Dragon Quest VIII: lo importante no es el destino, sino el camino

Si Final Fantasy VII dio a conocer su saga en occidente, Dragon Quest VIII hizo lo propio con la suya en Europa. De hecho inicialmente no incluía el número y se le conocía como Dragon Quest: El Periplo del Rey Maldito. El juego tuvo mucho éxito y gracias a ello se han ido desarrollando remakes de todas las entregas de la saga hasta el IX.

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Dragon Quest VIII, un cllásico inolvidable

Fue lanzado en Japón para PS2 a finales de 2004 y no fue hasta año y medio después, en abril de 2006, cuando llegó a España. Ese mismo año también fue el de Final Fantasy XII y Kingdom Hearts II. Sin duda un gran periodo para Square Enix que culminaría con el anuncio de la Fabula Nova Crystallis en el E3, que aún hoy en día no hemos visto llegar del todo. Desarrollado por Level 5, es el primer Dragon Quest después de la fusión de Squaresoft y Enix.

Pongámonos en situación: un bufón llamado Dholmagus llega al Castillo de Trodain para robar un cetro mágico, cosa que consigue. Gracias a ello transforma al rey de Trodain en sapo, a la princesa en yegua y a todos los demás en espinos por todo el castillo. Qué mal rollo, ¿No? Los motivos de todo esto los iremos descubriendo poco a poco. Tras los acontecimientos el Rey Trode, la Princesa Medea y el héroe de nuestra historia – con menos personalidad que una maceta – se van a emprender una aventura por el mundo para hacer que todo vuelva a la normalidad.

Un aspecto visual mágico

Dragon Quest VIII sigue el ejemplo de RPG clásico en su máxima expresión pero bien hecho. Durante el transcurso de la aventura iremos viajando por un mundo abierto con un acertadísimo estilo cel-shading que dota al juego de unos gráficos atemporales. El resultado acaba siendo un mundo colorido con emplazamientos llenos de vida en los que no nos importaría quedarnos a vivir. Además también hay ciclo dia-noche, con lo que determinadas cosas pasarán en momentos diferentes del día. Quizás en un bar haya un personaje que aparece sólo por la noche o las tiendas sólo abren por las mañanas.

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Recorreremos distintas localizaciones – pueblos, castillos, cuevas… – en las que nos encontraremos diferentes conflictos. Como si de capítulos de un libro se trataran pero todos conectados de manera transversal mediante unas pinceladas de sucesos de la trama principal, con lo que podemos disfrutar de situaciones muy distintas entre ellas mientras poco a poco sabemos más acerca de las motivaciones de nuestros enemigos. Como dice el dicho, lo importante no es el destino, sino el camino. Y Dragon Quest VIII cumple perfectamente con ello. Desde la primera ciudad que visitamos ya nos encontramos con historias que nos emocionan, como la del adivino Kalderasha y su hija, la del rey de Ascantha o todos los hechos de la Abadía de Maella. Hay peleas, monstruos, venganzas, muertes, traiciones, y amor verdadero. Una aventura en toda regla que nos fascinará en lo que respecta la historia.

La clave de Dragon Quest VIII

¿Qué es lo que hace este periplo tan apasionante? Muy fácil: el humor. Iremos acompañados del ladrón Yangus, la sexy Jessica y el galán Angelo, de los que podremos saber mucho más sobre sus pasados y conectar con ellos. Personajes puramente tópicos pero con una excelente gracia y personalidad que caracteriza a la saga. Este Dragon Quest, como todos los demás, cuenta con el trazo de Akira Toriyama – autor de Dragon Ball – en todos los personajes. Esto permite unas expresiones faciales muy familiares y divertidísimas que van totalmente en sintonía con la atmósfera del juego: una aventura que deja espacio para los momentos de melancolía pero que en general se mantiene optimista y con un humor fresco durante todo el desarrollo. La mayor parte del mérito es del Rey Trode, con su humor ácido que le caracteriza pero los momentos de comedia no acaban ahí, de hecho es una constante común con momentazos que no quiero revelar por si alguien va a jugar al remake y no ha jugado nunca a Dragon Quest VIII.

En cuanto al apartado musical tenemos melodías que son una verdadera pasada y consiguen acabar de meterte de lleno en el mundo. Esto es cierto, pero quizás sólo durante las primeras 20 horas. Luego continúan siendo buenas, pero cuando tras 40 horas llegas a una nueva ciudad y escuchas la misma canción que escuchaste hace apenas unas horas de juego atrás no puedes evitar pensar “otra vez no…”. Esto es debido a que lamentablemente la lista de canciones de la banda sonora es bastante escasa. Mención especial a la melodía de batalla, que de por sí no es que sea una maravilla y cuando vas por la mitad del juego optas por quitarle el volumen a la tele de lo rallante que puede ser. Ah sí, el juego viene doblado al inglés, con unas voces que bueno, digamos que las japonesas son mejores.

RPG de pura cepa

Pasemos al gameplay. Tenemos el clásico sistema de RPG por turnos. Puedes atacar, hacer magias, equipar objetos, usarlos… en fin, lo que casi cualquier RPG tiene. Pero tiene algunos aspectos que lo diferencian. Primero de todo tenemos el sistema de tensión con el cual podemos acumular energía, convertirnos en una suerte de super saiyan y hacer ataques más poderosos. Particularmente efectivo contra determinados jefes para acabar con ellos más rápido. También tenemos el sistema de habiidades. Al subir de nivel cada personaje recibe unos puntos que puede asignar la destreza con una arma determinada. Así podemos personalizar a nuestros héroes haciendo que uno sea experto en espadas, otro en arcos y más.

Una cosa que no me mola, aunque de eso pecan muchos RPGs, es el hecho de dedicarle horas a subir de nivel. No sé quién pensó que eso de levear era una buena idea pero desde luego que para mi no lo es. Si sólo pasara una vez en toda la aventura tiene pase, pero me ha pasado unas cuantas veces. Afortunadamente se puede ir directamente a por unos enemigos llamados limos metálicos que dan muchísima experiencia y además contaba con el portátil al lado viendo pelis mientras pulsaba X durante mis sesiones de entrenamiento virtual. Hay que decir que Dragon Quest VIII era el juego perfecto para prestarse a ello gracias a las melodías prescindibles al pasar las horas. Por fortuna no todo es malo en los enfrentamientos. Los bichitos a derrotar son la mar de simpáticos y tienen técnicas tan sorprendentes como mirarte con respeto o reír efusivamente, para seguir con eso que contaba del humor. Además hay algunos que puedes reclutar y usar en batalla, en plan Pokémon.

Un juego para muchas horas

Dragon Quest VIII no se queda sólo en seguir una historia y llegar al final, pues dispondremos de diversas cosas que hacer además de unas cuantas sidequests. Aparte del reclutamiento de monstruos tenemos el pote de alquimia, un ítem que podemos usar para hacer mezclas de objetos y obtener de mejores. Podemos crear los objetos a ciegas o bien gracias a recetas que vamos obteniendo al leer libros, aunque a la práctica lo mejor es mirar una guía por internet, más que nada para no desperdiciar objetos valiosos sin saber qué se va a obtener a ciencia cierta. También tenemos un casino con ruleta y máquina tragaperras bastante roto gracias al poder guardar partida, medios de transporte en forma de barco, tigre o uno que no mencionaré por posible spoiler y un lugar bastante molón: el Club Puf Puf. Quienes hayan ido lo recordarán de una forma, digamos, especial.

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En definitiva, Dragon Quest VIII se trata de un RPG único, excelente y uno de los mayores exponentes del género y del catálogo de PS2. Es largo hasta decir basta, pues mi partida duró unas 60 horas haciendo unas poquitas sidequests. Si no tienes suficiente tienes un montón de extras: todo lo que ya he ido comentando en este texto y una mazmorra secreta: las pruebas dragovianas. Eso sí, completar el juego al 100% es un reto bastante duro. Desde luego no es el Dragon Quest más largo – y ni falta que hace – , pero el que recuerdo con más cariño. Puedo decir que es mi preferido, a falta de probar el VI y el VII.

Hablando de este último, ha salido a la venta hace unos pocos días para 3DS. Y el remake de Dragon Quest VIII saldrá en 2017 y seguro que ganará mucho por el hecho de ser portátil. Vendrá junto con unos cuantos extras como nuevos personajes en el grupo, una mazmorra nueva o cutscenes inéditas. Si nunca lo has jugado hazte con él en cuanto salga a la venta, ya que encontrar el original para PS2 es cuanto menos imposible y las versiones para móviles… ni las mires.

  1. Enorme. Tengo dos para PS2, uno rallado pero que funciona bien y otro precintado guardado en una bolsa como joya.

    Le metí las horas de mi infancia a este juego sin duda. Perdí la memory card con la mejor partida completada, pero luego me puse otra vez a darle.

  2. Tuve la suerte de conseguirlo hace unos años nuevo por unos 10 euros y es de las mejores compras que podía haber hecho, toda una joyita. Justo ahora estoy con el VII y desprende la misma magia a cada paso.

    Es una pena que aun hoy les falte un poco del reconocimiento que sin duda merecen estos juegos por Europa, quizás por no llegar en su momento los episodios de Psx. Pero con 3DS, es el mejor momento para que todo el mundo les de una oportunidad.

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