Quitando a Dance Central – juegazo, aún sigo buscando algo que me convenza de que Kinect puede sobrevivir a la cancelación del Project Milo, que para mi fue la razón del nacimiento del aparato, o al menos la que me vendieron. Tras el aparentemente decepcionante Steel Battalion, ya no me quedaban argumentos para intentar autoconvencerme de que debía seguir teniendo esperanza. Pero, curiosamente, en una semana han aparecido dos noticias que me han devuelto la moral. O al menos parte de ella.
Por una parte, el parche para Skyrim, que permitirá activar por voz diferentes opciones de juego, como equipar rápidamente combinaciones de armamento, ordenar el inventario, seleccionar hechizos o lanzarlos a los enemigos. Unos atajos que vienen de cine para evitar esos molestos momentos en los que estás repartiendo estopa hasta al apuntador y, de repente, tienes que poner la pausa para realizar un cambio en la configuración.
Por otra, una versión de Dragon Ball Z compatible con Kinect. Sí, eso de pegar puñetazos al aire es tan cansado como peligroso para nosotros y para los que nos rodean, pero no me negaréis que el momento Kamehame es una auténtico pasote.
Y a ti ¿Qué te hace falta para que te vendan la moto?