Recibir un nuevo título de la famosa trilogía espacial (las nuevas no cuentan), siempre se recoge con cierto escepticismo, debido en parte, a la gran cantidad de mediocridades que LucasArts nos ha ido obsequiado a los fans durante prácticamente toda la existencia videojueguil. Podríamos hacer una lista interminable de espantos galácticos, que demuestran una habilidad del señor George para sobreexplotar económicamente todo aquello que vaya enfundado bajo el nombre Star Wars, proporcionalmente inversa a la calidad de los mismos.
La gran división que he encontrado en los foros de discusión, vislumbra claramente dos cosas: por un lado, que algo falla en el juego, y por otro, que muchos fans incondicionales han vuelto a caer en la subjetividad habitual de esta saga (y en su irremediable hype), con el condicionante añadido, de que el título, sobrepasa la anodina calidad a la que Lucas nos tiene habituados. Y como dice el dicho, “En el país de los ciegos, el tuerto es el Rey”.
Si diseccionamos la demo de Star Wars: El Poder de la Fuerza, enseguida llegamos a la simple
conclusión de que LucasArts nos ha intentado colar un beat’em up simplón y dopado con un motor de físicas bastante resultón que intenta en vano disimular sus las carencias creativas
. No voy a negar lo llamativo y convincente que resulta usar la Fuerza en la primera partida, e incluso en una segunda intentona, cuando ya la controlamos con cierta soltura, tenemos la sensación de tener ante nosotros un gran abanico de posibilidades jugables. Pero este espejismo termina por convertirsetarde o temprano en un claro ejemplo de una tecnología realmente potente, malgastada por culpa de la mencionada esterilidad creativa.
¿Por qué razón? Tan simple como que el uso de la Fuerza durante la demo (en el juego completo suponemos que será igual) no supone un avance jugable realmente útil. Podemos completar toda la demo prescindiendo de este poder -a excepción de la apertura de compuertas-, con un resultado más práctico y eficiente que con él. Tener que derribar o eliminar a los enemigos, haciendo uso de nuestra puntería con el uso de la fuerza, aun teniendo practica, termina siendo una situación absurda y casi frustrante. Por ello, una vez que nos hemos percatado de su utilidad real (ser espectacular y novedoso), caemos rápidamente en la cuenta, de que es más efectiva la técnica del sablazo láser típica de toda la vida, que recibir los disparos enemigos mientras intentamos desde la distancia, jugar al bowling midicloriano con cualquier objeto al alcance.
El resto del posibilidades del uso de la Fuerza, se completa con “impulsos” y “rayos”, ya desmarcados –en novedad y espectáculo visual- de su hermano mayor. Y que al contrario, sí ofrecen un uso más efectivo de dicha fuerza.
Y es aquí, una vez despojado de su principal cebo, donde Star Wars: El Poder de la Fuerza muestra realmente su cara de arcade reiterativo y limitado, gráficamente destacable, pero que termina desinflando su propio hype por un mal enfoque jugable de sus impresionantes posibilidades.
Mención aparte merecen otros fallos menores –en comparación-, como el insulso
doblaje y su sincronización con las cinemáticas, o los innecesarios QTE (quicktime events), fallos de vsync, o la absurda imagen de ver a nuestro personaje suspendido en aire, si usamos el sable láser al realizar un salto.
Ahora bien, si
habéis permanecido aislados de dicho hype, de sus publicitado tridente Euphoria-DMM-Havoc y de la omnipresente campaña de marketing, quizás encontréis un título entretenido, más espectacular que novedoso y con unos gráficos acordes a su generación, que a buen seguro os harán pasar largas horas delante de la consola, disfrutando de un arcade de grandes pretensiones, pero limitadas posibilidades (cosas del hype).
PD: Comparando ambas versiones, no he notado diferencias visuales destacables en ningún aspecto. La versión de 360 se ve algo mas oscura que la de PS3, incluso con el rango completo del hdmi conectado en esta última, pero es insignificante.