La GDC 2023 ocurrió durante la semana pasada en una San Francisco que no tiene claro lo que quiere ser. Una ciudad tan contrastada y con tanto encanto. Con tanta historia, reciente y antigua. Con toda la positividad del mundo y la vez tan mermada por el gran problema que tiene arraigado en ciudadanos sin techo, perdidos y con un ratio de adicción que no es normal.
Es una pena ver en lo que se queda la famosa Market Street a partir de las 6 o 7 de la tarde, cuando la mayoría de gente ya no pasea. Cuando los negocios (lo que no están tapiados o son tapaderas para otros negocios no tan legales) cierran, esa calle famosa por estar en el centro neurálgico y donde los tranvías suben y bajan hasta el famoso Ferry Building donde empieza Embarcadero con todos sus diques y el Wharf… cuando cierran la calle se convierte en un paseo de zombies por donde da miedo caminar.
Tuve que hacer ese trayecto desde el Moscone hasta mi hotel en la 7a con Market, cada día, como mínimo 2 veces, varios días muchas más. Y solo una vez en medio del día, donde me sentí un poco acogido por la muchedumbre y donde no era el único caminando siendo increpado cada 10 metros por alguien pidiéndome si tenía drogas o dinero, siguiéndome o gritando a mi lado porque ya no quedaba nada cuerdo en su pobre mente. El colmo fue cuando desde unas escaleras de un edificio histórico (en desuso, por supuesto) una persona dejo caer un estuche, que al impactar y abrirse dejo caer varios artefactos, entre ellos una jeringa justo delante de mis pies. Fue de centímetros que esa aguja no me da en la pierna mientras caminaba decidido hacia mi destino, un hotel donde iba a una reunión.
Ahí en medio se encuentra el Moscone Center donde se celebra la GDC cada año. La verdad es que alrededor, no hay sentimiento de inseguridad, hay miles y miles de personas yendo de pabellón en pabellón, de reunión a sesión, de expo al hotel. Es una falsa sensación de seguridad que termina una vez termina el día y tienes que irte a otra parte de la ciudad si no tienes el dineral que cuesta quedarte en los hoteles adyacentes al Moscone.
Como decía, es una ciudad de grandes contrastes, donde en el pasado me planteé vivir, pero que ahora ni se me ocurriría. Es increíblemente cara, posiblemente la que más en USA y quizá donde más inseguro me he sentido en los 15 años que llevo en Estados Unidos.
Pero volvamos al Moscone. A la GDC 2023.
Ha sido un privilegio poder asistir a esta gran convención gracias a la ayuda de Kristian y AKB. En la vida hubiera podido pagarme el pase. Y nunca he tenido la suerte de que las compañías en las que he estado me considerasen necesario allí, así que esta era una oportunidad increíble por la que estoy agradecidísimo.
El número de charlas que ocurren a cada hora cada día es imposible de llegar a entender. El material que se trata en la GDC es de un nivel avanzadísimo, y la calidad de las charlas es, en general, increíble. Entre reunión y reunión, pude asistir a un par y me encantaron. Una de ellas enseñando a jóvenes a plantearse un framework para llegar a ser buenos directores de arte. Técnicas para como organizar una dirección exitosa en sus proyectos o en sus carreras.
Otros paneles trataban sobre el estado de la industria, otros eran completamente técnicos y otros mostraban partes específicas sobre tecnología o algún juego en el que habían trabajado. Hubo paneles sobre AI, otros sobre economía, también sobre el negocio y el marketing. La variedad es exponencial e imposible de abarcar. Por eso es tan importante acceder al GDC Vault, una base de datos online donde se puede acceder a TODAS las charlas y paneles dados en la conferencia. Pagando, claro.
Yo me lo tomé con tranquilidad, porque mi objetivo no era asistir a todas las charlas posibles, podré acceder con alguna cuenta antigua al Vault, o si acaba teniendo sentido y puedo, compraré acceso. Mi objetivo era el otro gran lado de lo que es esta conferencia (y la razón por la que descubrí que mucha gente asiste incluso sin comprar un pase): Networking.
El número de gente que viaja a esta conferencia y simplemente va a reuniones, queda en los parques, bares, restaurantes y hoteles colindantes ¡es enorme! Y ahí está el gran valor de todo esto, la gente que conformamos esta gran industria. Los devs que trabajamos diariamente para que sea una industria interesante, diversa, justa y donde podamos desarrollar nuestras ideas para entretener al mundo. Los que creamos para vuestro disfrute. Ese es el verdadero corazón de esta y de todas las demás convenciones a las que asistimos.
En mi opinión, la GDC necesita evolucionar en un modelo más sostenible, donde el contenido sea mucho más accesible para todos, los precios son una locura, y el contenido es demasiado bueno como para que solo unos cuantos tengan acceso. Pero también es un punto neurálgico donde espero poder tener más presencia cada año, tanto como individual como developer para desarrollar el gran network y las posibilidades de negocio en el futuro.
Jaume Mora ha trabajado como desarrollador en videojuegos como Sunset Overdrive o Spiderman. Además de en Insomniac, ha formado parte de Lightspeed Los Angeles, un estudio de Tencent, y de Gameloft, entre otras.