Un año más, Konami y EA se preparan a disputarse los primeros lugares de las listas de ventas y los favores de la crítica con sus grandes apuestas anuales para la lucrativa campaña navideña. PES y FIFA, FIFA y PES, repiten, como cada 12 meses, un duelo en el que el juego de Seabass acostumbraba a llevarse el gato al agua, pero que en los últimos años se han vuelto las tornas, al menos en la parte que corresponde a la valoración de la crítica. Valoración que, dicho sea de paso, los PESeros de toda la vida se han pasado por el forro y siguen acudiendo en tropel a las tiendas reclamando, como cada año, la enésima entrega de la saga de sus amores.
Pero eso es otro tema. Lo que me gustaría poner de relieve desde estas líneas es el hecho de que el género de juegos de fútbol, quizá el que tenga el potencial de ser el más lucrativo – al menos en nuestro país, echando un vistazo al negocio del Fútbol a la Carta – tenga el mismo número de alternativas que otros deportes menos populares, con todos los respetos, como son el baloncesto o incluso el golf.
No creo que haya que intentar tentar a Sega, que ya probó suerte en el pasado con su serie Virtua Striker, a Sony, con la experiencia de su franquicia This is Football o a 2K Games: Seguro que saben que hay un buen montón de dinero esperando a ser recolectado por alguien que sea capaz de aportar una alternativa a la hegemonía de EA Sports y KCET. Es más, me consta que en otros lares las compañías son más atrevidas y lanzan apuestas que incluso se atreven a beber de las referencias del género, como fue el caso del divertido Football Kingdom de Namco.
No sé qué es lo que tendría que pasar para que alguna compañía reaccionara y alegrara un panorama que parece limitado a dos apuestas que, al menos, no se duermen en los laureles. Y que siga así, porque como EA y Konami decidan serenarse y limitarse a repartirse el pastel, habrá que ir sacando las cartas y recordar las normas de la Brisca.