Como jugadores nos sentimos atrapados ante lo oscuro. El uso de elemento venidos del más allá nos provoca un estado de satisfacción tal, que poco importa el origen de su maldición. Somos castigadores de muertos, irrespetuosos del pasado y maltrechadores de la paz y el descanso.
Nos hemos habituado a castigar cualquier forma de no vida y pese a que el género zombie, infectado o lo que sea, es el claro objetivo a vencer, seguimos teniendo especial amor por lo espectral y lo fantasmagórico.
Sin duda, juntar elementos como una mansión encantada y fantasmas es garantizar el éxito. Claros son los ejemplos de la saga Silent Hill o los inicios de Resident Evil (Biohazard, Capcom, 1996) de lo bien que llega a funcionar algo de terror encapsulado entre los pasillos y los secretos de un viejo hogar. Eso sí, plagados de seres venidos de otro mundo (o del inframundo directamente). Sin embargo, aquello que puede ser terrorífico si es vestido con una capa de edulcorante y se filtra con los elementos esenciales del mundo champiñón, no sólo parecerá una hermosa composición llena de colorido y divertido no-terror. Si no que hasta hace que parezca creíble y entretenido.
Si además, osamos equipar a nuestro personaje principal con un elemento tan peculiar como una aspiradora tenemos el encanto asegurado. Igualmente, si dicho personaje no es otro que el mismísimo Luigi la fórmula se retuerce hasta convertirse en una entrañable mezcolanza. Sí, Luigi’s Mansion (íd.; Nintendo E&D, 2001) todavía a día de hoy destila pura jugabilidad y diversión. Utilizando la misma fórmula que a Nintendo siempre le ha funcionado; fórmula que no es otra que la de introducir elementos reconocibles, mecánicas accesibles y situaciones realmente entretenidas. Y es que la empresa nipona, en ese sentido siempre lo ha tenido claro, sabe que hay elementos que funcionan, que bien mezclados hacen que el ese “souffllé” emulsione de tal modo que no se venga abajo. Y así, lo demuestran éxito tras éxito con cualquiera de sus apuestas donde Mario y sus incansables compañeros son los protagonistas de la historia.
A día de hoy muchos son los juegos que plantean retos, puzzles o acertijos de situación. Luigi’s Mansion lo tiene claro, hay que descubrir la manera de atrapar a cada fantasma. El ingenio nos lleva a querer torturar a todo ese divertido elenco de seres ectoplasmáticos que nada tienen que envidiar a el anteriormente citado Slimer. Pero, ¿y Mario? Seguramente la apuesta más arriesgada fue en su momento, poner al larguirucho de salto impreciso como héroe principal de la historia. Una apuesta bien acogida seguramente por todos los hermanos menores de la época, ya que verían como por un instante su papel se convertía en principal. Pasando a ser la Grettel destinada a salvar a su atrapado hermano Hansel. Finalmente, Mario necesita de nosotros, de hecho su vida depende de que podamos conseguir limpiar la mansión de toda vida fantasmal.
Daniel del Olmo
@laocoont