No compres, este es nuestro poder como jugadores. No estás de acuerdo con una determinada política de una desarrollada, no compres sus juegos. El próximo gran lanzamiento es una continuación de una continuación de otra continuación y tú no estás de acuerdo, no lo compres. Ese juego que llevas esperando un año y está a punto de salir tiene una duración de cinco horas largas y no estás de acuerdo, no lo compres. Aparecen elementos machistas con los que no estás de acuerdo, no compres ese juego.
De nada sirve quejarse, gritar tu insatisfacción a los cuatro vientos en todos los medios a tu alcance, crear una campaña en Internet para que ese título no vea la luz o ridiculizar mediante distintas imágenes satíricas determinado título. Si no estás de acuerdo, no te gusta, estás en contra o no estás seguro, no lo compres. Esta es la única manera factible de incidir, cambiar o influir en una industria de los videojuegos.
En una entrada anterior establecimos de manera inequívoca como los videojuegos únicamente tienen cabida en un sistema capitalista. Dentro de un sistema capitalista el único recurso que mueve los mecanismos de este es el dinero. Nuestro poder como ciudadanos se encuentra en el consumo, es tan simple como esto. No estás de acuerdo con este texto, no sigas leyendo, no malgastes tu tiempo y tu esfuerzo en una actividad con la que no estás de acuerdo, porque si sigues leyendo, y además, al final del texto, arrojas algún comentario, vas a dar pie a más artículos de este tipo, vas a crear una demanda y yo voy a cubrir esa demanda con más oferta del mismo tipo. Es tan sencillo como eso, no estás de acuerdo, no consumas.
¿Cuál es la lógica de Consumir, es decir, gastar una cantidad determinada de dinero y tiempo, en un producto con el que no estamos de acuerdo? La única lógica que existe dentro de esta pregunta es que queramos criticarlo, que aún a sabiendas de que no va a satisfacer nuestras demandas, nuestras demandas no sean disfrutar del videojuego, sino otras.
Es muy común dentro del mundo del videojuego y especialmente dentro de los más aficionados, aquellos que vierten sus experiencias y vivencias en los mundos videolúdicos en diferentes redes sociales, la necesidad de estar al día, de consumir todo aquello que salga por la simple necesidad de encontrarse al día y en la misma situación que el resto. No jugar a la última novedad supone un problema para muchos, pierden el tren de la novedad, no están al día en el mundo al que suponen que pertenecen y con el que se identifican.
Más aún, la forma de consumir información relacionada con el videojuego no se encuentra precisamente en la atemporalidad y la reflexión, sino en el consumo de noticias breves, recientes e impactantes. No disfrutar de la última novedad, aunque no estemos de acuerdo con ella, nos hace perder este tren y no estar en la misma sala que el resto de los aficionados a los videojuegos con los que interactuamos en nuestro día a día.
Esta práctica, que, en nuestra opinión, se encuentra ampliamente extendida, no existe en otros medios ¿Os imagináis lo ridículo que supondría que una persona leyera todo los libros que aparecen en nuestro día a día? Primero, sería imposible, segundo sería innecesario. Como en todos los apartados de nuestra vida cotidiana, vivir es elegir y en el caso del presente en el que vivimos, vivir es consumir. Únicamente está vivo aquel que consume, que compra, que gasta el sueldo en necesidades secundarias. Es con esta referencia con la que nos situamos socialmente y en el mundo del videojuego la posición social depende del conocimiento del medio, y para conocer el medio hay que consumir videojuegos, mientras más recientes mejor.
La salud de las desarrolladoras, la permanencia de la industria y la desaparición de sagas y compañías se debe a una ley tan sencilla como compleja, la oferta y la demanda. Hay demanda, habrá oferta, no hay demanda, no habrá oferta. Tan sencillo como esto es acabar con todas las malas prácticas que no nos gustan del sector de los videojuegos. No estamos de acuerdo con un producto, no lo compremos, estamos de acuerdo con un producto, apoyémoslo y compremos. Es una lástima que la compañía FX Interactive esté a las puertas de la quiebra ¿pero hace cuánto tiempo que no compras un juego de esta distribuidora?
Tenemos que entender que nuestro poder como ciudadano y como jugador es nuestro rol de célula consumista y que la salud de las compañías depende de que compremos sus productos. De nada vale quejarnos amargamente por el último DLC del juego de moda que añade tatuajes de estrellas en los codos de los personajes si al final acabamos todos comprándolo. Oferta, demanda y consumo responsable, los tres conceptos que nos salvarán de los contenidos innecesarios, tan simples y a la vez tan imposibles de conseguir.