Simon Stålenhag es un ilustrador sueco que ha trabajado en varios medios como el cine, publicidad, ilustración editorial además de hacer concept art para video juegos y ser una de las mitades que han creado un pequeño juego de plataformas indie llamado Ripple Dot Zero.
Su obra me parece de una factura monumental. Su dominio de la técnica es sublime. Su uso de los colores y su maestría con la iluminación en sus escenas me pone celoso y hace que mi pequeño pasajero oscuro ilustrador quiera coleccionar un portaobjetos con una gota de su sangre para, de alguna forma, inyectarme y absorber su alma con sus habilidades.
Ok, que me desvío.
En las decenas de imágenes que podemos encontrar en su website, dispuestas de forma vertical y cronológica, podemos apreciar la evolución que ha conseguido en los 4 años que lleva pintando escenas cotidianas en un mundo en el que a muchos nos encantaría pasar ni que fuese un solo día. Podemos ver como sus trazos y pinceladas se han ido refinando al paso del tiempo, dando lugar a algunas escenas casi foto realistas en las que tendrás que fijarte una segunda vez para ver que está ciertamente pintado. Y lo más sorprendente es que ni intenta conseguirlo. En ningún momento intenta ser foto realista. No esconde sus trazos, sus pinceladas o las texturas propias de la pintura ya sea digital o sobre lienzo de tela, pero lo hace con un uso de paletas de color tan bien escogidas y una fidelidad tan fina, que tus ojos te engañarán más de una vez.
Sus escenas tienen un gran protagonista: la cotidianidad. Consigue un gran contraste mezclando robots de un diseño ciertamente reminiscentes de Katsuhiro Otomo y Masamune Shirow o juegos como Half-Life 2 que le dan a todo un aire futurista, de diseño orgánico y altamente tecnológico, con la tecnología propia de los 80, más mundana, geométricamente ruda y palpable, que muestra mediante construcciones y vehículos. Pero además lo redondea todo con el tercer actor que es la propia naturaleza y su fauna. Es como si el tiempo se hubiese detenido después de algún experimento fallido y lo que queda son escenas oníricas en las que los que quedamos convivimos con animales y máquinas impropios de nuestra época. Sus ilustraciones se sienten como instantáneas robadas de momentos únicos, tienen ese poder casi etéreo o sobrenatural del ‘momento’.
En un tono más técnico, quizá lo que más me ha gustado de su obra son los esbozos y speedpaints, en los que realmente demuestra la soltura que tiene dibujando e ideando personajes. Mediante bolígrafos y rotuladores de punta de pincel consigue dar vida a los personajes que más tarde veremos refinados en sus pinturas. Ahí es donde realmente experimenta y deja ir su mente. La creatividad ocurre en esos pequeños esbozos y esa es la esencia de su arte.
Os dejo con una selección de su obra, pero no dejéis pasar la oportunidad de verla toda en su web, o de incluso comprar su libro.
Es alucinante, me recuerda muchísimo a la estética de District 9 y, como bien apuntas, de Half-Life.
¡Gracias por compartirlo, Jaume!
Por un momento he creido que se trataba de foto real mezclada con infografia 3d…. hasta que ampliando las imagenes me he dado cuenta que es todo pintado.
Me pido un Destiny con esta ambientacion y estetica.
Muy chula su obra, con estilo y personalidad.
Le he dado un buen repasito al sketchbook. 🙂