Qué poco – o qué mucho – nos hace falta para que nosotros, que no aprendemos, nos llenemos de hype hasta los topes. Tan solo una bonita imagen y nuestro corazón de jugón se enamorará irremediablemente de un título del que apenas habremos visto un par de trailers, como mucho. Así somos. Y así se aguanta esto.
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