Análisis: Dragon Quest VIII se mantiene como un grandioso J-RPG

Hace apenas unos meses llegaba por primera vez a Europa la séptima entrega de Dragon Quest, la célebre saga de J-RPG de Square Enix que arrasa en Japón, en su versión para Nintendo 3DS con un resultado muy satisfactorio. Hoy es el turno de Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito.

Este juego sí que tuvimos la fortuna de disfrutarlo hace una década en Playstation 2, siendo el primer título de la serie que vio la luz por nuestras fronteras y dejando huella entre muchos de los aficionados al rol nipón que quedaron entusiasmados no solo por su estética y diseño de personajes, responsabilidad como siempre del padre de Dragon Ball, Akira Toriyama, sino también por una trama muy bien hilvanada y un sistema de combate a la altura de lo que se podría esperar en su género. Nuestro compañero Daniel Larrosa daba buena cuenta de lo que este episodio significó en este artículo de septiembre del pasado año. Conozcamos ahora un poco más sobre su adaptación a los circuitos de la portátil de Nintendo.

El Reino de Trodain ha caído en las sombras

La trama continua siendo la que ya conocíamos de PS2: Un malévolo bufón conocido por el nombre de Dhoulmagus se ha infiltrado en el Castillo de Trodain para hacerse con un misterioso cetro de gran poder, con el que enzarza y asola el reino, además de dejar maldita a su familia real, en las figuras del rey Trode y la princesa Medea, que ven modificada de forma brusca sus apariencias haciéndolos irreconocibles y destinados a vagar por el mundo en el exilio. Por suerte, cuentan con la ayuda de nuestro héroe, un joven y valeroso guarda real que se ofrece desde el primer momento a acompañarles en su camino con la esperanza de seguir la pista del bufón para evitar que este siga obrando el mal por otras tierras y obligarle a que les devuelva su aspecto real. Pero no estarán solos en esta tremenda empresa: veremos cómo en seguida se une a la causa Yangus, un entrañable bandido de buen corazón que se cruza pronto en sus caminos, y no pasarán muchas horas hasta que se complete el resto del plantel principal, con Jessica, una taimada maga de armas tomar, y Ángelo, un templario de lo más locuaz y vividor, completando el equipo.

Pronto descubriremos que uno de los motivos que hacen a este Dragon Quest VIII un juego especial son las relaciones y los lazos que se crean entre sus personajes, con un tono cómico muy marcado con el que es sencillo empatizar. El diseño de estos, como ya citábamos en la introducción, vuelve a ser obra de Akira Toriyama en un gran trabajo del mangaka al que adoramos todos los niños de los noventa por las aventuras y desventuras de Goku y sus amigos. Salvando al protagonista principal, que, como en muchos de estos títulos nipones, es más que parco en palabras, los miembros del elenco tendrán una personalidad bastante marcada, como también lo serán sus motivaciones. Lo mejor es que te harán reír de lo lindo con sus ocurrencias, malentendidos o simplemente por sus reacciones tan expresivas, en las que las continuas disputas entre Yangus y el Rey Trode se llevan la palma.

Como ya ocurría en la entrega anterior, la trama principal se va desgranando poco a poco según avanza nuestro viaje pero cada nueva ciudad o pueblo en el que nos adentramos tiene su propia pequeña historia que contarnos en relación a la nuestra, con sus personajes característicos y a menudo con un pequeño encargo que deberemos atender si queremos avanzar. Aunque el patrón de desarrollo es siempre más o menos el mismo (acceder a una mazmorra, derrotar a un jefe y obtener algún objeto) las peticiones son lo suficientemente variadas y entretenidas como para no caer en el hastío argumental y nos dejan una buena ración de momentos para el recuerdo.

Un mundo enorme por explorar

Entrando en el apartado jugable, nos encontramos con un J-RPG de libro, con todos los elementos que podríamos esperar si estamos habituados al género o a la propia serie, publicada por primera vez por Enix en los años ochenta. La primera faceta a destacar es la exploración: En esta octava entrega se nos presentaba por primera vez dentro de los Dragon Quest un mundo inmenso por explorar en completo 3D, con lo que ese salto suponía a la hora de recrear los preciosos paisajes de sus continentes e islas, ya sean bosques, desiertos, valles, colinas o montañas heladas, así como el amplio número de localidades que conocer y visitar, cada una con su vida urbana, sus costumbres, tradiciones y numerosos NPC con los que interactuar o tiendas en las que pertrecharnos de ítems, equipo o armas más poderosas, a cambio como siempre de la suma requerida. Gracias a nuestros poderes mágicos, podremos teletransportarnos a muchos de los enclaves de importancia en un abrir y cerrar de ojos o explorar los parajes raudos a lomos de un imponente Dientes de Sable, si superamos con éxito una misión secundaria a mediados del juego.

También incluye un ciclo día-noche, con lo cual algunas acciones solo serán posibles de realizar en momentos determinados, como el encuentro con ciertos secundarios o el acceso a tiendas con un horario determinado, que de forma habitual es el diurno. En ocasiones es posible que nos encontremos con zonas de un edificio o mazmorra a la que no tendremos acceso a pesar de necesitarlo. Ahí entrará en liza nuestra pequeña mascota, un ratoncín llamado Munchie que viaja siempre en el bolsillo de nuestro héroe y que podremos controlar en determinados instantes para sacarnos del apuro y permitirnos acceder a estos lugares a los que antes no podíamos. En otras fases del juego será un pequeño puzle el que nos impedirá avanzar pero no suelen ser demasiado complicados y la solución está más o menos clara.

Gracias a los gatillos, la cruceta o el pequeño stick derecho, en el caso de las New Nintendo 3DS, controlaremos la cámara a nuestro antojo, puesto que de forma automática no va del todo fina en cada instante. La primera hará rotar a la vez al personaje, permaneciendo siempre a su espalda, y es la más cómoda a la larga, utilizando las demás de forma puntual para observar algún detalle concreto o corregir el punto de visión ante la presencia de un obstáculo. Para una vista incluso más precisa tendremos la opción de activar por unos instantes la primera persona, pero su uso no es demasiado necesario y pocas veces la utilizaremos durante el juego.

Una de las novedades principales de esta versión para Nintendo 3DS es el fin de la aparición aleatoria de lo enemigos, con los que entrabamos de forma directa en combate en el original. Ahora estos aparecerán delante nuestro cuando avancemos en el escenario y podremos decidir si queremos confrontarlos o si preferimos esquivarlos, salvo cuando naveguemos por el mar donde sí que entraremos a luchar sin previo aviso. Seremos por lo tanto más selectivos sobre que enemigo afrontar, lo cual nos puede ser de ayuda en las áreas en que aparezcan los tan apreciados como huidizos limos metálicos, en todas sus variantes, que potenciarán a nuestro equipo gracias al notable incremento de experiencia que estos aportan. Por lo general, si nuestro deseo es combatir, siempre habrá un enemigo cerca, aunque más de uno nos rehuirá si les sobrepasamos demasiado en nivel.

Combates de corte clásico pero más ágiles

En lo referente a las batallas en sí, nos encontramos con el típico sistema por turnos, Nuestros personajes podrán realizar un ataque físico básico, magia o una de sus habilidades especiales, útiles sobre todo ante ciertos enemigos o grupos de estos. Otra opción es la de mentalizarse, que nos permitirá acumular cada vez más energía a cambio de perder uno o varios turnos, para luego realizar un ataque realmente potente con resultados que pueden llegar a ser devastadores para nuestros rivales. O la de tratar de intimidarlos, con lo que conseguiremos si tenemos suerte que los monstruos huyan despavoridos, aunque también bien podremos huir nosotros si no lo vemos claro, con el riesgo de que corten nuestra escapatoria y perder el turno sin ofrecer replica alguna.
En la portátil tendremos además varias opciones extra que nos permitirán avanzar de forma más ágil durante el juego: la primera de ellas es automatizar las acciones de nuestros personajes para que ataquen, ya sea de manera desbocada, prudente, sin utilizar magias, señalarles que queremos que se mentalicen o que se dediquen a labores curativas a favor del resto del grupo. La segunda opción será la de acelerar de modo notorio las animaciones durante los combates, por lo que todo será más veloz y supondrá a la larga un número de horas sensiblemente menor en un título con contenido para decenas y decenas de estas, lo que es otra diferencia respecto a la versión para sobremesa de 2006.

En cuanto a la subida de nivel, a medida que consigamos la experiencia requerida lo iremos elevando, como en cualquier otro RPG al uso, e iremos obteniendo algunas habilidades predeterminadas. Pero también se nos dotará de una serie de puntos de destreza, con los que especializaremos a nuestro antojo al personaje ya que podremos destinarlos a la categoría que deseemos. Lo habitual es que nos permita potenciar el uso de determinados tipos de armas, siempre que sean compatibles con ellos, o un aspecto por el que destaque, como puede ser el Atractivo en el caso de Jessica, la Humanidad en Yangus o el Carisma en Ángelo, sin olvidar el Valor de nuestro héroe, con lo que obtendremos todo tipo de magias y habilidades relacionadas. Además, con cada avance en el rango obtendremos un nuevo título relacionado con este, aunque sin ningún valor más allá del nominal.

Los diseños de los monstruos, también a cargo de Toriyama, tienen la enorme variedad que es santo y seña en la saga, con muchos que son ya todo un icono dentro de los videojuegos. Varían en su hábitat, en sus costumbres horarias y paso a paso iremos encontrándonos con los más duros de roer, de tamaño y aspecto más imponente. Tendremos la opción de reclutarlos para nuestra causa tras derrotarlos si aparece un pequeño símbolo sobre su cabeza cuando los encontremos y formar equipos de tres monstruos, que podremos usar luego durante nuestros propios combates o competir contra otros conjuntos de estas criaturas en la Arena de Monstruos, donde, previo pago de una inscripción consonante con el rango en el que queramos entrar, iremos obteniendo diversos premios y ventajas gracias a un curioso y peculiar personaje que conocemos como Morrie. Habrá que ser cuidadosos con la elección del equipo y estar al tanto de sus stats si queremos llegar a la cúspide del campeonato.

El Pote de Alquimia volverá a ser una opción fundamental a la hora de conseguir mejores armas y equipo para los personajes. Dentro de él podremos añadir todo tipo de elementos con la esperanza de lograr un objeto mejor tras combinarlos. Tendremos la capacidad de mezclarlos sin más aunque lo ideal será seguir alguna de las numerosas recetas que iremos conociendo gracias a los comentarios de la gente, las placas o tablillas y, en especial, tras la lectura de lo que hallemos en las estanterías de los diversos recintos que exploremos, por lo que siempre será buena idea curiosear a fondo cada uno de los lugares para hallar estas recetas, a la vez que conoceremos un poco mejor el trasfondo cultural del mundo que nos rodea. Y con ello también obtendremos las numerosas mini-medallas que están escondidas por todos lados y que podremos ir canjeando por artículos bastante interesantes.

El Modo Foto, uno de los grandes añadidos

Otra de las novedades en 3DS de Dragon Quest VIII es el Modo Foto. Bastará con pulsar el botón Start para entrar en él. Una vez dentro, podremos jugar con el ángulo, el zoom o la posición de la cámara e incluir si deseamos a otro personaje del grupo o realizar una serie de poses con nuestro protagonista. Nos serviremos de esta opción para obtener recompensas cuando realicemos una captura acorde a las peticiones de Camarón, el fotógrafo oficial de Puerto Horizonte, que nos encargará inmortalizar a personas, monstruos, paisajes o algunas estatuas doradas de Limo que se camuflan por los interiores de las distintas localidades por las que pasemos como parte del mobiliario. Exclusivo en esta versión es también la posibilidad de añadir a la escuadra dos personajes que no se podían controlar en PS2, con los que rotar a los cuatro principales si nos apetece hacerlo, aunque no tengan en realidad un peso fundamental en la historia y puedan parecer metidos con calzador en un argumento ya asentado del que sólo eran secundarios.

Sobre los menús, estos beben más de los anteriores remakes que han ido saliendo de la saga Dragon Quest en DS y 3DS que de la octava entrega en la consola de Sony. Cumplen bien su función aunque no siempre son del todo intuitivos y pecan quizás de excesiva sobriedad. A la hora de equipar un objeto conocemos las mejoras que nos va a aportar en la stat pero no si nos merma en algún otro parámetro. Un ejemplo de esto sería un anillo que nos haría ganar en ataque pero no nos avisa que a la vez perderíamos en defensa porque supondría desequipar otro útil. Y en lo que se refiere al apartado Miscelánea, como ya el propio nombre da a entender, da cabida a demasiados elementos sin relación, ya sea modificar nuestro Equipo de monstruos, curar al grupo al completo, cambiar la táctica, acceder al pote de alquimia o al guardado rápido, que también se incluye en esta edición como ya lo hiciera en la séptimo episodio en 3DS, para mayor comodidad al no tener que recurrir obligados a las iglesias para salvar nuestro progreso.

En la pantalla inferior visualizaremos de forma eficaz el mapa, ya sea centrándolo en el área colindante o ampliándolo a todo el mundo disponible. Tendremos también accesos rápidos a magias como el Telerregreso, que nos permitirá volver de manera inmediata a cualquier lugar importante que ya conozcamos, invocar a ciertas criaturas para movernos veloces por el entorno o recorrer grandes distancias, acceder al Pote de alquimia o hacer una breve consulta a nuestros compañeros de aventura, los cuales pueden darnos una pista oportuna si en algún momento nos sentimos un poco perdidos. En total he tardado unas sesenta horas en terminar la trama, más casi una decena adicional para completar los desafíos extra a los que se tienen acceso entonces, bastante más exigentes, y poder ver los dos finales buenos con los que cuenta el juego, uno inédito hasta esta versión portátil y que a buen seguro será del gusto de muchos fans. Lo cierto es que se podría completar en menos horas yendo más al grano pero la naturaleza de este título invita a perderse por su mundo e intentar descubrir todos sus secretos, siempre recordando que en PS2 la duración podía llegar a ser hasta quince-veinte horas superior, por la dinámica de los combates sin las opciones de aumento de velocidad y automatización de funciones.

La dupla Toriyama/Sugiyama vuelve a ser clave en lo audiovisual

De primeras, el remozado apartado gráfico para adaptarlo a la portátil no impacta tanto como lo hacía en Dragon Quest VII, que se veía entonces por primera vez en total 3D. Pero es que El Periplo del Rey Maldito ya lucía fenomenal en PS2 y da la sensación de que no han conseguido trasladarlo con la calidad exacta del original, al estilo de lo que ya pasaba con Xenoblade Chronicles 3D (Monster Games, 2015) respecto a su versión para Wii, como por otro lado no deja de ser lógico al tratarse de versiones de sobremesa, aun con unos años a sus espaldas. Las texturas son algo más pobres, el cel shading no se percibe tan bien e incluso se pierde parte del detalle de las vestimentas, la vegetación o ciertos efectos gráficos. Dicho esto, obviando ya la comparación, el juego está a la altura de lo que se podría esperar en lo técnico de un buen desarrollo para la consola. Nos ofrece parajes enormes rebosantes de colorido y sitios pintorescos que visitar, lo que se une al gran trabajo del que ya hemos hablado de Akira Toriyama a la hora de diseñar los personajes y los monstruos, con todas sus improntas características, que quedan con cariño en la memoria del jugador. Se mantiene eso sí, como en el VII, un popping más que notable, incluso jugándolo en New Nintendo 3DS, y la ausencia del efecto estereoscópico, que cada vez parece más condenado al olvido.

Mención aparte merece la maravillosa banda sonora firmada una vez más por el maestro Koichi Sugiyama y que acompaña a la perfección la odisea de nuestro héroe y sus compañeros, aunque empiece a hacerse un tanto escasa y repetitiva tras muchas horas jugando, como era el caso al igual en la séptima entrega. Aun con ello, es de las que se recuerdan con el tiempo y que siempre apetece recuperar aunque sea para tener de fondo en el ordenador mientras nos dedicamos a otras tareas. Mantiene el buen doblaje en inglés con el que ya contaba el original, especialmente divertido con Yangus, el Rey Trode o el mismísimo Morrie, con su particular acento. Por supuesto, todos los textos están localizados al completo a nuestro idioma aunque no destaque tanto la traducción como sí hacía en el anterior, que tenía textos muy inspirados, aunque algunas de las características del VII ayudaban a que ello fuera más factible.

Tan cierto ayer como hoy, Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito se mantiene como el grandioso J-RPG que siempre fue, por lo que es la ocasión perfecta para retornarlo de nuevo, descubrirlo por primera vez, si no tuviste la oportunidad de disfrutarlo en su día en PS2, o comenzar a adentrarte en la saga de Square Enix, para lo que también sería un título adecuado, incluso mejor que el remake del VII. Un mundo enorme rebosante de magia, una jugabilidad tradicional pero solida y mucho más ágil, una trama que te atrapa y, sobre todo, mucho mucho humor, repleto de momentos de lo más divertido. Las expectativas por el futuro Dragon Quest XI, previsto para este mismo año en PS4, Nintendo Switch y 3DS al menos en el país del sol naciente, no podrían ser más altas pero existen pocas formas mejores para aliviar la espera que dedicarte en cuerpo y alma a esta octava entrega vayas donde vayas con tu portátil, por las inmensas horas que te puede llegar a tener pegado a la pequeña pantalla. De un modo u otro, y como bien dice siempre este juego, “Descansa hasta la próxima aventura, valiente héroe”. [90]

  1. Empecé el 7 en el último viaje de curro. Me gusta mucho el arte de la franquicia, pero que el personaje no cambie cuando le cambias la ropa es una cortada de rollo. Tengo este 8 pendiente, pero quiero darle al 7. Y ahora con la Switch…

    • Con el VII solo ya tienes ahí para muchísimas horas, mi partida se fue al final por encima de las 100. Tienes razón en lo de la ropa, al final el aspecto dependía de la clase en la que te especializaras y eso se desbloqueaba ya con el juego bastante avanzado. En este se mantienen en gran medida, salvo con algunas armaduras muy top y con el personaje de Jessica, que hay más posibilidades de cambiarle el atuendo. Hoy en día se hace un poco raro, es cierto…

      ¡Gracias por comentar, Cristian!

    • ¡Gracias, Choro! Yo lo he disfrutado mucho más a fondo esta vez en 3DS pero es toda una joyita de PS2. Es complicado encontrarlo pero hace poco lo vi seminuevo a 4,95 en un Game. De no tenerlo ya hubiera caído del tirón.

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