World of Warcraft es un juego que ha marcado mi vida. Todavía recuerdo aquellos días saliendo corriendo del instituto para llegar a casa y ponerme a jugar con mis amigos. No jugaba a otra cosa, y tenía todo el tiempo del mundo. Años después, el juego ha cambiado, mi vida ha cambiado, los videojuegos han cambiado.
World of Warcraft ya no es el buque Insignia de Blizzard
Los juegos de mayor éxito suelen incluir alguna entrega fantástica o medieval en el ranking, pero normalmente son los más próximos a la realidad (FIFA, GTA de algún modo) o los más sencillotes (Clash Royale) los que se llevan el gato al agua. Pero World of Warcraft sigue.
WoW siempre fue una anomalía. Fue el juego de moda en PC durante su segunda expansión (Wrath of the Lich King) llegando a rozar los 12 millones de jugadores en Octubre de 2010, jugadores que pagaban una cuota. Y no deja de ser un hito. Era la principal gallina de los huevos de oro de Blizzard, y esto ha cambiado.
Tienen cubiertos un montón de frentes: TCG con Hearthstone, FPS con Overwatch, RTS con StarCraft II. Pero el MMORPG es un género en decadencia. Siempre lo ha sido, por eso no dejó de ser sorprendente su éxito puntual, pero ningún juego, por muchas mejores características que haya tenido o prometido, similar a World of Warcraft, ha conseguido superarle. Ni económicamente, ni socialmente. Es difícil pensar que a día de hoy sea uno de los juegos más rentables de Blizzard. Pensad por un momento en lo que cuesta su mantenimiento, lo que cuesta crear una expansión para el juego frente a lo que puede costar crear una para Hearthstone o nuevo contenido para Overwatch.
Esta BlizzCON, para cualquier jugador asiduo de Blizzard, ha sido mágica. En tiempos eran bastante sosas: Solían presentar nuevo contenido del World of Warcraft, jugar unas partidas competitivas al StarCraft… Pero este año ha sido maravilloso. Obviando la triste ausencia de Diablo y el escaso contenido de StarCraft II, la presentación de la nueva expansión de Hearthstone, a manos del carismático Ben Brode, la nueva cinemática de Heroes of the Storm, el nuevo contenido de WoW… y mención aparte merece la puesta en escena de Jeff Kaplan con Overwatch. Un nuevo mapa espectacular, un nuevo héroe y un nuevo corto animado. Para quitarse el sombrero. En definitiva, ni Blizzard depende ya de WoW, ni el juego es ni volverá a ser lo que era.
Como he mencionado al principio, vivimos en una época muy distinta a aquellos años en los que triunfó el MMO. La gente no está dispuesta a dedicar tantas horas a un juego, ahora se llevan las partidas rápidas, los juegos sencillos. El éxito no ahonda tanto en historias de gran magnitud o de dimensiones cósmicas sino en personajes sencillos y mecánicas accesibles para todo el mundo. Con la llegada de Battle for Azeroth muchos volveremos, muchas características nos atraen y siempre tienes el gusanillo de jugar la historia principal. Pero jugaremos el contenido original, probablemente limpiaremos la primera banda en su dificultad más permisiva y dejaremos el juego de lado hasta que reciba un parche importante. Y no es malo, no creo que Blizzard piense ya en fidelizar a un jugador los 12 meses del año (aunque sin duda lo intenta), pero cada mes tenemos en Héroes un nuevo personaje, cada poco más tiempo novedades importantes en Overwatch, nuevos comandantes en StarCraft II, nuevas temporadas en Diablo III. Ya no es World of Warcraft lo que te absorbe, es Blizzard en su conjunto.