Me gustaría dejar algo claro, porque comentario a comentario parece que el mensaje original se está diluyendo y se está cambiando por otro que no me gusta nada, por no compartirlo personalmente y por creerlo más cercano a la difamación que a constatar algo real. Me estoy refiriendo a las calificaciones que está recibiendo mi excolega y exresponsable en Meristation, Nacho Ortiz.
Primero, me gustaría disculparme por poner su nombre y apellido en un sitio público como éste. En mi anterior artículo únicamente utilicé la forma «señor Ortiz», tanto por educación como por no provocar una situación como la que finalmente ha acontecido
Segundo, resaltar públicamente la labor que ha hecho los resultados que ha conseguido a lo largo de estos años en Meristation, impulsando la sección de consolas, la que, personalmente considero, es el auténtico motor de la página a nivel de contenidos. Más allá de los problemas con los colaboradores que haya podido tener, entre los que me incluyo, los resultados le avalan. Y de resultadista sólo se puede tachar a los que cumplen sus objetivos.
Sin entrar en la enésima valoración de sus métodos, sólo quería resaltar algo que nadie había puesto en los comentarios de los artículos que Toño y yo mismo hemos dedicado a Meristation, nuestro antiguo medio. Algo con lo que, algunos creen, se puede justificar muchas cosas: El Fin. El Objetivo Último, más allá de quedar bien, del qué dirán o de hacer o dejar de hacer amigos. Al César lo que es del César.