El proyecto más ambicioso de Nintendo hasta la fecha es un merecido candidato para hacerse con el premio al juego del año 2017. Breath of the Wild uno de los juegos más sorprendentes de la historia de la compañía y marca, sin duda alguna, un antes y un después dentro de la saga.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild es un juego impresionante, una bella aventura que encandila al jugador desde su inicio. Y es que su magia comienza desde el primer momento, cuando el jugador contempla, estupefacto, el enorme mundo abierto que se encuentra ante él. En este sentido, la nueva entrega rompe con muchas de las convenciones establecidas dentro de la serie y nos presenta un mundo abierto lleno de secretos y sorpresas en el que es imposible no perderse.
Breath of the Wild nos ofrece total libertad para hacer lo que queramos en cualquier momento. Existe una trama guionizada, sí, pero es el jugador quien decide en que orden termina el juego. Es posible completarlo tras invertir decenas de horas, al igual que existe la posibilidad de finiquitarlo sin haber profundizado lo más mínimo en su trama, solo machacando al jefe final del juego en sus primeros compases. Algo único dentro de la saga.
Pero si algo podemos destacar de este nuevo Zelda es que es un juego tremendamente divertido. Resulta cautivador trepar hasta la cima de una gran montaña, lanzarse desde allí con la paravela y planear hasta llegar a ese santuario casi inaccesible para descubrir, dentro de él y con cierto asombro, ese enésimo nuevo acertijo que hace uso de un complejo sistema de físicas. Es genial descubrir todas las posibilidades jugables que ofrece.
Durante este año, no se ha lanzado un sandbox tan trabajado. El contenido puede llegar a abrumar al jugador: decenas de santuarios, misiones secundarias, semillas kolog para recolectar, un completísimo sistema de creación de objetos y, sobre todo, multitud de secretos capaces de sorprender incluso después de haber invertido más de 50 horas.
Si bien es cierto que en términos de potencia bruta no puede competir con producciones para consolas de mayor rendimiento, hay que alabar la increíble labor de Nintendo para exprimir las capacidades del sistema y mostrar en pantalla algunas de las secuencias más bellas de la generación. Y no está de más recordarlo, pero para bien o para mal, Breath of the Wild es un juego desarrollado para la infravalorada Wii U. Ahí es nada.
No solo estamos hablando del mejor juego del año. The Legend of Zelda: Breath of the Wild ha conseguido revolucionar un género tan machacado como son las aventuras de mundo abierto. Y que carajo, no solo estamos hablando del mejor título de año. Tampoco del mejor de la saga. Probablemente sea, y el tiempo lo dirá, uno de los mejores juegos de la historia. Quién sabe… Puedes leer nuestros textos sobre Breath of the Wild en los siguientes enlaces: