Los juegos basados en licencias de películas de Disney tienen, a priori, la tarea de ser un producto orientado al mismo público objetivo de la cinta. Un público eminentemente infantil, por lo que la apuesta jugable debe ser muy asequible, así como dotada de una espectacularidad cercana a la cinta en la que se basa. De Brave no se puede decir que cumpla ni una cosa ni la otra.
Nota: aunque Brave es compatible con Kinect, para la realización de este análisis no se ha usado el dispositivo de captura de movimientos de Microsot.
Y es que Brave no es un plataformas agradecido para el jugador. Las plataformas son a veces algo exasperantes, muchas veces a causa de la perspectiva de la cámara. Y es que los gráficos del juego de Disney no cumplen las expectativas que puede tener un chaval cuando le llora a sus padres que le compre el juego basado en la película que acaba de ver en el cine. No es que no sean espectaculares, es que hay continuos e incomprensibles problemas de refresco. Para acabarlo de rematar, ni tan siquiera cuenta con metraje extraído de la película, al menos que se use durante el modo historia.
Lo mejor del juego es el doblaje, que parece extraído literalmente de la película, y el catálogo de arcos de la protagonista, que podría perfectamente ser parte del repertorio de un Torchlight o Diablo. Plataformas y puzzles aparte, la acción en si no está del todo mal – especialmente el guiño a Ikaruga con los diferentes poderes, y el juego es bastante agradecido en lo que a desbloquear logros se refiere.
Brave es un juego que no cumple el cometido para el que entiendo ha sido creado, que no debería ser otro que el contentar al chaval fan de la película. Absolutamente prescindible, al menos sin Kinect, porque en la caja pone bien clarito «Mejor con sensor Kinect». Permitidme que dude que algo como Kinect pueda salvar este mediocre título. [50]