El primer Epic Mickey me pareció un título soso que desaprovechaba como pocos la licencia en la que estaba basado. Eso de hacer un juego protagonizado por los personajes de Disney olvidados me pareció un desperdicio. Lo relativamente curioso que era estéticamente y lo entrañable que resultaba no compensaba lo que, para mi, era una mecánica de juego con un atractivo nulo.
Esta segunda entrega, ya multiplataforma, mejora algo la apuesta. Ahora encontraremos personajes de sobras conocidos por todos a los que los dibujos animados les gusten mínimamente. La jugabilidad se ha rediseñado para que dos jugadores puedan participar simultáneamente al más puro estilo Resident Evil 5. Es decir, que aunque juegues solo, controlando a Mickey, tendrás que soportar la presencia del segundo personaje, Oswald. Y no será una presencia anecdótica, pues tendrás que solicitar acciones por su parte que no podrán ser realizadas por Mickey únicamente. Esta obligación de colaboración con un NPC – si se juega solo – le resta muchísimo dinamismo a la experiencia de juego individual, aunque en partidas multijugador entiendo que es, al menos potencialmente, un aliciente.
Aunque estéticamente la cosa ha mejorado y el tono visual es mucho más acorde con lo que personalmente espero de un juego de Disney, lo cierto es que gráficamente está totalmente desfasado. Ni el encanto de los personajes que he visto pulular por los niveles, ni su fama, consiguen endulzar una apuesta gráfica que realmente no justifica el salto de plataforma: estos gráficos se podían mostrar, al menos aparentemente, en Wii.
El doblaje al castellano es quizá el mejor aspecto del juego, incluyendo hasta canciones con la letra impresa en pantalla para que podamos cantar si el cuerpo nos pide marcha o si estamos jugándolo con niños cerca. Aunque como sean de la generación Pokémon igual le ponen más pegas a este juego que nosotros mismos… Y es que la mecánica de juego carece de cualquier atractivo.
Sinceramente, no esperaba demasiado de Epic Mickey 2: El retorno de dos héroes tras mi experiencia con la primera entrega. Lo que me he encontrado es un juego demasiado respetuoso con su predecesor, poco inspirado y con un error, bajo mi punto de vista, de planteamiento: un modo cooperativo siempre está bien, si la experiencia merece ser compartida. Que, en mi opinión, no es el caso.