Cuando con una GameBoy en mano éramos más felices

Sin saber por qué, cuando mi amigo Kristian me pasó el código de descarga para 3DS de Pinball Revenge of the Gator, supe que me encontraba ante algo especial y difícil de describir. Mi mente me decía que me sonaba de algo el título, como si mi niño interior reaccionase al oírlo. Una vez descargado el juego en la consola, me recorrió un agradable cosquilleo por todo el cuerpo y fue entonces cuando, de repente, rejuvenecí 16 años y volví a ser un niño.

Revenge of the Gator

Pinball Revenge of the Gator fue uno de mis primeros videojuegos con el que estrené mi flamante GameBoy cuando sólo tenía 10 años. Por aquel entonces que mis padres me comprasen un juego era una labor complicada, no sólo porque no habían tantos lanzamientos como ahora, sino porque para conseguir tan brillante recompensa había que currárselo en el colegio sacando un sobresaliente o en su defecto un notable alto, lo que hacía que el valor que le dábamos a los juegos se multiplicase. Los que estén acostumbrados a los juegos actuales con gráficos hiperrealistas y disparos por doquier verán en este título una chorrada y una pérdida de tiempo. Sin embargo, ahora lo veo y parece mentira que una mesa de pinball con varias estancias y algún que otro minijuego pudiese proporcionar tanta felicidad. A saber la de horas que le dediqué, llegando a descubrir todos sus secretos y posibilidades como ningún otro. Los juegos de pinball siempre me han gustado de niño, y aún me siguen gustando, pero si a eso le sumamos que el mapa estaba plagado de cocodrilos y uno en particular muy voraz esperando a tragarse nuestra bola, no podía más que rendirme a sus encantos.

Revenge of the Gator

Han pasado muchísimos años desde que no volví a jugarlo y a medida que escribo estas líneas, me vienen a la mente todos los sonidos del juego, junto a la intro del juego donde tres simpáticos cocodrilos bailan al ritmo de la música y animan al jugador a lanzarse a la aventura. Nostalgia retro en estado puro. Obviamente a día de hoy, hay muchos juegos de pinball más completos, pero lo que consiguió por aquel entonces Hal Laboratory con este juego era digno de elogio. Por todas partes hay cocodrilos, desde los que te ayudan hasta los que te complican las cosas. A unos podemos aplastarles el morro, otros se tragarán la bola, uno en concreto la lanza con su cola y el más importante de todos espera impaciente a su almuerzo.

Revenge of the Gator

Aquí no vamos a encontrar princesas en apuros ni temibles monstruos a los que vencer, aquí de lo que se trata es de pasárselo bien y conseguir muchos puntos. Lo que diferencia a Revenge of the Gator con otros pinball es el interés del jugador por descubrir cosas nuevas. No sólo debemos tratar de conseguir la mayor puntuación, sino que el juego nos anima a descubrir sus secretos a modo de minijuegos, puzles y otras sorpresas. Aunque a priori pueda parecer sencillo, sobre todo gracias a la ayuda de los cocodrilos que se colocan bajo las paletas, decir que su dificultad es más elevada de la que os imagináis. Encontrar sus secretos en una sola partida no es fácil y la bola tiende a irse muy ligera, escapando muchas veces a nuestro control y cayendo con facilidad al vacío, de modo que tendremos que golpearla con cuidado.

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No esperéis encontraros tecnología punta porque no la vais a encontrar, más que nada porque nos encontramos ante un juego lanzado allá por el año 1989 para Gameboy. Los gráficos son lo máximo que podía ofrecer la consola por aquel entonces, y respecto a la banda sonora decir que, junto a la intro del principio, solo nos vamos a encontrar dos temas más, de modo que el repertorio no es que sea muy amplio, aunque tampoco es que lo necesite. Decir que los cocodrilos son puro carisma y algunos de ellos son la mar de graciosos, con momentos bastante divertidos.

Gameboy disfrutó de algún que otro pinball más, pero para mí el de los cocodrilos es el pinball por excelencia de la consola. Se encuentra disponible para su descarga a través de la eshop de Nintendo 3DS, de modo que si te gustan este tipo de apuestas o por lo menos te atrae la idea considera darle una oportunidad. Eso sí, lo disfrutarán más aquellos jugadores que, como yo, sufrimos de vena nostálgica, pero eso ya es otro cantar. [60]

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