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El parkour de Prototype

Os voy a contar mi breve, aunque intensa experiencia con el parkour. Villaverde Bajo, años 80. Entonces el parkour se llamaba «hacer el burro en el parque». Un servidor, de huesos pesados, se dispone a saltar un banco haciendo un encogimiento sobre él para acabar en voltereta lateral sobre la hierba. Visualizo la escena, tomo carrerilla, cogo aire y me lanzo a por el salto que marcaría un antes y un despúes en la historia de los saltos bancarios. Me impulso con todas mis fuerzas, veo el banco bajo mi cuerpo y de repente un pie, con vida propia, se me queda enganchado en el respaldo. Recuerdo que todo pasó a cámara lenta. Mi boca se acercaba peligrosamente al suelo, debía poner las manos delante. Craso error. Me golpeo el diafragma con el bordillo y no puedo ni gritar para pedir ayuda mientras una docena de cabroncetes se parten el ojal. Dramáticos segundos hasta que uno de ellos se da cuenta de que no puedo respirar y saca un boli bic del bolsillo… Afortunadamente el aire volvió a mis pulmones antes de que me realizaran una traqueotomía de urgencia. Las operaciones «de urgencia» eran habituales en mi barrio, donde los chavales se hacían los agujeros de los pendientes con pins que regalaban pidiendo minis de calimocho y se dormían el lóbulo con los hielos del mismo. Años 80, qué lejos quedan los muy cabrones.

Todo esto para poneros el siguiente anuncio de Prototype en el que se mezcla realidad y ficción y que visionado tras leer mi historia con el parkour no pasa del mero aprobado.

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