El lanzamiento de una nueva consola de Nintendo siempre es un acontecimiento en la Industria. Hagan lo que hagan, son escuchados, y en esta ocasión todos lo hacíamos más expectantes que nunca. Y es que la llegada de Switch supone un punto de inflexión para una compañía que ha puesto toda la carne en el asador para recuperar el tiempo perdido.
El hype está servido
Estas son posiblemente las líneas que más me están costando escribir desde que me paso por Akihabara Blues. No hace mucho, y la comparación no tiene mucho valor. Ok, os compro el argumento, pero la razón no tiene nada que ver con falta de inspiración o cualquier típico problema. Qué va. El problema es que para ponerme a escribir he tenido que soltar la Switch y esa maravilla llamada Zelda: Breath of the Wild por unos momentos. Espero, al menos, hacer que el sacrificio merezca la pena y transmitiros mis impresiones con la nueva consola de Nintendo tras varios días con ella en casa.
Lo primero que me llamó la atención fue el tamaño de la caja, más pequeña de lo esperado. A mis manos llegó la edición con los Joy-Con azul y rojo, un diseño que no me cautivó demasiado en los vídeos de presentación pero que ha sabido ganar mi corazoncito rápidamente, gracias a cómo rompe la monotonía de negros del resto de elementos que conforman Switch. Al abrir la caja te das de bruces con lo que es la consola en sí, esa suerte de tablet que mide parecido a una Nintendo 3DS XL plegada, y los famosos Joy-Con. El resto del paquete incluye un cable HDMI, un adaptador de corriente, un juego de correas para los mandos, el soporte de los Joy-Con y la base para conectar la Switch a la televisión.
Bonita por fuera
Cabe destacar que, esta vez sí, Nintendo ha situado la apariencia de la máquina como una de sus prioridades. Y es que Switch es bonita. Bueno, quizás no es belleza lo que transmite, pero sí una modesta elegancia que hará que la saquéis a la calle con orgullo. De hecho, gana muchos enteros con los mandos acoplados a sus laterales. Los materiales utilizados son de calidad, con un plástico mate agradable al tacto y poco amigo de las ralladuras y las marcas de dedos. Se agradece todo esto sobre todo si se tiene en cuenta que va a ser una máquina que, en principio, tiene la intención de ir allá donde vayamos. Es, en definitiva, un gran paso adelante por parte de Nintendo, que abandona diseños más sosos, por decirlo suavemente, como el de su predecesora Wii U.
La consola cuenta con un espacio para introducir las tarjetas de los juegos, cuatro huecos de refrigeración muy discretos en la parte superior (funcionan de maravilla, la consola no se calienta prácticamente nada en sesiones de varias horas), en la que no falta el espacio para los cascos y los botones de encendido y volumen. La entrada para el cargador se sitúa en la inferior. Muy parecida, en este sentido, a PS Vita. Es decir, es una consola con un diseño muy portable. Se ve también en detalles como su peso y su ergonomía. No tardé en desear acoplarle los Joy-Con a los laterales (de hecho es lo primero que hice, olvidándome durante un ratillo de la base para la TV. El “alma portátil” de la consola, tal y como reza el eslogan de Nintendo, se había apoderado de mi). Os diré que el delicioso click que suena fue música en mis oídos, todo un placer para aquellos que nos gustan estos detalles.
Es muy gratificante ver lo bien que se deslizan, acoplan y desacoplan y lo sencillo que es instalar la consola en cualquier modo que queramos utilizar. Quizás, el Modo Tabletop (utilizar Switch de pantalla y los Joy-Con como mandos separados de esta) es el que menos cómodo me ha parecido. Tiene el potencial de poder hacer una sesión de multijugador local allá donde vayas, pero la pantalla es algo pequeña para que varios tengan que estar centrados en ella. Además, el soporte trasero se me antoja insuficiente y algo inestable, dos hubiese sido lo ideal. Por otro lado, y este detalle sí es más importante, los Joy-Con son pequeños y para aquellos que tengáis las manos grandes, muy posiblemente os cansaréis en sesiones medias-largas. Además, el derecho tiene el stick más centrado que el otro (son asimétricos), en una posición algo incómoda si se va a utilizar como mando independiente en horizontal. El agarre en vertical es, por el contrario, muy agradable y no transmiten tanto esa sensación de pequeñez.
Switch va de juegos
En cuanto encendemos Switch, Nintendo vuelve a demostrar que lo que quiere es que juguemos, y cuanto antes. Por eso los pasos que conforman la configuración inicial son muy sencillos y enseguida nos vemos en la interfaz de usuario. Es minimalista y elegante pero se la ve demasiado vacía, con pocas opciones de personalización: un icono de jugador al más puro estilo foto de perfil pero con personajes de Nintendo (yo me decanté por Toon Link, mi gran debilidad, con fondo azul) y el Tema de fondo, a elegir entre blanco y negro. Imagino, eso sí, que todas estas opciones se irán ampliando a posteriori, y es que apartados como el de Noticias o la eShop no estaban aún disponibles en el momento en el que se escribía este texto.
Quizás lo que sí sorprende es lo rápido que va Switch, tanto a nivel de menús como de apagado y encendido o detectando la tarjeta de juego que hemos elegido. Y sobre todo, algo que no me canso de comprobar cada poco, en el salto de pantalla de TV a Switch y viceversa según la introducimos o retiramos de la base. En este sentido la experiencia es muy fluida, todo un punto a favor. Por lo que respecta a la batería, la verdad es que su duración me ha parecido más que razonable. He jugado a sesiones de unas 2h/2,5h seguidas a Zelda: Breath of the Wild y en ningún momento me he quedado corto. También he hecho pruebas como dejarla en modo espera (en la base para TV la Switch se carga) durante toda una mañana y al volver la batería seguía intacta. Según Nintendo, esta dura unas 6 horas que se pueden ver reducidas en función del juego. Todo depende de otros factores como el brillo, etcétera, pero me da la impresión de que la duración de la carga es correcta. Veremos si esto es así cuando esté echando un torneo local de Mario Kart Deluxe 8 en la próxima Camp Blogger…
Conclusiones
Con todo, Nintendo Switch me ha parecido en estos tres días una consola a tener muy en cuenta que, me da la impresión, nos va a dar muchas alegrías a los aficionados. Es una portátil endiabladamente potente, cómoda y con estilo, y además guarda en su seno novedades tecnológicas tan interesantes como los Joy-Con y sus posibilidades para recuperar el multijugador local (ya sueño con partidas de Street Fighter improvisadas) o tecnologías como la vibración en alta definición. Es una oda a la innovación que lleva aportando Nintendo a la industria desde hace tiempo. Sí, esconde errores como una memoria interna ridícula, por muy ampliable que sea con tarjetas micro SDHCD, aunque al menos los juegos en físico no se instalan, como sí ocurre en Xbox One o PS4. También el escaso plantel de juegos de lanzamiento. Pero en una primera experiencia, tiene más ventajas que inconvenientes y merece la pena si eres aficionado a esta industria (y tienes el dinero, claro). Lógicamente a largo plazo ganará muchos enteros, y la decisión de lanzarse a por la primera hornada es muy personal, pero me ha parecido una gran consola y un gran salto adelante por parte de Nintendo. Veremos. Mientras tanto, me voy a perder por las verdes praderas de Hyrule…