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Reseña: Dordogne, duelo y familia

Dordogne - destacada

La familia no es una entidad monolítica e inmutable, siempre en armonía consigo misma. Los problemas, los roces, las discusiones y malentendidos… todo ello puede derrumbarla, dejándonos solo con los recuerdos, a veces buenos, a veces malos. Y al final, como en Dordogne, quizá solo al final nos demos cuenta de qué hemos perdido.

Arte en nuestras manos

Hacía tiempo que quería probar este juego, no os voy a mentir. El estilo del título, desarrollado en conjunto por UN JE NE SAIS QUOI y Umanimation, me llamó desde el primer momento, y tratar las relaciones familiares rotas es algo que me atrae como temática por lo personal que es. Todos hemos perdido a un familiar, ya sea por la muerte o por los desarreglos que puedan surgir, y explorar esta idea como un observador, participando de la vida de otras personas, puede permitirnos explorar nuestro propio interior. Si no os ha pasado, probablemente seáis muy jóvenes aún para ello.

Dordogne construye para esto un escenario idealizado: la campiña francesa. Conforme pasan los años es más común que se pierda esta sensación de «pertenencia a un lugar» debido a la gentrificación, pero el concepto de «ir al pueblo» o lugar de origen de la familia seguro que sigue presente en muchos de vosotros. En este caso le ocurre a Mimi, nuestra protagonista, que quiere comprender a la mujer que le marcó la vida… y de la que apenas recuerda nada por culpa del tiempo y la distancia: su abuela Nora.

Relaciones de familia

Todo lo que Mimi aprende de su abuela viene por lo que representa su espíritu y su pasado: la casa familiar. En ella Nora vivió con Bernaud, su marido, y crio a su hijo, Fabrice, hasta que el segundo se lanzó al mundo y el primero falleció. Llena de fotos, de plantas y de vestigios del pasado, la Mimi adulta, recientemente despedida del trabajo, explora la vivienda intentando reencontrarse a si misma y lo último que le legó su abuela a través de una carta: una maleta. ¿Qué contendrá?

En la casa iremos viajando del presente al pasado recordando fragmentos del único verano que Mimi pasó con Nora y qué significó para ella. Desde que llega hasta que termina ese mes en sus recuerdos, cada paso que la Mimi adulto de en busca de respuestas nos llevará a repasar un momento del pasado: cuando llegó por primera vez junto a su abuela —con la muerte de Bernaud aún reciente—; cuando visitaron juntas el mercado; la primera vez que fueron a la playa… poco a poco acercándonos más a Nora.

Siguiendo la narrativa

Todo esto el juego lo realiza en poco tiempo y con una jugabilidad que no se entromete con la historia. Casi anecdótica, Dordogne quiere que disfrutemos con su increíble apartado visual, sin duda lo más logrado del juego, haciendo que contemplar cada escenario sea un gozo. Las mecánicas consisten en mover un cursor —que si bien en PC es sencillo, usar un mando lo hace ligeramente más tedioso— y mover cosas o bien usar el joystick para mover a Mimi. No tiene más.

Pero esto no desmerece al título. Dordogne sabe lo que busca y es que empaticemos con la protagonista a través de la interacción, pero sin que nos desviemos de ella. Todo será para que no nos desviemos más allá de un minuto, e incluso los coleccionables y logros están acorde a ello. Coleccionar cartas y grabaciones que nos muestren lo que ocurrió, encontrar pegatinas y palabras, además de grabar sonidos, con lo que crear páginas de un diario que, al final del juego, tendrá un sentido.

Impresionismo móvil

¿Y he dicho ya lo bonito que es? Dordogne es precioso, como ver una pintura impresionista de dicha región francesa. Todos los colores atraen a una nostalgia que ni siquiera hemos vivido pero podemos compartir. Las escenas con Mimi adulta utilizan tonos más fríos mientras la Mimi niña ve todo con colores vivos, simbolizando la forma de ver la vida de cada etapa y la tristeza de Mimi buscando su pasado. Un mundo que pierde color ante la perdida contra la calidez de la nostalgia.

Musicalmente, por otro lado, simplemente acompaña. Es uno de esos juegos donde el apartado sonoro brilla más en sus efectos que en su banda sonora, pues sirve mucho más para introducirnos en la Dordoña. Además, que el juego esté completamente doblado al castellano es un punto muy a favor, con las voces de Alfonso Vallés —Solid Snake en Metal Gear Solid— como Edouard o Elena Barra —Sage de Sonic Frontiers— como Mimi que dan calidad al doblaje. Lástima que los subtítulos no coincidan exactamente con lo que hablan los personajes.

En resumen

Si bien Dordogne es un gran juego que sabe como enfocar al jugador para ver sus puntos fuertes disimulando sus flaquezas, no puedo evitar pensar que intenta contar más cosas de las que puede, con historias que se quedan sin consolidar. Cuando se trata el tema de Fabrice con sus padres, la historia no llega a ningún punto por mucho que se mencione en cartas y cintas. Puedo entender que nunca sepamos que separó a Nora y Renaud de su hijo, porque nunca se intenta incidir en ello más allá que con un «fue una pelea», pero lo otro si se trata en varias cartas. También la historia de otro personaje, Renaud, se queda quizá un poco coja o, por así decirlo, a imaginación del jugador, pero ésta es más excusable.

Pero pese a eso, sigo quedándome con la bonita experiencia que ha sido Dordogne. Ha coincidido que he podido jugarlo además con el lanzamiento en físico del título, publicado por Pix’n Love Games y distribuido en España por la buena gente de Tesura Games. Es un juego cortito, pero que sabe sacar la lagrimilla gracias a su historia tan cercana y la belleza de su arte, lo que lo hace destacar por sus propios medios. [79]

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