Desde hace unos años, más o menos desde que llegó la séptima generación de consolas, tenemos tiempos de carga cada vez más extensos en muchos títulos. Que si la previa instalación, que si parches, que si… Al final nos terminamos más tiempo leyendo gerundios que otra cosa, y me pregunto qué es lo que tiene que cambiar para volver a la inmediatez.
Coge una SNES, coge Mega Drive, GBA, Nintendo 64. Da igual, sabes que metes el cartucho y en veinte segundos estás dando saltos. Ni menús ni presentaciones eternas: a jugar. Ahora no hay nada de eso. Recuerdo cuando fui a probar GTA IV a casa del único de mi grupo de amigos que tenía el título al ser el único que ya tenía esa PS3 de 60 GB retrocompatible que -cómo no- terminó muriéndose a los pocos años. De ese día solo sé que estuvimos durante unos minutos preguntándonos si se había quedado en bucle la televisión mostrando tantas ilustraciones.
Se ha quedado’ buen día
Ahora pasa algo parecido, y creo que debería ser uno de los objetivos para las próximas generaciones de consolas para hacer de la experiencia algo más cómodo y agradable. Digamos que se permitiese una instalación de datos que, a cambio de un par de GB en el disco duro, nos permitiese no tener que estar tanto tiempo cargando constantemente por prácticamente todo.
Dicho sea de paso, podríamos empezar a currarnos los minijuegos de las pantallas de carga, que esos fondos negros con la palabra “Cargando” de forma intermitente es adormecedora.