Cada dos años Playground Games nos presenta un nuevo juego de la serie Horizon y los más sorprendente de todo es que cada entrega eleva el listón. Cuando llego a pensar que el título no puede ofrecer más, al momento de poner mis manos en el mando, todas mis dudas se disipan, dejandome la certeza que estamos frente a una de las mejores franquicias de la industria.
Parece que el cielo es el limite
Al parecer esta serie aún no encuentra un tope y Forza Horizon 4 es muestra de ello. Partes de los escenarios ya pueden ser destruidos, el festival es prácticamente infinito, el juego online es supremamente simple y las estaciones le dan una variedad impresionante.
Todo eso se complementa con un apartado gráfico de infarto, que si en Xbox One se ve bien, no me quiero imaginar como se visualiza en la Xbox One X. Cada detalle se encuentra supremamente bien cuidado entregando la mejor sensacion de conduccion posible, tanto visual como al tacto, porque el complemento del título con la vibración del control es extraordinaria.
Forza Horizon 4
El festival sin fin
Forza Horizon 4 cambia totalmente el modelo, ya no tenemos un festival con un objetivo claro y podemos personalizarlo a nuestro gusto, tanto en carreras, afiches e incluso duración. Si a eso le sumamos su expansión, Isla de la Fortuna, hablamos de horas y horas de una fórmula, que a pesar de haber sido tan explotada, aún engancha y mucho.
La variedad es tanta, que tenemos un número increíble de vehículos a seleccionar y cada cambio de estación es como tener una nueva pista, ya que las condiciones cambian en todos sentidos. Cada carrera tiene su variación dependiendo si nos encontramos en Invierno, Verano, Otoño o Primavera.
Forza Horizon 4
En la mayoría de casos siempre se evalúan los juegos como un conjunto armónico entre historia, graficas y jugabilidad, pero en el caso de Forza Horizon 4, el elemento más importante es la capacidad de entretener sin necesidad de tener la historia mas profunda e intrincada del mundo. El juego te puede tener muchas horas pegado a la tele, con ese lema tan común de “la última carrera y ya”.
