Pokémon GO ya es real en España. Puedes descargarlo tanto en la App Store de Apple para dispositivos iOS como en Google Play para Android. La espera ha terminado, de forma que el juego de los récords ya está dando sus coletazos en España. Es verano, hace calorcito y nos animamos a salir a la calle a gastar batería, pero… ¿Hasta cuándo?
Llevo desde el primer día que se lanzó en los Estados Unidos dándole caña al juego aquí en Bournemouth, y la verdad es que cada día que salgo de casa para ir al College y paso por el Bournemouth Square es una verdadera locura. Imaginad un montón de gente con los pies pegados en el suelo, sin mover más que el tronco superior de un lado con el Smartphone en las manos. No se están haciendo un selfie, están capturando a un Gastly salvaje.
Muchísimo potencial pero demasiado limitado
Creo que el poder de movilización que tiene Pokémon GO es impresionante, que ha cambiado las reglas de juego en lo que respecta a la forma en que entendíamos el juego en móviles y que abre un nuevo espectro en los que, como yo, hemos tenido que cambiar el chip para entender por qué a la gente le gusta tanto el juego y a mí no me termina de enganchar.
Estoy seguro de que se trata a mi arraigado sentimiento clásico a la saga; necesito la sensación de ‘Gotta Catch’em All’ en mis venas, no la aleatoriedad y ambición por tener más Gimnasios Pokémon dominados por mi personaje que el prójimo; necesito esa sensación de rol y aventura que me dan los juegos canónicos y que aquí no está por ningún sitio. Pero como digo, hay que cambiar el chip al jugar a Pokémon GO.
Todo tiene fecha de caducidad
Y como planteaba al principio, ahora que parece que Pokémon GO va a comerse el mundo y quizá sea la llave para formar gobierno en España, os pregunto a vosotros: ¿cuándo se pasará esta fiebre? ¿Qué tal llevará el invierno? Ahora hace buen tiempo, pero cuando venga el frío ya habrá pasado medio año desde el lanzamiento del juego; será ahí cuando veamos el verdadero potencial de Pokémon GO. Mientras tanto, a gastar batería, amigos.