Nota: No he jugado a la primera parte, así que no puedo comparar este Dance Central 2 con su predecesor. El análisis está planteado desde el prisma de alguien que no ha jugado a la franquicia.
Cuando descubrí Dance Dance Revolution gracias a mi colega Deux, me enganché. No tardé en comprarme el juego, una alfombra y de obligar a todos cuantos pasaban por mi casa a probarlo. Incluso sigo visitando los salones recreativos siempre que estoy con Wayfarer para echar unas partidillas a una franquicia que se convirtió casi en una forma de vida. Hoy voy a hablar de un juego que ha tomado el relevo de la saga de Konami.
Como aficionado a los videojuegos de baile tenía muchísimas ganas de probar Dance Central. Gracias a que mi hermano se ha comprado Kinect y que Microsoft nos ha enviado la segunda entrega, he podido cumplir uno de mis sueños de esta generación. Sí, tal y como suena: uno de mis sueños. Y no me ha decepcionado ni un ápice: Dance Central 2 es ameising que te cagas energy, un auténtico festival. Y cuando ya juegas a dobles, la cosa toma proporciones épicas.
La tracklist me parece alucinante. A pesar de que han enchufado una de Justin Bieber y otra de Britney Spears, hay cosas tan rompepistas como Sandstorm, Club can’t handle me o Bad Romance. La mayoría te arrastrarán, a pocas ganas que tengas de bailar, a dejarte la piel botando y realizando los diferentes pasos, con mayor o menor fortuna. Eso sí, los que no soporten los himnos comerciales, que se mantengan alejados.
El nivel fácil es un reto en si mismo, porque el realizar algunos de los pasos que se proponen en las coreografías, que son únicas por canción, os costará algo de práctica. La coordinación es fundamental, al más puro estilo clase en el gym de Batuka o similar, aunque es cierto que el juego hace bastante la vista gorda, no como otros. En esa ambigüedad de si el sistema no nos puntúa porque lo estamos haciendo mal o porque Kinect no nos detecta es donde veo el único punto negro de un título que es soberbio en todo lo demás..
Dance Central 2 es la frontera entre los géneros casual y los hardcore. Es el nuevo Guitar Hero, la revitalización de los Dance Dance Revolution, el SingStar del baile, una máquina de adicción que sería imposible sin un aparato como Kinect y que, con títulos como este, sin niños ni osos panda, justifican su existencia. Harmonix se ha sacado de la manga otra gallina de los huevos de oro. De lo mejor del 2011.