Hace unas semanas que sigo de cerca la evolución y el contenido de Elite: Dangerous mientras voy recogiendo monedas que encuentro entre los cojines del sofá para poder hacerme con el que considero un juego del siglo que viene. Y sí Elite: Dangerous ya era una locura en tamaño y contenido ahora llega Powerplay de forma gratuita para rizar el rizo.
La actualización más grande que el juego de Frontier ha recibido hasta la fecha introduce, entre otras muchas novedades, la opción de afiliarnos a una facción (aquí las llaman Poderes) a la que aportar nuestro granito de arena sea cual sea nuestro rol, explorador, pirata, comerciante, minero o lo que se nos antoje hacer en una galaxia que recrea la vía láctea a una escala 1:1 (no puedo decir o escribir esto sin sentir un escalofrío).
A la guerra de poderes se le suman otros añadidos como las 3 nuevas naves: Lakon Diamondback Scout, Lakon Diamondback Explorer y el Imperial Courier, el mejorado sistema de minería con nuevos drones y nuevas zonas de alta y baja minería con sus consecuentes riesgos a la hora de extraer y transportar materiales, una completa fuente de información sobre todo lo que rodea al juego llamada GalNet que se puede mirar desde la propia interfaz de la nave. Todo lo anterior sumado a un mejor sistema de recompensas, misiones, un repaso a la optimización y mejoras en el control nos obligan a no perder de vista a Elite: Dangerous, uno de los juegos de mundo abierto más interesantes de los últimos años que algunos ya consideran por encima del tardío Star Citizen.
Elite: Dangerous está disponible desde hace meses en PC y llegará a lo largo de este año a Xbox One. Mentiría si dijera que me cuesta imaginar un juego de este calibre bien optimizado para una consola de sobremesa, pero de conseguir una versión competente estaríamos ante una de las mejores armas de Xbox One contra PS4 de todo su catálogo.