Arkane cada que puede muestra el gran estudio que es. Su forma de desarrollar juegos es bastante interesante y siempre buscan ser fieles a su cultura. Con Deathloop demuestran su madurez y lo que han aprendido con el paso de los años.
Pocas expectativas
Llevo esperando varios años una nueva entrega de Dishonored o Prey. Arkane decidió presentar una IP totalmente nueva, a la cual le tenía poca fe, pero que terminó siendo una muestra de madurez y crecimiento del estudio.
Deathloop mezcla lo mejor de Dishonored y cosas aprendidas de Mooncrash, el DLC tipo Roguelike de Prey. En esta ocasión debemos sobrevivir matando ciertos jefes y evitando ser cazados por otro jugador que puede invadir nuestra partida.
Arkane en su máxima expresión
Con Deathloop queda claro lo que es Arkane como estudio y nos ofrece un mundo con mecánicas conocidas, pero además con la libertad de siempre. Cada ciclo es un aprendizaje y depende de nosotros la aplicación de lo aprendido.
La ambientación también es algo bastante llamativo. El juego parece ubicado en los 70, con mucha influencia de la música disco, lo que se evidencia en los lugares, enemigos e incluso la música. Dándole bastante personalidad a la aventura.
En cuanto a jugabilidad, si toma muchos elementos de la aventura de Corvo, lo que le favorece bastante, porque es llegar a un territorio conocido, solo que con una premisa diferente, la del viaje en el tiempo.
Lo que más valoro de Deathloop, que me lleva a nominarlo a GOTY 2021, es la forma como lograron iterar en un fórmula conocida y entregando un producto que se sigue sintiendo fresco y entretenido, en especial para los que somos seguidores del estudio.