Sin embargo, la incapacidad genética de los Carrasco para resolver un cubo de Rubik no hizo sino agudizar mi ingenio: despegar las pegatinas y/ o pintarlas, girarlo únicamente dos veces para siempre saber recomponerlo… lo miraba en la estantería, intentaba cogerlo, pero sentía un calambre en los dedos. Hasta que un día un borracho que se entretenía lanzando vallas de obra en medio de la calle a los coches que pasaban lo recepcionó de cabeza… Al tema: con este cubo de Rubik no lo habría hecho.
Básicamente, porque cuesta unos 300 € importado, suponemos que el doble en el hipotético caso de que termine saliendo en España. El iPhone se está destapando como un soporte idóneo para todo tipo de historias:
Por cierto, en Harpo tienen un tutorial de Chikilicuatre para resolverlo en 4 bailones pasos:
Aunque yo prefiero, sinceramente, este robot que lo hace él solito: