. Sobresaliente. [90]