Aunque quede ya lejos el febrero de este buen año de videojuegos, no me he podido quitar este juego de la cabeza. El Ryu Ga Gotoku Studio volvió a la carga trayendo uno de sus títulos mas grandes y ambiciosos con Like a Dragon: Infinite Wealth.
Esta nueva iteración de su reciente rpg consiguió mezclar y entrelazar las historias de dos personajes sin perder un ápice de ritmo. Incluso, la presencia del anterior protagonista, Kiryu, con el nuevo, Ichiban, podría infundir un pensamiento de que uno pudiese eclipsar a otro, cosa que el estudio (ya veterano) no solo atajó sino que cada uno se elevó de una manera única.
Tanto la nueva Hawaii como las ya conocidas Yokohama y Kamurocho se llenaron de actividades y personajes de todo tipo y ambición, desde buscar el amor en una especie de Tinder en beta hasta reconstruir una isla desde cero. También conoceremos a amigos a lo largo de toda la historia que podrán ir a nuestra isla o, cómo ocurre con esta peculiar familia, luchan con nosotros.
Ichiban, Kiryu, Saeko, Nanba, Tomi, Chitose, Adachi, Seonhee, Zhao, Joongi, y todos los que nos acompañan se convierten en nuestra familia escogida. Dónde Ichiban encontró nuevos compañeros vitales, Kiryu consigue nuevos pilares sobre los que apoyarse e impulsarse para tomar valentía en los momentos de más flaqueza, tanto física como mental.
Releyendo las impresiones suscribo cada palabra e incito a toda aquella gente que no lo haya probado a que se aventure a un RPG exquisito con una historia y saber hacer propios de un estudio con corazón y cabeza en lo que mejor saben hacer: llegarnos profundo.
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