La saga Total War ya tiene unos cuantos añitos, 13 y medio en concreto. Fue en el año 2000 cuando se editó Shogun, su primera entrega. Aunque la saga ha pasado por varias distribuidoras (la última Sega), la desarrolladora ha sido siempre la misma, The Creative Assembly.
El primero que probé fue Rome, aunque sólo unos minutos, puesto que no pertenecía a uno de mis géneros favoritos precisamente. En su momento me llamaron mucho la atención las batallas con cientos de soldados, pero no pasé de ahí. Con el que de verdad entré en la saga fue con Shogun 2, el juego que salió justo antes que este Total War: Rome 2.
Así que no puedo comparar mucho con los anteriores, pero sí con el que ya había jugado antes. Rome 2 es un juego enorme al que hay que se le pueden dedicar cientos de horas. Aunque para el mercado europeo el Shogun 2 puede tener una temática más exótica que yo pensaba que me iba a gustar más que tanto romano, gracias a la enorme variedad de pueblos y facciones de Roma 2 ha salido ganando en mi opinión.
El apartado gráfico sigue la línea del juego anterior. Seguro que se ve mejor, pero tendría que ponerlos uno al lado del otro para ver las diferencias. Y aquí es donde entra en juego el ordenador de cada uno. Mi equipo ya tiene unos 7 años, y se nota (sólo le he actualizado la gráfica, y ya hace tiempo de eso, monta una nVidia 550 Ti que es lo más gordo que aguantaba mi pequeña fuente de alimentación). Bajando bastante la calidad gráfica el juego va perfectamente fluido y se ve muy bien, tanto en el mapa del juego como en las batallas, así que estoy más que satisfecho con el resultado.
Eso sí, en el PC de mi hermano, mucho más nuevo que el mío, con las opciones gráficas al máximo (o cerca, no se exactamente cómo lo tenía configurado) el juego luce fantástico para un juego de estrategia. Jugando un poco con las opciones creo que cualquier persona con un equipo decente va a obtener una buena experiencia en el apartado visual.
Como comenté al principio, el juego es gigantesco. Para ayudarnos con las primeras horas se incluye un prólogo de tres capítulos que hace las veces de tutorial en el que se nos va explicando paso por paso los principales sistemas del juego. Aunque sea un tutorial no es sencillo y podemos perder. Hay que poner mucha atención a todo lo que nos explican, que es muchísimo. Y todo eso que nos cuenta sólo cubre una parte de las posibilidades del juego.
Este prólogo es opcional. Si así lo deseamos, podemos saltárnoslo e ir directamente al modo campaña. Ahí podremos elegir un buen montón facciones que hay disponibles. Hay tres familiar para elegir en la ciudad de Roma, pero el título del juego sólo indica la época temporal en la que se engloba. Podremos elegir una facción de casi cualquier parte de Europa. Y el que quiera más siempre puede comprar alguno de los DLCs que van saliendo con nuevas facciones. A ver si sacan alguna de la Península Ibérica, que las echo de menos.
El juego está dividido en dos partes bien diferenciadas. Por un lado está el mapa del mundo, donde realizaremos toda la gestión gorda del juego y por otro las batallas, que podremos jugar o simular, según prefiramos. Comenzaremos en una ciudad (diferente según la facción elegida) y nuestro objetivo será obtener el control de una gran parte del viejo continente mediante la conquista de otras regiones o acuerdos con el resto de facciones. No todo es hacer la guerra, en muchos casos será preferible e incluso necesario formar alianzas para que nuestros enemigos no nos destrocen.
La cantidad de cosas que podemos hacer y de las que tendremos que estar pendientes es enorme. Lo mejor es tomárselo con mucha calma y no precipitarse en nada de lo que hagamos. No es para una partida rápida, pero sí es un juego perfecto para unas vacaciones, como las de Navidad que están a punto de llegar. El juego se desarrolla por turnos. En cada turno hacemos todo lo que tengamos que hacer y pasamos al siguiente. Y entre turno y turno se realiza la simulación del resto de facciones.
Esta simulación es para mi lo más pesado del juego, al menos en mi ordenador, que ya va mayor. Se hace un poco lenta la espera. En uno más nuevo, como el de mi hermano, este proceso es mucho más rápido y se agradece. Cada uno de estos turnos que jugamos, si no realizamos ninguna batalla, pueden ser bastante cortos (al menos al principio, cuando tenemos pocas regiones que gestionar) y podrían servir para muchas partidas rápidas en lugar de una sesión larga de juego, pero Rome 2 engancha mucho y después de un turno vamos a querer jugar otro, y luego otro y así hasta que no tenemos más remedio que cortarlo.
Mi parte favorita del juego es esa de gestión, pero sin duda, lo más espectacular son los combates. En estas luchas manejaremos a nuestro general y sus batallones (incluyendo el suyo propio, puede llevar hasta un máximo de 20 escuadras). Y si al comenzar el combate tenemos otro general cerca, también podremos usar sus tropas en esa batalla.
Los combates se pueden resolver automáticamente si así lo deseamos en lugar de tener que jugarlos. Yo normalmente lo prefiero así precisamente para no alargar demasiado mis sesiones de juego, pero no es lo mejor para progresar. Las batallas que veamos que vamos a ganar o perder muy claramente se pueden simular sin miedo, pero las que veamos que están más justas a juzgar por el número de tropas de ambos bandos, aunque se indique que tenemos un 100% de probabilidad de perder si la resolvemos automáticamente, se pueden ganar si decidimos jugarlas y, de hecho, es lo que deberemos hacer para poder expandirnos sin problemas.
Van saliendo actualizaciones periódicas que arreglan muchas cosas, pero a día de hoy, el juego no está libre de fallos. La verdad es que yo sólo me he encontrado con uno, y es que se me ha colgado el juego en un par de ocasiones justo antes de comenzar un combate. Mi hermano no ha tenido ese problema, pero sí algunos con la interfaz de usuario. Durante el prólogo, cuando un general subía de rango, el juego no le permitía aprender nuevas habilidades, cosa que a mi no me ha pasado. Una vez comenzada la campaña ese problema le ha desaparecido.
En otra ocasión, cuando juntaba a dos generales para mover sus tropas de uno a otro no le aparecía el botón de confirmar, sólo el de cancelar y al ir a grabar la partida, no le mostraba la lista de juegos guardados (ni al intentar cargar otra tampoco). Así que se la jugó, guardó la partida y se fue al menú principal. Desde ahí sí se veían todas las partidas, así que cargó la que acabada de guardar y al volver ya funcionaba todo bien de nuevo.
No he encontrado ningún fallo que rompa el juego y te obligue a volver a empezar una campaña, pero sí varios un poco molestos. No son agradables, pero sí comprensibles (al menos por mi parte) en un juego tan grande, sobre todo teniendo en cuenta los grandes parches con arreglos que sacan de forma bastante frecuente.
Aún no he probado los modos online, probablemente porque prefiero jugar sólo o si es con más gente, que estén a mi lado para poder verles las caras, pero al menos una campaña en cooperativo quiero jugar con mi hermano y otros amigos para ver qué tal se comporta. Pero como he dicho, no lo he probado, así que no puedo decir qué me ha parecido jugar en red. Tampoco he mirado todo lo que hay en Steam Workshop (con el que el juego es compatible). Seguro que ahí hay cientos de cosas para ampliarlo.
Normalmente suelo entrar más en detalle en las características del juego que analizo, pero en esta ocasión, debido a la magnitud del que tengo entre manos, he preferido hablar más de mi experiencia con el juego. Si hubiera hecho lo que otras veces, habría aburrido hasta a las ovejas.
A Shogun 2 jugué bastante pero no terminó de engancharme. Con éste he pasado un montón de horas y siempre me cuesta despegarme de él. Y apenas he arañado su superficie. Estoy seguro de que aquellos a los que les guste el género de la estrategia y tengan bastantes horas libres lo van a disfrutar muchísimo. [85]