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Artículo: El Videojuego debe ser un arma cargada de futuro

Decía Gabriel Celaya en uno de sus poemas más conocidos que la poesía era un arma cargada de futuro, en sus palabras, a cientos de años luz de las mías: Maldigo la poesía concebida como un lujo / cultural por los neutrales / que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. / Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Este poema posee un contexto necesario para entenderla, los últimos años de la dictadura de Franco en España, cuando la juventud comenzó a rebelarse en las universidades contra su tiránico poder y era necesario tomar parte. “Tomar partido hasta mancharse”, como menciona Paco Ibáñez en su perfecta adaptación de este poema a canción.

La esencia del poema, sin embargo, no puede estar más clara, la cultura, en tiempos de crisis, debe tomar partido, debe denunciar las injusticias y no debe autocomplacerse en su mera existencia, sino que debe salir de su cerrado mundo y abarcar, representado, los problemas del mundo. Es justo y necesario que una vía de publicidad y consumo como los medios de comunicación, que son capaces de influir en la vida de tantas y tantas personas se hagan eco de las peculiaridades del sistema, especialmente en momentos de crisis. Es necesaria la movilización y la concienciación de la población para superar las adversidades, como ya ocurrió tantas y tantas veces en la Historia, que no es hasta que el grueso de la humanidad toma conciencia de un hecho, cuando se buscan soluciones.

Por todo esto es vergonzoso que los videojuegos, un medio de comunicación de masas que cada vez abarca a más y más gente no se haga eco, nunca, de ningún problema social o desigualdad. Únicamente en el mundo independiente podemos encontrar algún que otro producto cultural que trate asuntos polémicos, como la inmigración, Papers, Please, de Lucas Pope, o This War of Mine, relacionado con las bajas y efectos de la guerra en la población civil. Dos pequeñas perlas en un mar gigantesco poblado de nada.

Porque vivimos a golpes / porque apenas sí nos dejan / decir que somos quien somos. / Nuestros cantares no pueden ser / sin pecado un adorno; / estamos tocando el fondo, / estamos tocando el fondo

La situación mundial es desastrosa, los medios de comunicación y los noticiarios ahondan en esta sensación, nos inculcan un miedo por el futuro para poder aprobar leyes como la actual ley de censura en España. El momento es más que propicio para una corriente subversiva dentro de las artes y ¿qué arte más vanguardista existe en este momento que el videojuego? ¿Qué corriente cultural abarca a una población tan dispersa y diversa? Gracias a las nuevas tecnologías, cada vez hay más videojuegos y cada vez hay más jugadores, sin embargo, cada vez hay menos diversidad dentro de estos, los géneros, las etiquetas y la obcecación por la nostalgia y la herencia encorsetan el mundo del videojuego en una dirección de un solo sentido.

Maldigo la poesía / concebida como un lujo / cultural por los neutrales, / que lavándose las manos / se desentienden y evaden, / maldigo la poesía / de quien no toma partido, / partido hasta mancharse

Y así debería ser, los Videojuegos, en esta generación, durante nuestro presente, han pasado de ser una rara avis a un denominador común entre amplias capas de la población. Este hecho debería alentarse, buscar más público y cargar los títulos con mensajes políticos, por que, como mencionaba Bertolt Brecht, “el peor analfabeto, es un analfabeto político”

El peor analfabeto / es el analfabeto político. / No oye, no habla, / ni participa en los acontecimientos políticos. / No sabe que el costo de la vida, / el precio del pan, del pescado, de la harina, / del alquiler, de los zapatos o las medicinas / dependen de las decisiones políticas.

El analfabeto político / es tan burro, que se enorgullece / e hincha el pecho diciendo / que odia la política.
No sabe, el imbécil, que, / de su ignorancia política / nace la prostituta, / el menor abandonado, / y el peor de todos los bandidos, / que es el político trapacero, / granuja, corrupto y servil / de las empresas nacionales / y multinacionales

Y los videojuegos nos hacen analfabetos políticos porque nunca se menciona, es un tema tabú, muy pocos juegos componen un ideario o un mensaje político, ético o moral más allá de elegir entre el bien y el mal, esto está bien, muy bien, pero hay que ir más allá, hay que enseñar que vivimos en un mundo al borde del abismo y que los que se encuentran debajo de las élites gobernantes somos mayoría en un porcentaje ridículamente amplio.

Los videojuegos deben tomar partido, mancharse, hablar de temas actuales, deben dejar de lado la obligación de ser divertidos, de intentar evadir de la realidad a quien los juega, porque no es así, es un error, evadirse de la realidad es dejar que otros ganen la partida, y esto, en los tiempos que corren, no podemos permitirlo. El videojuego debe ser, como afirma Celaya para la poesía:

No es una poesía / gota a gota pensada, / no es un bello producto / no es un fruto perfecto, / es lo más necesario / lo que no tiene nombre; / son gritos en el cielo / y en la tierra son actos

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