Nota: mis impresiones se limitan únicamente al modo offline. Si quieres saber qué tal está el online, su apartado con mayor potencial, echa un vistazo a las impresiones que preparó Neko.
Estas impresiones han sido posibles gracias a la unidad Xbox 360 debug que Microsoft nos ha cedido y al disco de preview de Resident Evil Operation Raccoon City que Koch Media nos ha asignado. Muchísimas gracias a las dos.
Situémonos. La compañía Umbrella ha enviado a un grupo de acción a recuperar muestras de virus del laboratorio de William Birkin. Lo que aparentemente parecía una operación sencilla – liquidar a las fuerzas de seguridad de la planta, coger las muestras y salir – se acaba convirtiendo en una operación de limpieza en toda regla para eliminar el rastro de de la compañía en Raccoon City y evitar que se la pueda culpar de la catástrofe. Y entonces las cosas se vuelven interesantes.
Controlando al Wolfpack, el escuadrón asignado a la misión, debemos destruir todas las evidencias de la implicación de Umbrella con respecto los incidentes de Raccoon City. Wolfpack está formado por especialistas en matar, auténticos mercenarios a los que les da igual reventar cabezas de zombies que de inocentes que quizá sabían demasiado. El grupo, compuesto por 4 personajes con características únicas y habilidades y armamento diferente, pueden ser controlados por otros jugadores o por la CPU. En el caso de que sea la CPU, la IA hará lo que pueda para ser útil, aunque la verdad es que la cosa acaba la mayoría de las veces con todos mis compañeros abatidos y conmigo resucitándoles uno a uno… Es bastante evidente que está orientado al multijugador.
La jugabilidad de Resident Evil Raccoon City recuerda a la de un Call of Duty wannabe, aunque es inevitable compararlo con Left4Dead, al tratarse de un grupo de 4 jugadores armados hasta las cejas liquidando a centenares de enemigos. Y es que Capcom ha multiplicado por el infinito el número de zombies que nos encontraremos por los niveles, si lo comparamos con los anteriores títulos de la saga. Una multiplicación que únicamente encuentra justificación en la potencia de fuego con la que cuenta el Wolfpack, cuyo armamento no le anda a la zaga al disponible en la saga creada por Infinity Ward: fusiles, subfusiles, recortadas, granadas de diferentes tipos… Tal cantidad de armas y de potencial que parece que va a ser difícil que la tensión de otros Resident haga acto de presencia.
Tan diferente es el feeling con el resto de los Resident Evil que he jugado que cuando te encuentras por primera vez con una planta verde para recuperar energía, uno de los símbolos de la saga, uno se queda descolocado y recuerda de golpe, por unos momentos, a qué franquicia se está enfrentando. Porque sí, nos enfrentamos a un RE y Capcom aprovechará cada excusa para apelar a que estamos con la última entrega de una de las franquicias más importantes que los videojuegos han visto desde que vienen en soporte óptico. Si eres fan de la saga y te gusta la acción, esto promete. Si eres un purista de los Resident, me parece que lo tienes jodido. En cualquier caso, me reservo mi veredicto hasta meterle horas a la versión final.
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