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DEUS EX: MANKIND DIVIDED. LOS JUEGOS, JUEGOS SON

Llevaba mucho tiempo esperando Deus Ex: Mankind Divided. Conocí la saga en la anterior aventura de Jensen, y para mí, fue uno de los juegos de aquella generación. En un mercado saturado de shooters que no aportaban grandes novedades, Human Revolution irrumpió con un universo consistente, maduro e interesante.

Una visión más de DEUS EX: MANKIND DIVIDED

Con una dirección artística sobresaliente. Y sobre todo con una jugabilidad excelente y unas mecánicas profundas; gran variedad y posibilidades enormes,
sobre todo frente a los juegos pasilleros del momento. En definitiva, un gran juego. La espera se me ha hecho especialmente larga tras el retraso de seis meses, pero ya está conmigo y lo he completado en dos semanas ¡cinco veces consecutivas! Sus mecánicas y la posibilidad de abrir nuevos caminos o dar un nuevo enfoque a la manera de jugar han hecho que juegue como un poseso. Amén de un logro que se me ha atragantado…

El juego no despunta técnicamente, como también le ocurriera a su predecesor, pero tiene una preciosa dirección artística, además de un universo bello que combina tecnología y un arte con aires renacentistas que aportan a cada localización de un carácter visual único. Los desarrolladores no nos presentan un gran mapa donde perdernos, ni lo pretendían, por el contrario, nos dan uno con el que podemos interactuar; subir a un tejado amontonando cubos de basura porque sí (tampoco es un Assassin’s Creed, es algo puntual, pero que enriquece el producto final), encontrar rutas que creíamos imposibles a través de alcantarillas, conductos de ventilación o simplemente al nivel de la calle… Todo en Deus EX: Mankind Divided tiene una razón de ser en su diseño, no hay relleno. Después está el argumento: un mundo consistente, rico y, además de las clásicas historias de organizaciones secretas, nos presenta personajes creíbles de moralidad dudosa, haciendo que bien y mal se pierdan en una escala de grises. Su historia avanza a buen ritmo y hace que nuestras decisiones tengan un valor, desde las más pequeñas a las más grandes, regalando con pequeños detalles al jugador el ser dueño de su partida.

Aunque la historia atrapa no parece llegar al puerto deseado, tal vez se lo guarden para DLCs o futuras secuelas. No dudemos que habrá secuela, cosa que Human Revolution dejó muy en el aire, pero esta vez parece quedar bastante claro que habrá continuación. Y ahora vamos con el plato fuerte, la jugabilidad. La jugabilidad, que como en párrafos anteriores habéis podido leer, está ligada al juego al completo. La historia no nos cuenta una cosa y parece que juguemos a otra, somos dueños de las acciones de Jensen. Y el escenario, al completo, es un escenario adecuado a las necesidades del juego. Sus mecánicas brillan por si mismas, pero trasladadas al universo se convierten en prácticamente perfectas. La variedad de situaciones a las que nos enfrentamos, y las posibilidades de cómo afrontarlas hacen a Mankind Divided un juego altamente rejugable sólo por ello, sin necesidad de coleccionables, de trofeos o de cualquier otra cosa que se nos ocurra. Deus EX es un juego enorme por sus posibilidades jugables: sigilo o acción, letal o no letal, cuerpo a cuerpo o a distancia… sus mecánicas están tan bien implementadas que en ningún momento nos sentimos desplazados, además de acompañadas de un excelente equilibrio entre todas las posibles vías. Todo está desarrollado entorno al juego y, por ende, al jugador. El diseño de escenarios o la historia parecen cobrar vida a través de las posibilidades que el videojuego nos ofrece a sus mandos. Y aunque haya caído en lo que parece ser un circunloquio: la jugabilidad de un juego debería ser siempre lo prioritario.
Porque los juegos, juegos son.

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