No nos podemos quejar. El entorno sociocultural que nos rodea está lleno de alternativas, opciones y matices para que cada uno encuentre lo que busca. Aunque siempre dejaremos un hueco a la reflexión de si buscamos lo que queremos o encontramos lo que nos han hecho creer que buscamos. En cualquier caso la realidad actual es que hay muy pocos productos únicos.
Algo que no nos sorprende porque el concepto único es muy relativo a interpretaciones y por tanto totalmente subjetivo. Sin embargo, hablando en términos absolutos, efectivamente parece que para cada producto único siempre hay una alternativa.
Si nos referimos a dispositivos móviles, hay dos grandes mercados diferenciados por su sistema operativo como iOS y Android, pero no son las únicas alternativas. Si valoramos diseño, configuración o aplicaciones, el mercado tiende a infinito en cuanto a posibilidades. Nada nuevo bajo el sol. En otros sectores como el del automóvil o el textil hace mucho tiempo que se convive en esta abundancia. Se entiende, por otra parte, que la competencia entre productos similares fomenta la mejora de éstos a la par que beneficia al consumidor final.
Aunque podríamos afirmar que productos únicos con trascendencia en el sector de consumo serían muy difíciles de encontrar, sí que es cierto que hay casos extremos donde dos productos similares bajo sus correspondientes marcas comerciales aparecen como prácticamente la única alternativa de mercado para el consumidor. A modo de ejemplo, en los inicios del reproductor de cintas vídeo se dieron tres formatos VHS, Beta y 2000, al poco tiempo se convirtió en dicotomía entre VHS y Beta, para acabar en monopolio con VHS. Esta guerra por dominar “El Cine en Casa” sigue en constante evolución, evidentemente con otros elementos, lo que nos demuestra algo que ya hemos asumido; en los productos tecnológicos hay más futuro que presente.
Sin embargo, existen casos donde productos o marcas siguen fijando tendencia como si el tiempo no les pasase factura. Coca-Cola o Pepsi. Nunca me he definido de forma convincente por alguno de estos dos refrescos de cola, pero por defecto pido Coca- Cola. ¿Soy entonces de Coca-Cola? Da igual, si no hay Coca-Cola seguro que la alternativa es Pepsi. Por tanto, y dejando a un lado marcas blancas de superficies alimentarias, desde que servidor tiene uso de razón convive con esta dicotomía entre Coca-Cola y Pepsi en cuanto a refresco de cola. Y aunque en mi memoria guarde un especial recuerdo por “Pitusa Cola”, reconozco que obedece más a un ejercicio de nostalgia que a un deseo de beber esa marca de refresco de cola. Queda claro, por tanto, que en refrescos de cola la dicotomía es prácticamente absoluta y atemporal.
Centrándonos en el sector del videojuego apuntamos en primera instancia hacia aquellos que acuñaron un género por ser pioneros y como consecuencia se han convertido en parte de la historia del sector. Hablar de plataformas y no citar a Mario sería negar la evidencia, sin embargo, la trascendencia del bigotudo fontanero ha promovido incontables aportaciones al citado género. De esta forma, se entiende que siendo el videojuego un medio dinámico y de difícil taxonomización, se darán casos de propuestas que marquen tendencia pero sus bondades serán recogidas y reconstruidas por otras que llegarán en breve. Por tanto, en géneros de videojuegos de gran consumo será difícil encontrar pocas alternativas. Sin embargo, y aunque históricamente no siempre ha sido así, la dicotomía FIFA y PES hace ya tiempo que se ha normalizado, siendo anecdótico aquel tímido intento de Pure Football (Ubisoft Vancouver, 2010) por hacerse un hueco entre los simuladores del deporte rey.
No entraré a valorar las bondades de las propuestas de EA Sports y de Konami, ya que son por todos conocidas y cada jugador tiene sus preferencias. Pero que tanto la enésima edición de FIFA como la de PES estén a la altura de las circunstancias, no debería ser motivo para que alguien no levantase la mano y dijese “Nosotros también sabemos hacer un simulador de fútbol”. Estamos de acuerdo en que son sagas consolidadas, pero ¿realmente no hay público objetivo para una tercera alternativa?, y aquellos jugadores que se compran FIFA y PES cada año, ¿se comprarían una tercera opción? ¿Cuántas veces hemos repetido que FIFA es casi perfecto pero le falta un lo que sea y a ver si esto lo mejoran de una vez? ¿Tiene sentido esta dicotomía en un sector tan vinculado a la tecnología y su constante evolución?
Son algunas cuestiones que me rondan por la cabeza cada año cuando acudo a mi cita con estos simuladores de fútbol. Ambos son productos notables y posiblemente FIFA pueda considerarse excelente, pero ¿debemos por ello renunciar a otras alternativas? Bebo Coca-Cola por costumbre y si no hay, Pepsi.
Raul Factory
@RaulFactory