Avatar es, originalmente, la película de James Cameron, de inminente estreno, que ha levantado muchísimas expectativas por su innovador apartado técnico, que parece dejar en mantillas a todo lo que se ha visto hasta ahora.
No es de extrañar que alguna compañía se sintiera tentada de realizar una adaptación en formato de videojuego. Yo aún no he visto la película, pero jugando a Avatar uno se da cuenta que la fórmula es muy comercial, muy de acción y aventuras, y eso siempre casa muy bien con las consolas. En definitiva, que UbiSoft acertó haciéndose con los derechos, a pesar de que, como adaptación que es, las suspicacias en cuanto a la calidad del producto final son inevitables.
La principal virtud de Avatar es que es muy dinámico. Tanto, que iréis de un lado para otro en todo momento, nunca estaréis desocupados. Disparar a enemigos, recoger ítems, subir de nivel con el sistema de experiencia, escoger el armamento y la armadura que llevaréis… Todo menos perderos o localizar el lugar al que acudir, porque, gracias al mapa, en todo momento sabréis a dónde toca dirigirse.
Gráficamente es un juego agridulce. Por un lado, los diseños están genial, los escenarios están muy detallados, son muy amplios y la distancia de dibujo es muy elevada. Todo es muy colorido y luce genial, aunque claro, palidece si se le compara con el metraje de la película en la que se basa. El problema es la tasa de refresco del motor, insuficiente, provocando en muchas ocasiones, cuando diversos personajes aparecen en pantalla, que el motor petardee.
A nivel jugable, se controla fácil. El sistema de armamento, tanto la configuración como el uso, es intuitivo y no ofrece demasiadas complicaciones. Hay un buen número de armas y el ir desbloqueándolas es uno de los atractivos del sistema de experiencia. En cuanto al desarrollo argumental en si, a destacar el momento en el que el modo historia se separa en dos ramas totalmente opuestas, dependiendo de si el jugador se decanta por uno u otro bando (Humanos o Na’vy) en el conflicto del planeta Pandora. Como gran acierto, una vez suceda el evento que decidirá vuestras próximas misiones, se creará una partida guardada independiente que os permitirá, si así lo deseáis, el contar con la posibilidad de jugar en ambos bandos gracias al uso de dos partidas separadas. Un gran detalle, sin duda, que invita a completar ambas bifurcaciones.
Avatar es una aventura entretenida, adictiva (al menos por unas horas) y basada en un producto cinematográfico ganador. Como videojuego, sin tener en cuenta la licencia, es un arcade divertido que tiene potencial para gustar a los aficionados al género. No os voy a engañar, no me ha parecido un gran juego, pero lo cierto es que tiene atractivo suficiente como para contentar a los que les guste eso de disparar, saltar, recoger items y seguir avanzando. Que no es poco.